ESTUDIO

Empleos con baja remuneración: ¿una trampa de estancamiento o un trampolín hacia salarios más altos?

Un estudio del Instituto de Economía (Iecon) analizó los impactos en la vida laboral de quienes reciben bajos salarios.

Repartidor en bicicleta. Foto: CANVA.
Repartidor en bicicleta. Foto: CANVA.

Tener un bajo salario es un problema en sí mismo por obvias razones, pero la cuestión empeora si las personas que enfrentan bajas remuneraciones lo hacen de forma repetida a lo largo de su trayectoria laboral o no. Determinar en qué medida los empleos mal pagos ofician como “trampa” a través de la cual las personas quedan “atrapadas” sin poder progresar hacia empleos mejor remunerados, o si por el contrario, los empleos mal pagos constituyen un “trampolín” hacia salarios más altos, ha sido objeto de múltiples investigaciones en la literatura económica.

En este sentido, un estudio elaborado por la economista Paula Carrasco, del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración (Iecon-Fcea), analizó los efectos de los empleos de baja remuneración en la vida laboral de un grupo de trabajadores formales uruguayos, en el período comprendido entre 1997 y 2015.

El objetivo principal del análisis fue estudiar cuál es la trayectoria seguida por los trabajadores uruguayos que perciben bajas remuneraciones, qué tan condicionadas están sus vidas laborales en el futuro y cuál es el vínculo entre un empleo mal pago y la salida del mercado de trabajo formal.

El estudio utilizó una muestra representativa de trabajadores formales a partir de registros de la seguridad social y estimó un modelo que consideró tres posibles estados: ocupado con bajas remuneraciones, ocupado con alta remuneración, y no ocupado formal (desocupado, inactivo u ocupado en la informalidad).

Para definir a las personas con bajas remuneraciones, consideró a quienes en su trabajo principal su remuneración horaria es inferior a dos tercios de la mediana de la distribución de la remuneración bruta horaria en cada año. También se emplearon otros umbrales tanto relativos (primer quintil de ingresos, es decir las personas más pobres) como absolutos (salario mínimo). En este sentido, dentro de los trabajadores formales, en promedio un 20% se encontró dentro del segmento de baja remuneración en el período estudiado.

Entre los principales hallazgos, el estudio encontró que para los trabajadores uruguayos “existe un verdadero estado de dependencia”, dado que el haber tenido un empleo mal pago aumenta en más de 20 puntos porcentuales (pp.) la probabilidad de mantenerse en esa situación de vulnerabilidad al año siguiente. Además, concluyó que la relevancia de ese fenómeno es mayor para las mujeres y dentro del sub período 2005-2015.

Por otra parte, si bien no se pudo afirmar que exista un círculo entre las situaciones de baja remuneración y permanencia fuera del mercado de trabajo formal, tampoco se pudo encontrar que los empleos de baja remuneración operen como trampolín para el acceso a trabajos de mayor calidad.

Es decir que, en comparación con tener un empleo bien remunerado, tener un trabajo mal pago en el período previo afecta la probabilidad de tener una baja remuneración en el período corriente, y similar resultado se observó en el caso de posicionarse fuera del mercado de trabajo formal. Por tanto, se constató la existencia de dependencia del estado previo, explicó el estudio.

Asimismo, la posición que cada trabajador ocupa en el primer momento en que es observado también es “relevante y significativa”. Si el estado inicial del trabajador implica que percibe una baja remuneración, aumenta la probabilidad de encontrarse en la misma posición en el presente en contraposición a si hubiese tenido un empleo bien pago.

Períodos.

El estudio encontró “diferencias muy importantes” entre los dos subperíodos estudiados. En el primero (1997-2004) “casi 60% de quienes tuvieron una situación de baja remuneración cinco años antes se ubicaron nuevamente en esa situación. En cambio, a partir de 2005, si bien se observó persistencia para el conjunto de los trabajadores de baja remuneración (41%), es más probable haber transitado cinco años después a una mejor posición en el mercado de trabajo (51%)”, agregó.

