TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

El cambio de reglas que trajo el COVID-19 y que preocupa a un sector

Por el teletrabajo, empresas locales buscan empleados afuera y las del exterior apuntan a los uruguayos.

Personas trabajando en una oficina. Foto: Gerardo Pérez.
Personas trabajando en una oficina. Foto: Gerardo Pérez.

La falta de capital humano en el sector de la tecnología y la información es un problema que existe desde hace años en Uruguay. A eso se le sumó que la pandemia de COVID-19, que llevó a que muchas empresas a nivel global implementaran el teletrabajo por precaución sanitaria, cambió las reglas del juego. ¿Qué pasó? Las compañías en otros países aprendieron a gestionar personal en el exterior y apuntaron a trabajadores uruguayos.

El trabajo remoto “sacudió la manera de hacer las cosas”. Por un lado, las empresas locales aprendieron a gestionar el teletrabajo y contratar personal en el exterior, lo que es una “excelente noticia”. Por otro lado, hubo una “horrible noticia”: el resto del mundo también incorporó el emplear a trabajadores en otros países. Ahora pueden “robar gente”, algo que sucede y modifica el panorama de diferentes empresas. Así lo explicó Fernando Brum, consultor del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, en un evento que realizó el martes la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (Cuti).

La Cuti presentó ayer el informe Tendencias y oportunidades para la industria de Tecnologías de la Información de Uruguay que realizaronó Brum, Inés Arbiza, Jessica Mosteiro y Miguel Brechner. El documento parte de una serie de estudios que han sido proyectados desde el Observatorio TI en el marco del Programa de Bienes Públicos Sectoriales para la Competitividad de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE).

Tomando los colores del semáforo, realizaron un diagnóstico de diferentes aspectos de las empresas del sector. El tema del capital humano tiene la luz roja, ya que preocupa entre las compañías. No obstante, Brum aclaró que la escasez local tiene como contracara la escasez global.

Por otra parte, le dieron color verde a la tecnología: “las empresas están absorbiendo tecnología, hay a quien preguntarle” sobre los diferentes temas, y hay un nivel de integración con el resto del mundo muy importante, lo que es una diferencia enorme al escenario de Uruguay hace 20 años, indicó.

En lo que refiere a los modelos de negocio de las compañías, encontraron un panorama amarillo: “algunas están muy bien posicionadas” mientras que otras “están revisando y reestudiando sus modelos”.

Tipos de empresas.

 Brum contó que la tecnología no es la preocupación principal de los empresarios a los que se entrevistó para la realización del informe. Sin embargo, sí lo son los modelos de negocios. A raíz del estudio encontraron “tres ámbitos”. Por un lado, están las empresas que generan propiedad intelectual que, en general, no ven como una amenaza directa los problemas que hay con el capital humano y el miedo de que migre vía trabajo remoto.

El segundo tipo de empresa son las integradoras, “que no tienen problema en materia tecnológica porque lo que hacen es integrar soluciones desarrolladas por terceros”. Aquí hay “más preocupación (por el capital humano) que en el primer grupo, pero no tanto”.

El tercer grupo son los softwares factories, donde hay un “proceso de fusiones y adquisiciones muy interesante que se está llevando a cabo”, que per sé no son buenos ni malos. Las compañías están “bastante preocupadas por los modelos de negocios, tratando de incorporar ámbitos en los que se cree propiedad intelectual y muy preocupadas por el tema del capital humano”, dijo Brum.

Sugerencias

 A su turno, Brechner, fundador y expresidente del Centro Ceibal, indicó que desde la industria hay una intención desde hace años de empujar para mejorar el capital humano, y que ahora hay que hacer un fine tuning (en español, ajuste fino o delicado) del trabajo que se realizó.

Los autores plantean adecuar los planes de estudios en educación media para mejorar la formación en matemática y física. Además, acompañar lo teórico con ejemplos concretos y reales y jerarquizar el bachillerato tecnológico de la Universidad del Trabajo (UTU) en informática.

Brechner señaló que hay una “cantidad importante de jóvenes que, cuando terminan el bachillerato tecnológico en la UTU, no van a trabajar en la industria” porque hay una diferencia entre lo que aprenden y lo que requieren las empresas.

También plantean profundizar las estrategias para estimular el estudio de ingeniería y otras tecnologías.

En esa línea, hablan de atender las brechas entre Montevideo y el interior del país. El fundador del Centro Ceibal contó que “hay un tema fuerte con la robótica que está pasando gracias al Plan Ceibal”, y que “habría que tener becas para estudiantes para venir a estudiar” a la capital o que las empresas ofrezcan pasantías.

Asimismo, se refieren a la brecha entre hombres y mujeres. Brechner indicó que se ha trabajado en materia de género, pero que hay que hacer el doble. En esa línea, cree que todas las empresas del sector se deben “certificar en género” para generar una cultura sobre el tema.

Por otra parte, Brechner comentó que hay que fomentar el learning by doing. Se trata de un método de aprendizaje que se basa en la experimentación.

También creen que las empresas podrían dar incentivos para que los empleados terminen los estudios.

El fundador de Centro Ceibal explicó que se necesita “gente del más alto nivel académico para ir a terreros de alto nivel tecnológico”.

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