Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Nueva reserva natural

El Gobierno Departamental de Rocha ha dado un paso importante en materia de la conservación de su patrimonio biodiverso.

El pasado 19 de octubre, la Junta rochense declaró a la valiosa isla del Padre, Reserva Natural Departamental. Está ubicada en el río Cebollatí, a unos 6 km de la desembocadura en la laguna Merín.

Son 800 hectáreas conformadas por varios ecosistemas (monte ribereño, palmares de butiá, bañados, pradera) que presentan entre otras singularidades, el contar con alguna especie propia de la “mata atlántica” brasileña, a pesar de su ubicación tan meridional. Son vestigios de esa frondosa vegetación subtropical.

Lo sorprendente de esta novel reserva es que hace más de medio siglo fue donada a la Intendencia de Rocha por su dueño, el Dr. Valiño y Sueiro, con el propósito de que se asegurara su protección.

Resulta difícil comprender cómo fue posible que en todo ese tiempo las distintas administraciones departamentales que condujeron los destinos de Rocha, no dieran ese primer paso fundamental de otorgarle una protección legal como área natural. Quizás la razón principal de su actual estado de conservación radica en que resulta difícil acceder a ella. Pero hay mucho por hacer.

La isla del Padre posee importantes sectores en muy buen estado natural, pero también muestra marcas negativas dejadas por las personas a lo largo de décadas.

Ha sufrido la tala de montes, la extracción de arena costera, la visita de cazadores y pescadores furtivos, y hasta la introducción de especies arbóreas alóctonas (eucaliptos, naranjos y fresnos) que deben ser eliminadas.

Es tiempo de la acción gubernamental. Esta reserva natural deberá ser “puesta en marcha” lo ante posible. Significa elaborar su plan de acción y de gestión, asignarle un presupuesto acorde que permita efectivizar las estrategias necesarias para que la reserva cobre vida como tal.

Por su condición de isla limítrofe entre Treinta y Tres y Rocha, resulta obvio contar con el involucramiento institucional de ambas intendencias, así como del Ministerio de Ambiente, de Probides (forma parte de la Reserva de Biosfera Bañados del Este) y de la Prefectura Nacional Naval que custodia el río Cebollatí.

La isla tiene un enorme potencial que deberá ser considerado muy seriamente.

Desde el punto de vista biodiverso, hay muchísimo por hacer. En primer lugar constituye un interesante desafío para la investigación. Probablemente allí esperan ser descubiertas más de una especie, abriendo un espectro de atractivas posibilidades para nuestros científicos.

El rubro más prometedor de su gestión puede ser el turismo de naturaleza, abordado con mucha profesionalidad y calidad de los servicios. Desde su acceso fluvial hasta los recorridos por senderos de interpretación bien instrumentados, pasando por la belleza escénica que caracteriza a esta magnífica isla rochense en sus variados ecosistemas, constituyen atractivos cada vez más demandados por el público.

Hay que felicitar a las actuales autoridades departamentales por haber tomado esta decisión largamente esperada. Ahora es tiempo de concretar su mejor funcionamiento con personal idóneo y la infraestructura necesaria para cumplir con todos los objetivos de conservación de la isla del Padre.

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