De acuerdo con el estudio del Iecon, ese primer subperíodo estuvo “caracterizado por la debilidad en las principales instituciones del mercado de trabajo (suspensión de la negociación colectiva generalizada e irrelevancia del salario mínimo nacional), caída del salario real y crecimiento de la desigualdad”.

En tanto, en el segundo subperíodo (2005-2015) cobró “relevancia la negociación colectiva y la fijación del salario mínimo nacional, existe crecimiento continuo del salario real y caída de la desigualdad salarial”, añadió el análisis.

Por último, al evaluar las transiciones anuales, el estudio destacó cinco aspectos relevantes: una mayor persistencia (en el mismo estado) para los trabajadores de remuneraciones altas; que hombres y mujeres con empleos de baja remuneración en el período previo fueron igualmente propensos a transitar hacia afuera del mercado de trabajo formal; que si bien se observó permanencia en la situación de estar fuera del mercado de trabajo formal entre quienes estuvieron o estarán dentro del mercado de trabajo formal, también se constató que la entrada al mercado de trabajo formal desde fuera, se realiza principalmente a empleos de alta remuneración; que el ingreso a empleos de alta remuneración es mayor para quienes estaban fuera del mercado de trabajo que para los trabajadores de baja remuneración; y que en el segundo subperíodo estudiado aumentó la probabilidad de ingresar al segmento de altas remuneraciones tanto para los trabajadores de bajas remuneraciones, como para quienes estaban fuera del mercado de trabajo.

Los jóvenes y las mujeres están entre los más vulnerables

El estudio encontró que existe una “dependencia genuina del pasaje por empleos de baja remuneración al tiempo que se da cuenta de que este fenómeno es más importante entre las mujeres”. Además, el trabajo encontró que “existe dentro del mercado de trabajo formal un conjunto de trabajadores que se ven confinados a un segmento del mercado laboral de menor calidad, asociado a efectos de estigma, depreciación o baja acumulación de capital humano”.

Los jóvenes también se encontraron entre los más vulnerables. Sobre este punto, la investigación observó que “la dependencia del estado previo (de un estado laboral a otro) es mayor para los trabajadores jóvenes”. En este sentido, se explicó que dicho hallazgo “en combinación con el vínculo entre estar fuera en el período previo y estar ocupado con una remuneración baja en el período actual, indica que al menos para un pequeño porcentaje de trabajadores, el segmento de baja remuneración constituye la puerta de entrada al mercado de trabajo formal”.

Por otra parte, la investigación del Iecon sugirió que “el hecho de que exista una genuina dependencia del estado previo y que los jóvenes y las mujeres tengan una mayor probabilidad de encontrarse en el segmento de baja remuneración debería tenerse en consideración para el diseño de las políticas activas en el mercado de trabajo”.

Si bien el estudio no pudo realizar diferencias de acuerdo al nivel educativo, “los antecedentes señalan que la dependencia es mayor entre los menos educados”. Por ello, se recomienda que “el diseño de políticas de empleo que busca insertar en el mercado a jóvenes y mujeres de bajas calificaciones, tiene necesariamente que tomar recaudos, para asegurar que se genere una puerta de entrada y no una trampa de baja remuneración”. Además, resaltaron que la fijación del salario mínimo se vuelve una política más que relevante”.

La incidencia de la edad y diferencias por géneros

El estudio encontró también que ser hombre aumenta la probabilidad de ubicarse por fuera del mercado de trabajo formal y disminuye la de tener un empleo de baja remuneración, en comparación con un empleo bien remunerado. Asimismo, concluyó también que la edad afecta negativamente la probabilidad de encontrarse en un empleo de baja remuneración o fuera del mercado de trabajo formal. Por último, encontró que la existencia de al menos otro empleo formal en el año corriente disminuye la probabilidad de ser un trabajador mal remunerado.

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