Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Cambio de conductas

El sábado pasado se llevó a cabo en nuestro país una nueva edición de la limpieza de nuestras costas, realizada voluntariamente por personas de las comunidades locales.

Este movimiento global, comenzó tímidamente en 1985. Año tras año fue ganando adeptos y en la actualidad se ejecuta en más de 100 países, movilizando a unas 600 mil personas.

No se trata de una acción planificada para solucionar un problema mayor como lo es la contaminación de las costas y de las aguas, especialmente con desechos plásticos de uso cotidiano por las personas. Pues, una acción de dos horas durante un día al año, por cierto no tiene ninguna incidencia cuantitativa en el combate del problema.

Esta iniciativa está dirigida -con mucha especificidad- a sensibilizar a las poblaciones locales acerca del grave problema que aún muchas personas provocan de manera reiterada.

Hablamos de desechos que no deberían estar dónde se los recoge, sino en los sitios dispuestos por las intendencias y los municipios para facilitar su correcta recolección y su disposición final. Pero el accionar descuidado y a veces despreocupado en la vía pública de las personas, es responsable de esta problemática.

Por eso, es importante recalcar que estas jornadas anuales, año tras año, buscan contagiar a más personas a aumentar sus responsabilidades con el cuidado de su entorno. Cuanto más sano sea el ambiente que nos rodea más saludable será nuestra calidad de vida. Este principio que suena tan obvio, en los hechos parece no serlo para muchos individuos. De lo contrario, iniciativas como esta hace mucho tiempo habrían perdido su razón de ser.

En nuestro país su organización nacional corresponde al Ministerio de Ambiente, con activa participación de los gobiernos departamentales y municipales, organizaciones no gubernamentales, centros educativos, etc.; contando también con el apoyo de algunas empresas.

Este año participaron 2000 voluntarios en toda la franja costera. El principal foco se concentró en el departamento de Colonia materializando el esfuerzo de 500 participantes que cubrieron la totalidad de la costa coloniense. No es casualidad que se haya concretado tan elevado poder de convocatoria si tomamos en cuenta que de las 14 ediciones de la limpieza de playas y zonas aledañas que se han registrado en el país, la organización local “Panda” ha coorganizado 13 de estas jornadas.

Lo más interesante es que no se realizan registros de los asistentes ni nada parecido. Simplemente se difunde la convocatoria con antelación, y los vecinos de las más diversas edades se presentan espontáneamente en la zona costera de su vecindario para “dar una mano”, sin otro interés que el de demostrar su compromiso con esta noble causa, y en todo caso tratando de contagiar con su ejemplo a otros para que hagan lo mismo.

Simplemente se presentan en los puntos de convocatoria, pues los organizadores les proveen de todo lo necesario para realizar la tarea.

La gratificante experiencia de embellecer la costa recolectando residuos no dura más de dos horas, pero el efecto multiplicador que provoca es responsable de que cada año se incremente la participación popular. Son pequeñas acciones que valen la pena.

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