Gina Montaner
Gina Montaner

Zelenski, servidor del pueblo

Dicen que la vida imita al arte y viceversa. Durante tres temporadas Volodimir Zelenski interpretó en la televisión ucraniana a un maestro que por avatares del destino se convierte en presidente del país tras hacerse viral un video en el que aparece denunciando la corrupción gubernamental.

La serie se titulaba “El servidor del pueblo” y le valió de trampolín al actor para transformarse en una figura popular.

Casi nadie apostaba por este maestro del humor que en campaña se había presentado como un antisistema. Una consigna, por cierto, a la que han recurrido políticos populistas de uno y otro signo y que, una vez en el poder, ha tenido resultados problemáticos. En el caso de Zelenski todo apuntaba a que su mandato no sería memorable en un país donde la corrupción ha sido el talón de Aquiles de la clase política. Además, nacido y criado en la ciudad industrial de Krivy Rig, donde el ruso se habla más que el ucraniano, se temía que fuera más proclive a las agendas del Kremlin. Sin embargo, muy pronto manifestó que estaba dispuesto a desafiar los planes expansionistas de Putin y defender la autodeterminación del pueblo ucraniano.

La prueba de fuego ha sido la invasión de las tropas rusas. De la noche a la mañana, el artista metido a político adquirió una estatura de jefe de estado que ha hecho palidecer a un hombre fuerte como Putin, quien presume de un exceso de testosterona. Mientras el gobernante ruso vive en una burbuja de inescrutable paranoia, Zelenski trasmite una cercanía que ha cautivado al mundo entero.

A pesar de que su vida corre un peligro inminente, el presidente ucraniano ha decidido permanecer en Kiev junto a un pueblo que ha tomado las armas para defender su independencia. Con vestimenta militar o ropas sencillas ha grabado videos en las inmediaciones del palacio presidencial y en calles de la capital, como prueba de que él y sus ministros más allegados no abandonan la causa de 44 millones de ucranianos. Las imágenes y los mensajes de Zelenski, dirigidos en específico a la OTAN y la Unión Europea pidiendo encarecidamente la protección que los mantenga bajo el paraguas de los países democráticos de Occidente, han sacudido al planeta.

Nadie es indiferente a la defensa que hace de la libertad frente a una autocracia expansionista y asesina.

Putin podrá ganar en esta guerra desigual a pesar de la heroica resistencia de los hombres y mujeres ucranianos y de la propia ineptitud de un ejército de ocupación pobremente guiado que se apoya en la fuerza bruta de un mayor poderío armamentístico. Pero la batalla de la imagen la perdió desde el principio este Goliat frente a un David que ha sorprendido a propios y extraños por su compromiso con el sufrimiento de una nación asediada por una potencia imperialista. 

A diferencia de tantos mandatarios que en tiempos difíciles han huido abandonando a su suerte al ciudadano de a pie, este comediante domina el registro de la tragedia. Sea cual fuere el desenlace, su destino está unido al de sus compatriotas. Václav Havel, que fue dramaturgo y disidente antes de ser el último presidente de Checoslovaquia y el primero de la República Checa, lo resumió a la perfección: “La manera de resistir a la tiranía es vivir en la verdad”. En eso Zelenski ya le ganó por goleada a Putin.

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