Claudio Fantini
Claudio Fantini

Dos presidentes bajo fuego amigo

No sólo en Argentina el oficialismo está partido entre bandos que se atacan sin pudor. También en Bolivia el presidente está enfrentado con el líder del partido que lo llevó al gobierno y fue mentor de la candidatura que lo convirtió en jefe de Estado.

Cristina Kirchner mantiene bajo intensos bombardeos al hombre al que ella convirtió en presidente. La vicepresidenta y su hijo, el diputado Máximo Kirchner, actúan como si fuesen opositores. En el lado K del oficialismo, se describe a Alberto Fernández como un inútil pusilánime que carece de coraje para enfrentar al poder económico y mediático. Lo curioso es que el ala K del gobierno no deja de ser parte del gobierno.

Ninguno de los funcionarios kirchneristas que denuestan permanentemente al presidente, es capaz de renunciar a su cargo y abandonar el gobierno que considera una deplorable traición a los votantes del Frente de Todos.

No sería sensato que Cristina renuncie a la vicepresidencia, como tan irresponsablemente hizo Chacho Alvarez en el 2000, iniciando el colapso del gobierno de Fernando De la Rúa. Pero atacar tan duramente al gobierno y mantener a su dirigencia en él ocupando cargos, manejando cajas y cobrando sueldos, implica un nivel de cinismo insano y tóxico.

Tampoco Evo Morales retira su gente de las parcelas que posee en el gobierno a cuya cabeza lleva tiempo atacando. Para el líder del MAS, el presidente Luis Arce debiera acceder a todos sus pedidos y exigencias porque fue él quien lo postuló para ese cargo.

El ex presidente quiere, por ejemplo, que el actual mandatario eche al ministro del Interior, Carlos del Castillo, a quien acusa de conspirar contra su liderazgo y hasta de ser el responsable de que le robaran su teléfono celular. También le exige que la televisión pública siga dedicándole las amplias coberturas a sus actividades y pasando la totalidad de sus discursos en los actos que encabeza.

Así actuaba la televisión del Estado cuando Evo Morales era presidente. En lugar de hacer permanentes cadenas nacionales, abuso que suele hacer Luis Arce, los canales oficiales tenían al anterior presidente como protagonista estelar de la pantalla, con transmisiones absurdamente largas de los discursos del anterior presidente.

Como los canales del Estado dejaron de transmitir todo lo que hace y dice Evo Morales, el líder cocalero acusa al actual presidente de censurarlo.

Por cierto, Arce cobró notoriedad cuando dejó de ser un burócrata de segunda línea en las áreas económicas del Estado, para convertirse en ministro de Economía. También es cierto que, sin la aceptación de Evo Morales, el actual presidente no hubiera obtenido la candidatura del MAS. Lo que no dice Evo es que Luis Arce fue el artífice del músculo más poderoso de su gobierno: la economía.

Como ministro de esa área durante las gestiones anteriores del MAS, con el intervalo al que lo obligó un problema de salud, Arce logró un crecimiento económico formidable. Y su enfoque fue pragmático. No recurrió ni a la ortodoxia libremercadista ni a los ideologismos de izquierda, sino a un capitalismo medianamente heterodoxo que sacó de la pobreza a millones de bolivianos y a la vez atrajo inversiones privadas.

Aunque había sido jefe de Gabinete, Alberto Fernández no tenía peso propio ni méritos personales relevantes como funcionario. Si está donde está, es porque eso decidió Cristina, aunque ahora no se haga cargo de la pasmosa mediocridad del gobierno que ella misma creó.

Por el contrario, Luis Arce fue el ministro estrella de las gestiones de Evo. Si aquellos gobiernos del MAS pueden considerarse exitosos, fue por lo que logró su ministro de Economía en materia de crecimiento económico sostenido.

No todo fue bueno en esa gestión. Por ejemplo, fue muy escasa la financiación que aportó para fortalecer los sistemas de salud y educación. Pero el balance total muestra que, sin Arce, es difícil imaginar que Evo hubiera sido reelegido en la presidencia.

En la gestión actual, Arce tiene resultados más tenues porque los preciosos de las materias primas no vuelan como en sus tiempos de ministro y porque la pandemia aportó los suyo. Pero la más criticable de las políticas del actual gobierno boliviano es la política exterior. Y de eso es responsable Evo Morales porque su poderosa facción es la que se quedó con la Cancillería.

Arce no se pelearía con Nicolás Maduro, pero las vergonzosas demostraciones de apoyo al régimen represor venezolano que hace el canciller Rogelio Mayta, expresa la posición de Evo y no la del presidente. La complicidad con la guerra que desató Vladimir Putin en Ucrania y con la criminal represión del régimen de los ayatolas a las protestas de las mujeres iraníes, tampoco no son iniciativas de Arce sino del líder del MAS.

La impotencia de Evo frente al actual presidente, es porque él no inventó a Luis Arce. En cambio, la presidencia de Alberto Fernández es una invención de Cristina. Por cierto, una de sus peores invenciones.

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