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La reforma jubilatoria que se viene: los cambios que habrá y los que finalmente no

Expertos analizaron cuáles son los principales pilares de esta nueva reforma que llegará al Parlamento

La mano de una persona mayor. Foto: Estefanía Leal.
La mano de una persona mayor. Foto: Estefanía Leal.

El próximo viernes entrará al Parlamento a través de la Cámara de Senadores el proyecto de ley de la reforma jubilatoria. Allí se establecen que los cambios en las jubilaciones comiencen a regir desde el año 2036 para los nacidos a partir de 1973. Los legisladores tendrán la palabra final, pero como todo proyecto, se despiertan inquietudes y dudas sobre si se debería poner en práctica y si esta era la manera.

¿Por qué se dió esta reforma? Según Gonzalo Zunino, integrante del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) y del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (FCEA), una de las razones fundamentales fue la de garantizar la sostenibilidad financiera del sistema uruguayo.

“El país tiene un gasto público que ronda los 30 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) y de esos 30 puntos unos 10 van al pago de jubilaciones y pensiones. Un tercio es mucha plata”, opinó Zunino ayer en un panel de discución sobre este proyecto de reforma de Seguridad Social, celebrado en la FCEA.

En relación a esto, Zunino explicó que Uruguay se encuentra en un proceso de transición demográfica, y que el envejecimiento poblacional llevará a que se necesiten tres puntos del PIB adicionales para cubrir el pago de jubilaciones y pensiones.

Según Zunino, esto implica un desafío, ya que los ingresos del sector público evolucionan con el PIB. “Esto no es lo más lógico si hablamos de equidad intergeneracional”, agregó.

“La pobreza en mayores de 65 años ronda el 2% y la pobreza en los menores de seis años se va a casi el 20%. Esto demuestra que hay una necesidad de rebalancear el gasto y ese rebalanceo requiere que el espacio fiscal que se vaya generando en el futuro pueda ser asignado a otras prioridades”, indicó Zunino, afirmando que esta reforma ayudará a equilibrar el gasto público a nivel intergeneracional.

Rodolfo Saldain, presidente de la Comisión de Expertos en Seguridad Social que realizó las recomendaciones y uno de los redactores del proyecto de reforma, compartió lo dicho por Zunino en cuanto a la transición demográfica atraviesa Uruguay. “Vamos camino a ser dos millones y medio de habitantes de nuevo, pero con una diferencia: viejos”, afirmó.

Por lo tanto, para Saldain la adecuación del sistema jubilatorio es “realmente imprescindible”, ya que Uruguay cuenta con un esbozo inicial del sistema integrado de cuidados pero es “más que tímido”, ya que cubre solo el 5% de las necesidades de los jubilados. “Allí el Estado va a tener que gastar más, porque Uruguay está envejeciendo antes de ser rico”, dijo.

En tanto, Ianina Rossi, integrante del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS), dijo que una de las principales razones por las que se de dio esta reforma es por la sostenibilidad fiscal. Rossi entiende que lo más importante es que este sistema de seguridad social “pueda ser mantenido en el tiempo, que brinde cobertura a los mayores y que lo haga en buenas condiciones”.

En cuanto a los principales puntos del proyecto de ley, Saldain opinó que uno de sus principales fuertes es la “multipilaridad”. ¿Qué quiere decir con esto? que el proyecto “propone un nuevo pilar de ahorro voluntario y complementario” pensando en que buena parte de quienes integran este pilar “van a tener expectativas de vida bastante mayores” que las que tienen actualmente aquellas generaciones más antiguas.

En relación a los puntos claves de la reforma, Rossi sostuvo que la misma se pensó para “evitar futuras perforaciones en los sistemas, es decir, que se va a reconocer a las personas por la parte que aportaron al sistema actual”.

En cuanto a qué quedó en el tintero en relación a aspectos que finalmente no fueron abordados dentro de este proyecto, Zunino dijo que el caso del sector rural, donde los aportes patronales son significativamente más bajos que en régimen general, queda pendiente de ser analizado.

Agregó que tampoco se busca conciliar un esquema de financiamiento que apunte a mayores fuentes y concluye que los regímenes especiales, aportes por ficto y los retiros obligatorios en el sistema policial y militar, son “cosas que todavía se pueden discutir más”.

Saldain cree que podrían haber ido “un poco más a fondo” en la organización del pilar dos. Es decir, el pilar denominado de “capitalización” donde los beneficios que se reciben están ligados exactamente a lo que la persona fue contribuyendo en el correr de los años.

El presidente de la Comisión de Expertos en Seguridad Social admitió que “pecamos en ser un poco conservadores y mantener lo conocido”, es decir, mantener un sistema que no está integrado sino que se encuentra yuxtapuesto, ya que el pilar dos está por encima del uno. Este último hace referencia a una prestación contributiva donde el individuo lleva a cabo cotizaciones para poder acceder a la prestación correspondiente, sin necesariamente ligar los aportes a los beneficios que se recibirán.

Por último, Rossi opinó que se podría haber hecho más énfasis en la mortalidad, dada la presencia que tiene esta en la reforma. Destaca un diferencial por nivel de ingreso (por ejemplo, la Caja Bancaria y la Profesional, que tienen una estructura de mortalidad bastante distinta a las de los afiliados al BPS) y además un comparativo de esperanza de vida entre las clases socioeconómicas.

“Las personas de mayores recursos viven cuatro o cinco años más, por lo que se está haciendo una distribución no deseable”, concluyó.

Los pilares principales no se verán afectados

Zunino aseguró que los pilares del sistema jubilatorio actual no sufrirán cambios más que en su estructura si es que el proyecto de reforma es aprobado por el Parlamento. Una novedad es el pilar cero, donde el beneficiario recibe una prestación sólo por el hecho de ser ciudadano natural uruguayo y además cumplir con algunos requisitos de edad. En relación a este punto, Zunino aseguró que en general, muchos países complementan este apartado con algunas restricciones en términos de exigencias en cuanto a umbrales de ingreso. Además, dijo que no sólo por tener más de 70 años correspondería una prestación, sino que además se le agrega como exigencia que la persona tenga bajos recursos.

El pilar uno -también denominado de solidaridad y reparto- no sufrirá cambios según el integrante del Centro de Investigaciones Económicas. El mismo se recibe únicamente generando cotizaciones para luego percibir una prestación correspondiente más allá de no estar ligados los aportes a los beneficios.

El pilar dos -llamado pilar de capitalización- mantendrá su estructura. El fin de este pilar es brindarle a la persona los mismos beneficios que las contribuciones realizadas por la misma en el correr de los años. Lo que sí se modificará es la reforma paramétrica dentro de los pilares, pero en particular en el de solidaridad, donde si van a haber cambios dentro del parámetro de sostenibilidad. Aún así, estos cambios no serán significativos para su aplicación en la reforma.

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