Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Mucho para aprovechar

La reactivación económica en marcha requiere de la ponderación de todas las posibilidades que brinda el país. Todo emprendimiento que genere trabajo e ingresos debe tomarse en cuenta y valorarse, porque ayuda a salir de la dura situación que debimos atravesar a partir de la llegada de la pandemia.

Algunas actividades, como el turismo, ofrecen múltiples perfiles lo suficientemente atractivos como para tomarlas muy en serio.

El prolongado cierre de las fronteras obligó a prestarle la máxima atención al turismo interno. Y respondió muy bien. Seguramente este rubro anexó nuevas y mayores posibilidades que llegaron para quedarse, porque no desplazan a otras opciones sino que se suman a una oferta con demanda asegurada.

El turismo rural y el natural demostraron que son rubros a prestarles mucha más atención e inversión, porque nuestro país ofrece condiciones ambientales muy propicias para acoger a visitantes ávidos de interaccionar con los elementos más atractivos de los ecosistemas bien conservados y gestionados del territorio nacional.

Algunos de ellos, todavía casi desconocidos por el público, poseen un gran potencial de desarrollo. Nos referimos al avistamiento de la ballena franca del Sur, especie migratoria que visita las costas de Maldonado y Rocha, entre julio y noviembre de cada año, durante su período reproductivo y de crianza.

En ese sentido 2002 fue un año importante. En julio el parlamento uruguayo aprobó el Dec. N° 261/002 que prohíbe toda actividad capaz de perturbar en la zona costera fernandina y rochense, la concentración reproductiva de ballenas. Excluye la realización de campeonatos náuticos, los paseos en embarcaciones de cualquier clase (a motor, vela, remo), el nado y el buceo. Porque la aproximación imprudente de particulares puede perturbar, molestar y ahuyentar a estos espléndidos mamíferos marinos.

El decreto también creó un registro de prestadores turísticos y capitanes de barcos habilitados para la observación de cetáceos, los que para operar deberán obtener la calificación previa correspondiente, y la autorización de la Prefectura Nacional Naval.

En noviembre de ese año nuestros legisladores también aprobaron la ley N° 17.557, declarando el primer viernes de octubre de cada año como “Día Nacional de Protección de la Ballena Franca Austral”.

Con estas dos iniciativas se sentaron las bases jurídicas para fomentar acciones dirigidas a la preservación de una especie que integra el patrimonio biológico nacional, y que posee un gran valor turístico.

Algo que se confirma en todos los sitios costeros del planeta, que tienen el raro privilegio de poder observar ballenas ejecutando sus singulares comportamientos.

Hay mucho por hacer para aprovechar todo su potencial. Mientras tanto vamos avanzando en la dirección correcta, porque las acciones de divulgación y concienciación que se realizan desde diferentes ámbitos, están dando buenos resultados.

Cuanto más conozcamos a nuestras especies y ecosistemas, mayor será en grado de compromiso que estemos dispuestos a asumir para disfrutarlos a plenitud, cuidándolos de la manera correcta para garantizarles su conservación.

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