Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Anuncio histórico

El Gobierno lanzó la Estrategia Climática de Largo Plazo de Uruguay con la inusual presencia de los ministros de Ambiente, Economía, Ganadería e Industria.

No debería pasar desapercibida la importancia del anuncio de esta iniciativa, porque encarar una política nacional a mediano y largo plazo en asuntos tan trascendentales como los vinculados al sector energético y productivo del país, es una decisión que exige máxima ponderación. Se persiguen varios objetivos simultáneos pero a nuestro juicio sobresalen dos. El primero tiene que ver con la promoción del desarrollo sustentable del país, aquel que sea capaz de generar trabajo, riqueza y prosperidad al tiempo de cuidar la salud ambiental nacional -sustrato esencial para acceder a la mejor salud de la sociedad.

El segundo, es poner en marcha una segunda transformación energética que nos permita independizarnos del consumo del 37% de las energías fósiles importadas y contaminantes que mantenemos en la actualidad.

El Gobierno tomó la sabia decisión de incentivar por todos los medios el uso de electricidad en el transporte, tanto público como particular. También de avanzar en tecnologías que permiten el almacenamiento de energías renovables. Son cambios de fondo que procuran reducir cerca del 50% de las emisiones de carbono provenientes del sector de la energía.

Resulta una muy alentadora novedad escuchar a una Ministra de Economía puntualizar que en el país no hay una política ambiental y una política económica que intentan coordinarse, sino que están “absolutamente entrelazadas”. Significa que podemos ir hacia una economía neutral en carbono “sin comprometer nuestro potencial de crecimiento y competitividad”. Además, al tener una mejor conducta en lo ambiental, pagaremos menos intereses en los financiamientos internacionales.

En el pasado, estas áreas de la vida nacional parecían hablar lenguajes diferentes lo que explicaba que no lograran ponerse de acuerdo en la importancia que tenía el impulso del desarrollo sustentable del país. Pero, afortunadamente eso está cambiando.

En materia agropecuaria, la Estrategia Climática nacional aborda con mucha seriedad su responsabilidad en las emisiones de gases de efecto invernadero, poniendo el foco en su mayor fortaleza: ser el único sector con alta capacidad de capturar carbono de la atmósfera a través de la forestación (actividad fotosintética), o de buenos manejos de los suelos. Aquí se aplica el mismo concepto; la búsqueda de desarrollar una actividad agropecuaria sustentable y que colme las expectativas siempre altas del sector, de generar cada vez más trabajo y riqueza.

El Ministro de Ambiente fue categórico: “Estamos consolidando una política nacional en materia de cambio climático”. Para mencionar algunos datos concretos que ayuden a su comprensión, el secretario de Estado anunció que para 2035 se pretende que todos los vehículos de transporte de personas generen cero emisiones de carbono (eléctricos). Y que para 2040 suceda lo mismo con los vehículos de carga. Incluso manejan la posibilidad de cerrar la refinería de La Teja si se concretan estos objetivos.

Estamos frente a un anuncio histórico que demuestra la madurez alcanzada por el gobierno.

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