Álvaro Ahunchain
Álvaro Ahunchain

Horas extra

Estoy aprovechando estas horas extra con la vida”, dijo risueñamente Panchito Nolé, en el programa “Puglia Invita” de canal 10.

A este músico extraordinario, que tiene más de 90 años, dedicó Sergio Puglia su almuerzo televisado del sábado pasado. Tuve la suerte de verlo y de fascinarme con la lucidez y simpatía de Nolé, quien no solo se refirió a su trayectoria artística sino que supo transmitir un amor contagioso por la cultura. Me gustaría citar una de sus anécdotas, de cuando fue jurado de un certamen de talentos estudiantiles que hacía la televisión argentina. Los productores hicieron competir a un adolescente habilidoso con la pelota de fútbol, con otro que tocó maravillosamente al piano una obra de Chopin. El resto de los jurados impuso la decisión de declarar empate y fue tal la indignación de Nolé, que renunció sin más...

Escasos días antes, tuve el privilegio de asistir a un evento organizado por el Ciddae del Teatro Solís, donde el gran actor Juan Jones presentó su libro “Trasmutaciones” y nos regaló una hilera de textos del teatro universal. Juan también tiene más de 90 (si publico aquí su edad exacta, es posible que me mande los padrinos). A su perfecta lucidez sumó esa noche una energía envidiable, que lo llevó de un monólogo de Pirandello a otro de Shakespeare (el discurso de Marco Antonio en “Julio César”) y a otro de Calderón de la Barca, con total dominio del cuerpo y de la voz. Desafío a cualquiera a no emocionarse escuchándolo recitar esos maravillosos versos calderonianos: “Que toda la vida es sueño / y los sueños, sueños son”.

Pero la crónica no termina aquí, porque hace algunos meses, tuve el inesperado privilegio de rendir homenaje a otra queridísima nonagenaria, la actriz Beatriz Massons. Fue en la oportunidad en que el MEC le concedió la medalla Delmira Agustini, por su brillante trayectoria artística. Allí me cupo recordar uno de los momentos ejemplares de la vida de Beatriz, cuando visitaba Italia con su marido, allá por los años 70 del siglo pasado, y le ofrecieron el papel protagónico de una película de Cinecittá. Ella leyó el guion y le pareció mediocre. Para sorpresa de los productores italianos, rechazó el papel y retornó al Uruguay, donde siguió interpretando personajes de obras teatrales clásicas de todos los tiempos. Su lugar en el filme lo ocupó Laura Antonelli, actriz que a partir de allí tuvo una exitosa carrera internacional. Esa decisión, de la que Beatriz jamás se arrepintió, puede resultar incomprensible para quienes creen en la fama y el dinero como valores absolutos. Los que creemos, en cambio, que el arte no es mero entretenimiento sino transformación espiritual, la vemos como un paradigma de calidad artística y rigor profesional.

No es casual que Panchito Nolé, Juan Jones y Beatriz Massons tengan en común una franja etaria indicativa de haber crecido en un país culturalmente próspero, y haberlo enriquecido aún más con la potencia de sus respectivos talentos.

Están transitando sus “horas extra con la vida” y siguen irradiando cultura: Nolé dará un concierto la semana que viene, Jones acaba de publicar un exquisito libro de poemas y Massons hará lo mismo este año, con cuatro obras teatrales de su autoría.

Construyeron y siguen construyendo cultura y, al hacerlo, dejan un legado que no se mide en cifras ni porcentajes.

El gran desafío de nuestra generación es saber leerlo y continuarlo. Buscarnos en el espejo de estos veteranos ilustres es, paradójicamente, la mejor manera de mirar hacia adelante.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados