Felipe Paullier
Felipe Paullier

Cuando sucumba

El pasado domingo 2 de enero, conmemoramos el 157 aniversario de la Defensa de Paysandú, seguramente el evento más destacado de nuestra historia en defensa de la soberanía nacional.

Una reivindicación que más que partidaria, debería ser de todos los uruguayos, al representar uno de los eventos de mayor hidalguía y valentía en la historia nacional.

José María Leandro Gómez, héroe principal, aunque no el único, de esta epopeya, nació en Montevideo el 13 de abril de 1811 y fue el décimo de dieciocho hermanos del matrimonio de Roque Antonio Gómez y María Rita Calvo.

El general fue un hombre de vasta cultura, sus cartas y proclamas no dejan dudas al respecto. Desde chico, su familia mantuvo vínculo con los Oribe, y con el tiempo su amistad se hizo cada vez más fuerte.

En 1837 cuando Manuel Oribe era el presidente oriental, Leandro Gómez se puso al servicio del gobierno, que enfrentaba por ese entonces la rebelión de Rivera y la intervención extranjera de Inglaterra y Francia. Seguramente, esa primera experiencia lo marcó en su vida como hombre de Oribe y defensor de la soberanía nacional.

En 1863 estalló la revolución comandada por Venancio Flores, que con apoyo de Argentina y el Imperio del Brasil, inicia un levantamiento en armas contra el presidente Berro, un gobierno que, como muestra la historia, estaba por encima de las divisas, y respetaba libertades individuales y derechos de todos los ciudadanos. Leandro Gómez, que tenía una relación precaria con Berro, al estallar la rebelión dejó de lado toda discrepancia y se colocó del lado del gobierno.

Aquella mal llamada “Cruzada Libertadora”, sería el comienzo de algunas de las páginas más negras de la historia nacional, que culminaría con la fatídica Guerra de la Triple Alianza, enfrentando al Uruguay con la nación hermana del Paraguay. Flores, funcional a los designios de Mitre y Pedro II, acordó a cambio de asegurarse el triunfo interno, comprometer la soberanía nacional y embarcar al Uruguay en una guerra contra un país que ningún mal nos había hecho.

“Cuando sucumba”. Describe el historiador Lincoln Maiztegui Casas, que con letra firme, ésta fue la frase que escribió Gómez en el reverso de la nota que Venancio Flores le envió el 3 de diciembre de 1864, conminándolo a entregar la ciudad de Paysandú a las fuerzas sitiadoras, orientales y brasileñas, que comandaba.

Relata Maiztegui, que cuando el general comprobó que se trataba de un sitio de tropas brasileñas, arengó a sus hombres con las siguientes palabras: “¡Contra Flores, contra la escuadra y contra todos los ejércitos que nos mande el Imperio! Y si nos toca morir, aquí moriremos por la independencia de la Patria. Que cada cual vaya a su puesto de honor. ¡Independencia o muerte!”.

Leandro Gómez y sus valientes soldados, atacados por tierra y mar, se defendieron durante más de un mes ante fuerzas que los superaban casi diez veces en número y armas. Finalmente, el 2 de enero cayó Paysandú, y el pabellón nacional que ondeaba en la Iglesia fue sustituido por la bandera imperial. Leandro Gómez y otros oficiales, fueron fusilados horas después por orden del general Gregorio Suárez.

Como dice la canción escrita por Rubén Lena y cantada por Los Olimareños: “Señores, la historia canta. Leandro Gómez se levanta de su muerte y se agiganta.” ¡Hasta sucumbir!

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