Qatar desde adentro

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¡Hola, compañeros de Mundial! Primer día (¿o segundo?) sin Copa del Mundo. Estoy medio perdido con los días pero ustedes me perdonarán. En el momento que escribo esta edición estamos volando hacia Sao Paulo. Llevamos unas siete horas de vuelo y nos quedan otras seis. También llevamos dos comidas (comida de avión, tema de debate) y Nico cuatro siestas durante la misma película. Pobre Batman, ya salvó el mundo 3 veces y tiene que volver a hacerlo porque este se le duerme.

Por acá escribe Mateo. Tras luchar con el internet que supuestamente brinda el avión me resigné a escribir y enviar esto desde la escala o en el peor de los casos desde Montevideo.

Entre el trabajo en los festejos, la edición de esos contenidos, dormir un ratito, armar el bolso e ir al aeropuerto no he tenido mucho tiempo de ver repercusiones y festejos. De lo poco que pude ver les hago un par de apuntes: que costumbre la argentina de festejar subido a lo más alto que encuentren y que poco van a trabajar de acá a enero. ¡Merecido lo tienen!

Además les cuento que no se si es por el fin del Mundial, fin de año o qué pero estoy un poco sensible. Me emocioné con los festejos de Messi, un par de entrevistas de Scaloni e incluso con la despedida del periodismo de Tití Fernández. Mamita, la vara está un poco baja así que no se aprovechen.

Ángel armó la newsletter del título por lo que voy a tomar esta para contar algunas cosas que viví en la vuelta. A pesar que Ángel insiste en decir que hincho por Brasil les cuento que me alegré por el título y más aún por Messi. Ya ganó todo y rompió todos los récords, es indiscutible su lugar en la historia del fútbol y también innecesario compararlo con otros.

¿Qué se siente ganar una Copa del Mundo? Eso me preguntaba afuera del Lusail Stadium e intenté reflejarlo en un video que salió este lunes. Los hinchas argentinos salieron extasiados y no era para menos. Creo que fue la mejor final en la historia, repleta de emociones, y encima la ganaron.

La alegría va a durar un buen tiempo pero que envidia salir campeones del mundo unos días antes de las fiestas, para dejar la parrilla prendida desde la tarde de la final hasta el 2 de enero.

Identificar a la familia de un futbolista en las afueras de un estadio es bastante sencillo. Si uno ve 4 o 5 personas juntas con la camiseta de un mismo jugador, salvo que sea la de Messi, está totalmente asegurado que son cercanos.

Cuestión que en las afueras del Lusail vi dos grupos de este tipo. El primero me descolocó porque todos estaban con la camiseta del Dibu Martínez pero cuando me acerqué hablaban portugués. Resulta que era la familia por parte de su esposa, portuguesa ella. El suegro del Dibu habló brevemente y contó que “se hace el loco” adentro de la cancha y que siente la camiseta argentina como ninguno. Se nota.

Minutos después vi otro grupo de personas todos con la camiseta de Gonzalo Montiel. Me arrimé y entre ellos estaba la madre, todavía emocionada, con la casaca de su hijo bien puesta. Me contó que todavía no caía de lo que había pasado y que por cábala no mira los penales que su hijo patea.

El hijo pateó el penal que le dio el título del mundo a Argentina y no lo miró. Igualmente pensándolo bien, creo que ante una situación similar yo no podría ni estar vivo por lo que gran mérito de ella. Otro gran mérito la simpatía con la que me habló, una capa.

Durante el partido corría un rumor pero no parecía muy confirmado ni tampoco posible pero Qatar tiene esas cosas. En teoría tras el partido los jugadores campeones iban a desfilar en un ómnibus sin techo por Lusail Boulevard, una avenida comercial muy linda que está a unas cuadras del estadio.

La idea parecía un poco descabellada pero sucedió. Un poco más de una hora después de la coronación me encontré entre miles de personas de diversas nacionalidades viendo a Messi, Julián Álvarez disfrazado de hombre araña y todo el plantel de Argentina desfilando en el ómnibus.

Resulta que el 18 de diciembre es el Día Nacional de Qatar y el emir preparó ese desfile para celebrar todo junto. El desfile lo inauguraron una larga fila de camellos, luego una banda militar, móviles policiales y luego venía el ómnibus con los campeones.

El gran problema fue que ver pasar un ómnibus por una avenida dura, como mucho, 30 segundos. Así fue como muchos hinchas decidieron correr detrás del móvil por una calle paralela. Sin querer me encontré siendo parte de una avalancha de fanáticos de Messi que se llevaron puesto mujeres, niños, vallas, policías y más con tal de ver al gran 10 de lejos.

Después de la partida de los jugadores el desfile siguió con bandas de música típica, desfile de camisetas al mejor estilo cabezudos de carnaval, personas en rollers y más cosas. Qatar 100%.

En unas horas Argentina va a llegar a Buenos Aires y van a empezar los festejos que van a dar un millón de noticias de las más variadas. Sigan visitando Ovación pero no dejen de lado las redes sociales, fuente inagotable de recursos para perder el tiempo si uno así lo desea. O no.

Esta newsletter llega a su fin junto al Mundial. En horas llegaremos a Montevideo y Ángel va a comenzar su licencia por lo que lloran un centenar de vacas. Creo que va a comer tanta carne como Salt Bae, el chef viral que visitamos. Yo en unos días estaré por Melo, la mejor ciudad del país, para celebrar el fin de este año con mi familia.

De nuestra parte queremos agradecerles a todos los que se tomaron tiempo de leernos, enviar mensajes, compartir nuestro trabajo y acompañarnos en esta experiencia. Disfrutamos mucho este mes de cobertura y esperamos que ustedes también hayan recibido un buen servicio.

Si quieren enviarnos algún mensaje o despedida (lloré con Tití, no sean malos) les dejo nuestras redes sociales al final de la edición. Si les gustó el formato les recomiendo otras newsletters que tiene El País y que pueden interesarles.

Gracias por la lectura y la compañía. Felices fiestas para todos y que tengan un gran 2023. Si toman no manejen ni respondan historias. ¡Hasta el próximo Mundial!

Ángel – Twitter
Mateo – Twitter e Instagram
Nicolás – Twitter e Instagram

PD: ¡En el aeropuerto de Doha por fin encontré la pelota y la compré! Llora el fútbol pero yo feliz.