BANCO CENTRAL

¿Qué efectos en los precios y el dólar tendrá la medida monetaria que decidió el gobierno?

La autoridad monetaria resolvió por mayoría elevar la tasa de interés de referencia en 50 puntos básicos (tal como lo hizo en julio y como había pre-anunciado el pasado 17 de mayo) de 9,75% a 10,25%.

Comité Política Monetaria del Banco Central. Foto: Banco Central.
Comité Política Monetaria del Banco Central. Foto: Banco Central.

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Otra vez sin sorpresas, el Banco Central (BCU) resolvió ayer por mayoría (el director por el Frente Amplio se opuso) aumentar la tasa de interés de referencia en 50 puntos básicos (tal como lo hizo en julio y como había pre-anunciado el pasado 17 de mayo) de 9,75% a 10,25%.

El escueto comunicado tras la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del Central, dijo que se “profundiza la fase contractiva de la política monetaria” con esta decisión, a la que se llegó “tras evaluar que persiste la rigidez de las expectativas de inflación de los agentes, y que la inflación, así como la subyacente, se mantienen fuera del rango meta”.

¿Qué significa esto? Que el BCU ve que la previsión de economistas, bancos, AFAP, empresarios, inversores sobre la suba de precios en los próximos 24 meses, no baja.

Por otro lado, la inflación (en 9,56% en 12 meses cerrados a julio) y la subyacente (que excluye a los productos y servicios más volátiles como frutas y verduras, tarifas) están fuera de la meta oficial. Esa meta es actualmente de entre 3% y 7%, pero a partir de septiembre pasará a ser de entre 3% y 6%, por lo que la distancia entre la realidad (cerca de 10%) y el objetivo (de 6% como máximo) es más grande.

Para eso toma la decisión de elevar la tasa de interés de referencia. En la teoría, lo que se busca con el incremento de la tasa de interés, es frenar o moderar las presiones al alza de los precios a través de una menor demanda, pero sobre todo de incidir en lo que esperan los agentes económicos (economistas, bancos, empresarios e inversores) sobre los precios en los próximos 24 meses.

Para ello, la política monetaria debe ser contractiva. ¿Cómo se sabe si es contractiva o no?

Las expectativas de inflación (la suba de precios esperada) para los próximos 24 meses están en 7,9%.

Los economistas, bancos y AFAP que responden la encuestan del BCU ven una inflación de 6,9% en 24 meses, los empresarios la estiman en 8% y los inversores (según el diferencial de rendimientos en títulos en pesos y en Unidades Indexadas a la inflación) en 8,8%. Eso da como promedio 7,9%.

El BCU considera que la tasa real “neutra” (ni modera, ni apuntala la demanda) es 2%. Por tanto, una tasa de interés de referencia neutra debería ser de 9,9% (7,9% de inflación esperada más 2% de tasa real).

Una tasa de 10,25% como la actual, es entonces “levemente contractiva” (equivale a 2,35% real). Ahí hay una primera diferencia entre el comunicado del BCU y lo que indica la teoría.

El comunicado dice que “se profundiza” la instancia contractiva, pero si se evalúa el nivel de referencia neutro de 9,9% para la tasa de interés, y esta pasó de 9,75% a 10,25%, se estaría en realidad iniciando la fase contractiva.

Esto fue señalado por el exintendente de Regulación Financiera del BCU y catedrático en política economica, José Antonio Licandro.

La tasa de interés de referencia, en 10,25%, está “por primera vez, apenas por encima del nivel de neutralidad”, señaló.

“Es importante notar entonces que, si bien la tasa ha subido sustancialmente a lo largo de un año estaba en 4,25% en julio de 2021), recién ahora la instancia monetaria es contractiva”, escribió Licandro en una columna publicada ayer en el suplemento Economía & Mercado de El País.

Ahora, ¿cómo esta política contractiva (en la actualidad levemente contractiva) puede frenar las presiones de subas de precios y moderar las expectativas de economistas, bancos, empresarios e inversores?

La tasa de interés de referencia, que subió el BCU ayer, es el “precio del dinero”: señaliza el costo del crédito bancario en pesos. Es decir, es lo que le “cuesta” a los bancos obtener liquidez (pesos) a un día de plazo (de parte de otros bancos o del propio Central). Por esa vía, se transmite al crédito a empresas y familias en moneda nacional, encareciéndolo. La tasa de interés de referencia se traslada a las tasas de interés que cobran bancos y financieras por préstamos. En la teoría, al encarecer el crédito, hace más atractivo el ahorro que el consumo.

Si los agentes creen en este accionar para frenar las presiones al alza de los precios, bajarán sus proyecciones de inflación para los próximos 24 meses. Si todavía entienden que no es suficiente, las mantendrán o incluso subirán.

Para esto último, también incide el accionar esperado del Central. El comunicado de ayer, indicó que “el Copom mantiene la preocupación por la rigidez de las expectativas de inflación de los agentes, valora positivamente los canales de transmisión de la política monetaria que funcionan en el sentido esperado, y entiende necesaria y oportuna la suba” de la tasa de referencia.

Además, “anticipa continuar con aumentos similares en las próximas reuniones (es decir de 50 puntos básicos cada vez), considerando que con ello se llegaría hacia fin de año a niveles de tasa consistentes con la convergencia de las expectativas” a la meta de inflación, añadió. Como quedan tres reuniones del Copom, el BCU anticipa implícitamente que la tasa de referencia llegará a fin de año a 11,75%.

“No obstante, reafirma el compromiso de profundizar el talante contractivo de la política en caso de mantenerse rígidas a la baja dichas expectativas”, dijo el BCU. Es decir, podría subir más que 50 puntos básicos la tasa si las expectativas de inflación no bajan. Esa es una señal al mercado. Si es suficiente o no, el tiempo lo dirá.

¿Efecto en el valor del dólar?

El otro efecto que puede generar la suba de la tasa de interés, es el de una caída del dólar. Con una tasa en pesos más alta se vuelve más atractivo invertir en la moneda local que en la estadounidense. Eso puede inducir a un cambio de portafolio de bancos, AFAP, aseguradoras para pasarse de dólares al peso. Así, se generaría una presión a la baja en la moneda estadounidense. Si bien esto es una lectura líneal (porque inciden otros factores como lo que haga la Fed de Estados Unidos con su tasa de interés, que viene subiendo) el BCU admitió que parte del debilitamiento del dólar en Uruguay, puede deberse a su accionar. En su Informe de Política Monetaria del 2° trimestre, el BCU dijo que la baja del dólar en ese período “estuvo determinada en parte por los aumentos de la tasa”.

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