Felipe Paullier
Felipe Paullier

Un desafío impostergable

Hace pocos días, el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) publicó su boletín macroeconómico correspondiente al mes de mayo del 2022.

Si bien en líneas generales el informe muestra notorias mejoras y avances en el mercado de trabajo postpandemia, resalta una problemática que no por vieja sigue vigente en nuestro país: el desempleo juvenil.

Antes de entrar en detalle en relación al público joven, es importante resaltar algunos puntos positivos que se destacan en el boletín. Lo primero, tiene que ver con la brecha de género, donde el análisis de los microdatos de la ECH refleja que la pandemia afectó menos a las mujeres que a los hombres. Si bien, como es sabido, el punto de partida es desigual y peor para las mujeres, se destaca que al comparar 2020 vs 2019 el empleo en las mujeres cayó en menor proporción que en hombres, y que en 2021 vs 2020 el mismo se recuperó de forma más rápida.

Otro dato interesante y positivo, es en relación a la formalidad del empleo, donde según lo publicado por el CED, entre 2021 y el 2019 la informalidad cayó 4 puntos porcentuales.

Sin embargo, en materia de edad, los datos reflejan que las desigualdades se acentúan en lo que respecta a los más jóvenes. Entre los 18 y los 24 años, se registró una pérdida neta de 22 mil empleos entre 2019 y 2021.

La información publicada por el CED muestra que la pandemia acentuó los problemas de empleo juvenil, no solo por la pérdida de puestos de trabajo, sino también porque el grupo de 18 a 24 años es el único tramo junto con las personas de 14 a 17 años (también jóvenes) y las de 65 años o más, que aún no lograron recuperar la totalidad del empleo perdido en pandemia.

Los datos refuerzan la importancia de que existan políticas públicas activas focalizadas para la promoción del empleo en este grupo etario, y que las mismas se vinculen con un sistema educativo que hoy está lejos de ser atractivo para los jóvenes.

A poco más de seis meses de la aprobación de la Ley de Promoción del Empleo en Personas Jóvenes (Nº 19.973), que planteó mejoras sobre la anterior Ley de Empleo Juvenil, es importante comenzar un análisis genuino sobre su impacto. Si bien es unánime el apoyo a una política de estas características, es necesario validar que su alcance está siendo el que se necesita.

También son buenas noticias la existencia de más oportunidades de empleo protegido desde el Estado dirigidos a la población jóven más vulnerable. A los casi 700 puestos del Programa Yo Estudio y Trabajo co-ejecutado por el MTSS, INJU, ANEP, INAU y MEC, se incorporan este año 1500 jóvenes que harán una experiencia de empleo protegido por 7 meses en el marco del Programa Accesos del Ministerio de Desarrollo Social. Se suman a esto las acciones lideradas por el Inefop en materia de capacitación laboral dirigidas a jóvenes, focalizando particularmente en mujeres y población vulnerable.

Los números en nuestro país deben hacernos reflexionar acerca de la forma en la que estamos tratando a las nuevas generaciones. Tenemos un enorme desafío para lograr la inclusión de más jóvenes en el mercado laboral, promoviendo herramientas acorde a los tiempos actuales, atractivas y sostenibles en el tiempo.

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