Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Emisor argentino

Avanza el proyecto “Sistema Riachuelo” en la costa argentina, frente a la costa coloniense.

Como se sabe, se trata de un mega colector subacuático de 4,3 metros de diámetro y 12 kilómetros de largo, que verterá al Río de la Plata, los desechos pre tratados de la caótica cuenca Matanza-Riachuelo de la Provincia de Buenos Aires, dónde viven algo más de 6 millones de personas sin servicio de saneamiento.

La intención es que esas aguas -que seguirán estando contaminadas aunque en menor cuantía- en vez de verterse en la costa lo hagan en el centro de la corriente del río que se dirige hacia el océano Atlántico.

La preocupación uruguaya radica en que la boca del emisor estará a solo 37 kilómetros de distancia de la costa de Colonia; y por lo tanto si se dieran algunos fenómenos meteorológicos extremos aumentarían la probabilidad de que algo de esa contaminación pudiera llegar ocasionalmente cerca de nuestras costas.

Todas esas previsiones tan necesarias para la correcta gestión de un río compartido, son las que le compete a la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP), ente binacional integrado de manera permanente por una delegación argentina y su par uruguaya.

En ese sentido una de sus funciones principales es la de monitorear, la de realizar estudios e investigaciones conjuntas de carácter científico, con la intención de prevenir y eventualmente eliminar situaciones de contaminación y otros efectos nocivos, que puedan derivar del uso, exploración y explotación de las aguas del río. Queda claro que el buen estado y salud del río es de interés común y de mutuo beneficio.

Lo primero que hay que decir es que la realización de la obra no está en discusión, sino en marcha. Implica una inversión de 1.200 millones de dólares que pretende dar solución a un gravísimo problema de deterioro de la calidad de vida de una población que duplica a la de todo Uruguay.

Lo segundo, es que la principal intención del proyecto es mejorar la calidad de las agua del estuario en lo que tiene que ver con la carga histórica de desechos altamente contaminantes que recibe en particular de esa zona de la Provincia de Buenos Aires. ¿Cómo? Realizándole un tratamiento primario previo y vertiéndolo en una zona del río que le asegure su rápida circulación río afuera, en lugar que volcarse en la propia costa.

Pensando en el futuro y en las gestiones cada vez más sostenibles que se irán imponiendo en los países, es de esperar que también se eleven las exigencias en los procesos de tratamientos de aguas servidas domésticas e industriales bonaerenses vertidas por el emisor subacuático platense. De esa manera los vertidos de la zona del Riachuelo al Plata cada vez deberían ser aguas resultantes de tratamientos secundarios y terciarios de alta eficacia.

Nuestro país debe seguir muy de cerca el proceso, solicitando a las autoridades argentinas toda la información que considere pertinente. Pero al mismo tiempo generando la propia, montando un eficiente sistema de monitoreo permanente que le permita conocer cómo evoluciona el comportamiento de este gran ecosistema compartido, con la modificación significativa que experimentará.

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