COLUMNA DE OPINIÓN APPCU

La dignidad del trabajo

En nuestro sector, prácticamente no hubo ocio laboral, declarada la pandemia. Otros sectores que sí pararon, les hizo revalorizar como nunca el trabajo.

Aníbal Durán, gerente ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (Appcu).
Aníbal Durán, gerente ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay (Appcu).

La dignidad del trabajo. En nuestro sector, prácticamente no hubo ocio laboral, declarada la pandemia. Otros sectores que sí pararon, les hizo revalorizar como nunca el trabajo.

Tanto sea de profesiones liberales, como la de empresarios, como los que tienen un oficio, o los obreros en el rubro que sea.

Los de la construcción cumplen a destajo una tarea ímproba, manufacturera, que debe ser precisa, realizada con pasión y donde un error puede costar demasiado en varios aspectos.

Por supuesto que la profesión liberal del arquitecto, del ingeniero civil, del ingeniero agrimensor, del contador, del abogado, del escribano y todas las que encuentren comunes a la construcción, son absolutamente imprescindibles. Guardan estas profesiones todo su prestigio en los múltiples cauces donde actúan; cada una dignamente puede ser un apostolado. Sólo queremos puntualizar que, junto a ellas, en el escenario del trabajo colectivo, los oficios conjugan también el verbo hacer con una jerarquía diferente, pero no inferior, con una responsabilidad distinta, pero celosa de su propia talla.

Las profesiones liberales son una disciplina de trabajo y no un linaje ni una casta.

Pero asimismo en todo oficio, carpintero, albañil, sanitario, hay momentos de concepción donde la inteligencia dirige la maestría de las manos y en esos momentos el talento artesano reivindica para su trabajo cierto margen de jerarquía intelectual.

A no olvidarse pues, que la habilidad manual importa también una singular contribución de esfuerzo especulativo y supone en elevada medida, vuelo de imaginación, riqueza espiritual, vocación laboriosa y un calificado don que en ciertos casos va más allá de la simple destreza y se convierte en arte.
Esos son los obreros de la construcción que con su arte (ayudado en estos tiempos por la tecnología), van moldeando el futuro, porque la vivienda, por ejemplo, es un bien no solamente esencial, sino que además arraiga al que allí vive, lo convierte en un ser con dignidad, contexto donde seguramente vivirá los mejores momentos de su vida.

La dignidad de un ejercicio en cualquier órbita de trabajo, está dada en primer término por la deontología (principios y reglas éticas que regulan cualquier actividad profesional). que en él se evidencia, sea cual sea la dificultad, la pericia, la responsabilidad o el riesgo que esa tarea determine.
Algunas actividades importan más dificultad que otras y requieren una mayor alerta intelectual o mayor destreza con las manos, pero genéricamente todas suponen el acatamiento a deberes generales de ética, cuyo cumplimiento, en todos los órdenes, será el índice de la jerarquía funcional de un pueblo.

La vieja y prestigiosa artesanía reclama un lugar de excepción en nuestra vida contemporánea.

La artesanía supone una íntima comunión entre el hombre y la cosa que manipula. Existe una plena vinculación que acapara sus actitudes, que canaliza su vigilancia, que nutre dignamente a la administración de su tiempo.

Durante ese proceso hay una compenetración entre el obrero y su material; el obrero va poco a poco llevándolo a su condición definitiva; cada golpe de escoplo en la madera, cada martillazo en el hierro que fragua, cada trazo de pincel, cada vuelta de un torno, acerca una cosa a su meta, pero al mismo tiempo que esa transformación de lo manipulado se va logrando, el obrero también se transforma en contacto con su obra. Es su autor y un poco su hechura; la ha gestado y ha sido influido sin darse cuenta por ella.

Esta industria de la construcción es gestora de trabajo genuino, versátil, multifacético, donde todos son útiles y es menester que así siga siendo. Seguimos apostando a esta mancomunión de intereses.

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