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Los “riesgos inusitadamente altos” que enfrentan países como Uruguay

El Fondo Monetario Internacional advirtió sobre la situación que enfrentan los países de la región

Ilan Goldfajn, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
Ilan Goldfajn, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.

La economía de América Latina y el Caribe crecerá 2,5% en 2022, pero la guerra en Ucrania aumentó la incertidumbre y disparó los precios. A eso se suman las condiciones financieras más restrictivas, la desaceleración económica de los principales socios comerciales, y el descontento social. Esto lleva a que la región enfrente “riesgos inusitadamente altos”, señaló el Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI) ayer.

La guerra tras la invasión rusa a Ucrania “está convulsionando a la economía mundial y elevando la incertidumbre en torno a las perspectivas de América Latina y el Caribe”, afirma el FMI.

Todos los países de la región se ven afectados por la inflación, pero con “bastante heterogeneidad”, afirmó ayer en rueda de prensa Ilan Goldfajn, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, y uno de los autores del blog.

“Tenemos importadores de materias primas, alimentos y energía, bastantes en Centroamérica, algunos en el Caribe, que experimentan un shock negativo” mientras que los de Sudamérica “que exportan granos, metales y algunos incluso petróleo tendrán un impacto positivo”, explicó.

Es más, “algunos de los países de la región se posicionan como la solución al problema mundial de la inseguridad alimentaria” debido a que pueden exportar alimentos aumentando la producción, añadió.

Incluso antes de la guerra, la recuperación de América Latina y el Caribe “ya estaba perdiendo ímpetu”, señala el blog.

Pero en estos momentos la región se expone “a riesgos inusualmente altos” que provienen de dos shocks: “La dinámica de la pandemia que conduce a una mayor inflación” y la suba de los precios por la invasión rusa de Ucrania. “Es un shock inflacionario encima de otro”, precisó Goldfajn.

Esto obliga a los países a adoptar medidas “para amortiguar el golpe sobre los más vulnerables y contener los riesgos de tensión social”, estima el FMI.

Y es que, según Goldfajn, los pobres soportan una inflación entre un 3 y 4% más alta que la de los ricos, por su mayor consumo de alimentos y de energía para el transporte.

Varias naciones han reaccionado con medidas que van desde “la reducción de impuestos y aranceles de importación hasta límites de precios o transferencias sociales”, expresó.

Cerca del 40% de los países han introducido nuevas medidas, sobre todo por el lado de la reducción de impuestos, “con un costo fiscal medio estimado equivalente al 0,3% del Producto Interno Bruto”, señala el FMI.

Pero, para reducir el riesgo de tensión social, los gobiernos deben apoyar a los hogares de bajos ingresos “y dejar que los precios internos se ajusten en función de los precios internacionales”, recomienda el FMI.

En una entrevista con EFE, Goldfajn apuntó que “la elevada inflación que se está viviendo y que en el caso de los precios de la energía y los alimentos afecta especialmente a las personas vulnerables hay que combatirla en el corto plazo con transferencias a los más pobres”.

Según el FMI, en los países con redes de protección social desarrolladas, podría ampliarse su acceso para incluir de forma temporal a grupos más amplios de la población.

Este camino, también fue recomendado en Uruguay por varios economistas. Sin embargo, el gobierno optó por subir las jubilaciones y los salarios del sector público y convocar a 80 grupos de Consejos de Salarios para que adelanten correctivos por inflación en el sector privado. Otras medidas han sido la exoneración del IVA al asado y a los fideos y algunos panificados.

Para el FMI, los países que no tienen un sistema de seguridad social desarrollado para ayudar a los más vulnerables deben optar por “medidas temporales” para “aligerar el aumento de los precios” durante un tiempo, afirmó Goldfajn, insistiendo en que “la palabra clave es ‘temporal”.

Entonces, el Fondo sugirió que los países latinoamericanos deben garantizar la sostenibilidad de sus finanzas públicas para mantener su credibilidad en los mercados y reconstruir espacio fiscal, pero siempre protegiendo a las poblaciones más vulnerables.

Goldfajn, explicó que existen muchos gastos públicos que no van dirigidos a las capas más vulnerables de la población, y que es ahí donde deben centrarse los ajustes fiscales de los países.

Se avecinan otros riesgos, además de la inflación, advierte el FMI, que cita una posible escalada de la contienda bélica o la suba de las tasas de interés en Estados Unidos, que podría alimentar una salida de capitales de una región necesitada de inversiones y más proclive al endeudamiento. Una desaceleración en países como China también perjudicaría a la región.

Los autores del blog -Santiago Acosta-Ormaechea, Jorge Roldós y el propio Goldfajn- abogan por proteger “el gasto en programas sociales, salud, educación e inversión pública”, al tiempo que “se implementan reformas tributarias”.

Proyecciones

El FMI ya había divulgado la semana pasada sus nuevas proyecciones. En el caso de la economía uruguaya, elevó al alza sus estimaciones de crecimiento para 2022, al pasar de una estimación de 3,2% a una proyección de 3,9%. Para 2023 prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) de Uruguay tenga una expansión de 3%.

En el caso de Argentina estimó un crecimiento del PIB de 4% y 3% y para Brasil 0,8% y 1,4% en 2022 y 2023 respectivamente. [EN BASE A AFP Y EFE]

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