Guillermo Maciel
Guillermo Maciel
Abogado, docente universitario y director de Fundapro

Nada que festejar

El Frente Amplio siempre se ha manifestado absolutamente en contra de la privación de la libertad para quienes delinquen y también de aumentar penas, ya que no las consideran medidas efectivas para combatir la criminalidad.

Sin embargo, paradójicamente, ahora el ministro Bonomi señala: “Tuvimos menos presos por los delincuentes que tenían que entrar a la cárcel y no entraron. Y esa baja de personas privadas de libertad para nosotros produjo un aumento de los delitos".

En síntesis, reconoce que la no privación de la libertad de los criminales, aumenta los delitos. Más adelante agrega otra perla: "Me tengo que hacer la autocrítica de pensar que el nuevo CPP podría funcionar a mitad de gobierno. Tenía que haberse aprobado y empezar a funcionar con el nuevo gobierno". Léase: era preferible dejarle las perjudiciales consecuencias del nuevo CPP al próximo gobierno. Realmente insólito.

En otro orden el ministro consigna "Decir que somos el 'nuevo centro del narcotráfico' es un disparate". El ministro vive ajeno a la realidad. Es un problema muy grave que Uruguay se haya convertido en un país eje de tráfico de cocaína y otras drogas, como se consigan internacionalmente. Minimizar el tema es aún peor.

En pocas semanas Uruguay pasó a ser el centro de la atención mundial. Primero con la increíble fuga de Morabito, de Cárcel Central, en pleno centro y contigua a la Jefatura de Policía de Montevideo. Y luego por las toneladas de cocaína que partieron del puerto y aeropuerto. El "país de primera" que prometieron, termina con una pésima imagen y siendo considerado a nivel internacional como un "nuevo centro mundial de narcotráfico".

No caen en cuenta que las bandas de narcotráfico y los fenómenos del sicariato y los ajustes de cuentas, llegaron, se instalaron y crecieron con los gobiernos del FA. Repasando la crónica roja cada vez más profusa, encontramos que: "ataron con precintos a un hombre y lo ejecutaron a balazos en la zona de Manga". Que "un hombre fue secuestrado y ejecutado de diez disparos en un paraje cercano a Paysandú" y que "acribillan a un hombre en la puerta de un jardín de infantes (CAIF) en el barrio Marconi". Ya somos "Sinaloa Oriental".

En este contexto, el gobierno presentó los datos de delitos del 1er. semestre de 2019, nuevamente con muy magros resultados. La cifra oficial de 171 asesinatos sigue muy por arriba de los cometidos en 2015, 2016 y 2017. Y para peor, no fue aclarado el 51% de esos homicidios de 2019, lo que refuerza la impunidad delictiva.

Con respecto a las rapiñas, se observa un nuevo récord de Bonomi y su equipo y de la mala gestión del gobierno. El aumento de un 9,2% son 1.339 rapiñas más. Esta vez, señalan que ahora las rapiñas crecen más lentamente. Pero la realidad es que siguen creciendo en forma sostenida y se omite decir que representan una nueva marca histórica. El informe también consigna que aumentó la cantidad de personas asesinadas durante rapiñas. Otro pésimo indicador.

También excluyen decir que los delitos se cometen cada vez con más violencia y que hay más víctimas con gravísimas heridas. Basta recordar las tres mujeres trabajadoras de un autoservicio que durante una rapiña fueron rociadas con combustible y quemadas de gravedad.

Sobre estas cifras de seguridad, el senador del Frente Amplio, Paternain declara: “Pensar que los delitos bajan por las medidas adoptadas es infantil. El panorama está incambiado, estamos en un problema serio. Que los hurtos hayan disminuido un 5%, no es trascendente, no hay diferencias”.

Mientras que el prestigioso fiscal penal J. C. Gómez, señala, "unas 200.000 personas viven en forma directa o indirecta del delito". Y agrega, "en la última década he visto cómo generaciones enteras han quedado atrapadas en un circuito de marginalidad y delito". Cabe entonces cuestionar: ¿quién gobernó la última década?

En este panorama, los gobiernos de EE.UU., Reino Unido, Suiza, Austria, Australia, Portugal, Francia, Italia, Holanda, España, Alemania, Suecia y Canadá, advierten a sus conciudadanos por la inseguridad en caso de que decidan viajar a Uruguay.

Este es el país que nos dejan luego de casi 15 años de administración frenteamplista. Donde el Ministerio del Interior con el presupuesto más grande de la historia, obtuvo los peores resultados y un aumento de la inseguridad y los delitos como nunca existió. No hay nada para festejar.

Aparece entonces el sociólogo vocero en seguridad de Daniel Martínez, y habla como si fuera ajeno al gobierno del FA y no fuera parte del equipo que nos ha conducido al caos de inseguridad. ¿Y ahora viene con recetas mágicas que nunca aplicó?

Mientras que el propio Martínez dice que va a reprimir (el delito), "con excelencia" y "políticas transversales". ¡Cuánta improvisación y palabras vacías! Hablan de seguridad pública sin saber de lo que están hablando y qué es lo que hay que hacer.

¿Qué pueden prometer ahora que ya tendrían que haber hecho para sacarnos de esta agobiante inseguridad cotidiana? Nada, absolutamente nada. Más de lo mismo con nueva retórica vacía. Como consecuencia habrá más rapiñas, más homicidios y más robos. Es tiempo de cambiar.

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