Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Tiempos muy desafiantes

La prolongada sequía que vive nuestra región nos está generando numerosas dificultades, con impactos significativos en la producción y la economía.

Lo que está ocurriendo es algo singular. Es la primera vez en el siglo XXI que hay un triple episodio del fenómeno de La Niña. Como se sabe, La Niña y El Niño (ENOS) son las fases opuestas de un mismo patrón meteorológico natural recurrente, que sucede desde hace miles de años. Desde que comienza de El Niño hasta que finaliza La Niña suelen transcurrir entre 2 y 7 años. El fenómeno consiste en una anomalía de la temperatura superficial del océano Pacífico ecuatorial, que tiene consecuencias planetarias.

En el este argentino, sur de Brasil y todo Uruguay La Niña produce sequía. Pero en otras regiones del planeta su ocurrencia aumenta las lluvias.

Esta inusual “triple Niña” que padecemos está castigando la región ocasionando un déficit hídrico severo. Comenzó en setiembre de 2020.

Importa aclarar que para Naciones Unidas El Niño y La Niña no son causados por el cambio climático, aunque algunos especialistas creen que ambos fenómenos pueden volverse más intensos y frecuentes como resultado del calentamiento climático. ¿Cómo es posible? Sospechan que puede afectar los impactos producidos por ENOS en términos de eventos climáticos extremos, como se están registrando en muchas partes del globo.

La situación imperante nos conduce al punto de partida. No cabe duda de que el calentamiento climático es una de las grandes preocupaciones de la humanidad. Implica un enorme desafío civilizatorio porque nos obliga a repensar nuestra relación con los ecosistemas en términos de producción, energía, uso de los recursos naturales, homeostasis de los biomas, transporte, cuidado de la diversidad biológica.

Hasta hace poco, centrábamos nuestro foco del calentamiento global en la contaminación antrópica de la atmósfera a través de la emisión de los gases de efecto invernadero. Pero pronto advertimos que esa mirada no era la correcta porque abordaba muy parcialmente el problema. Debimos prestarle una mayor atención a cinco subsistemas del planeta: el océano, la atmósfera, la criósfera (agua sólida: hielos y glaciares), la biosfera y los continentes.

Porque comprobamos que las alteraciones y los cambios que ocurren en uno de esos sistemas impactan en los otros de diversas maneras. El panorama se ha complejizado considerablemente.

En lo que respecta a nuestro país, aunque somos responsables de contribuir con solo el 0.05% de las emisiones mundiales de gases de invernadero, asumimos nuestras responsabilidades en lo que respecta al esfuerzo internacional de mitigación.

Las predicciones dicen que para 2100 la temperatura media en Uruguay se incrementará 3ºC, y también aumentarán las precipitaciones anuales. Lo cual provocará cambios importantes en la fauna, la flora y el agro.

Ante tal desafío debemos ser muy serios y responsables, preparándonos para alcanzar una buena adaptación a estas nuevas condiciones ambientales, con mucha seriedad e inteligencia, mediante la instauración de un modelo de desarrollo sustentable, lo mejor ajustado posible a nuestras características y necesidades.

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