Danilo Arbilla
Danilo Arbilla

Estaba cantado

Estaba cantado!” clamó Diosdado Cabello.

Yo también pensaba que estaba cantado que entre tantos juicios por corrupción Cristina Fernández de Kirchner (CFK) iba a ser condenada. Seis años por un buraco de mil millones de dólares; le salió barato. En otros países en que las penas dependen del monto, le hubieran tocado por lo menos dos siglos. Es justo, por lo menos, que los tenga que devolver y que no pueda ni acercarse -nunca más- a la actuación pública.

Pero ubiquemos a Diosdado. Una vez anterior ya coincidí con él; fue cuando definió como “títere” al presidente Alberto Fernández. Diosdado -(es el nombre que le pusieron sus padres)- es el hombre fuerte de Venezuela. Sin dudas; después del Virrey de Cuba, el más fuerte. Maduro, en realidad, es un Alberto Fernández cualquiera. Chávez lo quiso ladear en su momento, pero no pudo. Diosdado lo tenía bien amarrado: le conocía algunos renuncios y una gran reculada. Cosas que borra la memoria y desaparecen con los relatos.

A poco de verlo y oír todo lo que dijo comprobé que lo que estaba cantado para Diosdado era que los fiscales y jueces argentinos estaban a la orden del imperialismo, de la derecha, y que la habían condenado de antemano cumpliendo órdenes de las fuerzas más oscuras y siniestras. Las que apretaron el gatillo de la pistola sin balas. Diosdado, que nunca se queda corto, calificó de “tibios” a los argentinos por no salir a las calles a rechazar ese “atentado contra la democracia”.

Nada de hablar de República o recordar a Montesquieu y la separación y equilibrio de poderes; les resultaría difícil explicarlo. Ningún reo en la historia ha gozado de tantas garantías como CFK, la que escupió, ignoró, despreció y “puteó” (dado el estilo de Cristina, las sutilezas no caben) a jueces y fiscales; a todo el Poder Judicial.

Y así como hace unas semanas la consigna fue “contra la política del odio”, ahora hay que hablar de “atentado contra la democracia”. El clamor se alzó en Buenos Aires, resonó en Caracas y retumbó en Montevideo. En cualquier momento pasa por Managua, La Habana y recala en La Paz, para que después la pare con el pecho, y la deje quietita, el inefable Lula. Quien más autorizado para hablar sobre funcionamiento democrático que el hombre que compró legisladores a granel, pagando, además, con dineros del Estado. El mismo que cuando revolucionario y dirigente sindical sostenía que en las democracias occidentales y burguesas “a la cárcel iban los ladrones de gallinas” y que los políticos ladrones y corruptos eran ministros o candidatos a la presidencia. ¿Qué les parece?

Y por casa como andamos. Bueno, está cantado que lo de Carrera es persecución política y periodística, lo de las licencias gremiales es puro invento y lo de las “ollas populares” un atentado contra el libre comercio. Está cantado ir contra la reforma de la seguridad social. Que se fundan las cajas y que en 5 o 10 años no haya plata para pagar jubilaciones. No importa. ¿Pero cómo decirlo? La fórmula mágica: que cada cual elija. Qué régimen -incluidas la ley madre y la por despido con más de 40 años de edad- y de ser posible optar por la Caja que se quiera y si cabe por todas a la vez. Bueno, bonito y barato.

Siempre es mejor ser rico y sano que pobre y enfermo; comencemos con un paro de 48 horas, una eventual recolección de firmas y eso sí, siempre en rechazo a este “atentado contra la democracia”. Estaba cantado.

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