NACIONES UNIDAS

“Tensa calma” por el avance de los rebeldes: la situación que rodea al contingente uruguayo en el Congo. El País en el país africano

M23 gana terreno; el contingente uruguayo está listo para tomar cualquier medida paliativa.

El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Uruguaya, brigadier general Leonardo Blengini, saludando a los efectivos
El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Uruguaya, brigadier general Leonardo Blengini, saludando a los efectivos. Foto: Delfina Milder

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La tensión escala en el norte de la República Democrática del Congo (RDC), en el marco de los combates que libran el Ejército de la RDC y el grupo Marzo 23 (M23), que intenta avanzar sobre la ciudad. Los últimos reportes de los medios locales aseguran que los rebeldes se encuentran a 15 kilómetros del epicentro de Goma, hogar de más de un millón de personas, lo que ameritó un enorme despliegue del ejército de la RDC en la ciudad y, puntualmente desde ayer jueves, más tropas y rigurosos controles en el aeropuerto internacional.

Desde Kavumu, 100 kilómetros al sur, en la provincia de Sud Kivu, el contingente uruguayo de la fuerza aérea monitorea a diario la situación.

El jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU), brigadier general Leonardo Blengini, visitó ayer la base del ejército uruguayo en esa ciudad y también se reunió con autoridades de la Monusco -la misión de paz de la ONU en este país africano-, y sostuvo que “la situación es de tensa calma, donde todo está planificado para tomar cualquier medida paliativa en caso de que se incrementen las movilizaciones del M23”.

También constató allí el importante aumento de las fuerzas gubernamentales (el ejército de la RDC), extendiéndose incluso 60 kilómetros al norte de Goma.

A modo de calmar las aguas y ejemplificar la variabilidad del escenario, Blengini aseguró a El País y a otros medios uruguayos en Kavumu que “los vuelos (del aeropuerto internacional de Goma) no se han cortado; esa era una situación que ayer (por el miércoles) se presumía que podía pasar. Pero no sucedió: se estaban haciendo vuelos regulares”, apunta.

No obstante, el escenario cambia constantemente y la alerta va en ascenso.

“La movilización de las tropas del M23 son bastante ágiles, se movilizan en zonas selváticas y en dos rutas de acceso a Goma”, agregó. Asimismo, aseguró que los planes de contingencia y evacuación general están muy claros tanto para el personal civil de ONU como para el personal militar y los observadores militares que allí trabajan. “Hay planes muy concretos para la evacuación a diferentes puntos, uno inclusive es la ciudad de Bukavu”, dijo. 

La ciudad de Bukavu se encuentra en el Sud Kivu, a 10 minutos de la base uruguaya en Kavumu y a solo 100 kilómetros de Goma, pero las precarias rutas hacen que el desplazamiento por tierra tarde no menos de 11 horas.

El capitán aviador Diego Deffes cuenta a El País que este contingente -la base de la FAU- no ha hecho ese camino por tierra, pero sí recuerda una vez que lo hizo el ejército uruguayo, desde Goma a Bukavu.

“Fue complicado, hubo que mover árboles, había puentes rotos, se les quedaba el vehículo”, cuenta.

Lo común, no obstante, es desplazarse en cualquiera de los dos helicópteros que tienen y que están siempre a disposición para situaciones de emergencia. En este momento puntual, están más atentos que nunca a Goma, en caso de que el conflicto escale.

Evacuados

Por su parte, el gobierno del Congo y las Naciones Unidas lamentaron ayer jueves la situación precaria de las 280.000 personas que han huido de sus hogares desde que empezó el conflicto, en marzo de este año.

“La mayoría de las personas desplazadas están ocupando escuelas, hospitales, iglesias y otros lugares improvisados, mientras que miles están conviviendo con familias anfitrionas”, indicaron el ministro de Asuntos Sociales y Acciones Humanitaria de la RDC, Modeste Mutinga, y el coordinador de la respuesta humanitaria de la ONU en el país africano, Bruno Lemarquis, en un comunicado conjunto.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU señaló el pasado martes, a través de un comunicado, que “los ataques contra las comunidades se han producido casi a diario desde finales de octubre, con unos niveles de violencia que está desplazando a las personas de sus hogares, aumentando su vulnerabilidad”. También aseguran que hay poblaciones “atrapadas” en el conflicto entre los rebeldes y el Ejército de la RDC. Según esta institución de la ONU, alrededor de 110.130 personas viven en unas 140 localidades ubicadas en las zonas ocupadas por el M23, donde sufren a menudo torturas, reclutamientos forzosos, saqueos y otros tipos de abusos.

“Los actores humanitarios necesitan un acceso sin trabas para llegar a las poblaciones afectadas”, dijo Lemarquis, que denunció que llegar a algunos grupos de personas desplazadas “continúa siendo un gran desafío”.

Lemarquis también hizo un llamamiento a la “comunidad internacional” para que “brinde con urgencia el apoyo necesario para brindar asistencia a las víctimas”.

El resurgir del M23

Los enfrentamientos, además de provocar decenas de miles de desplazados internos, han generado una crisis diplomática en la que la República del Congo acusa a su vecina Ruanda de apoyar al M23, un extremo que el gobierno ruandés siempre ha negado.

Sin embargo, un informe confidencial de expertos de la ONU filtrado a principios de agosto pasado confirmó esa cooperación.

El M23 y el gobierno ruandés, por su parte, acusan al Ejército congoleño de colaborar con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en el año 2000 por algunos cabecillas del genocidio de Ruanda de 1994 y otros ruandeses exiliados en la República del Congo para recuperar el poder político en su país de origen.

La RDC y Ruanda insisten en el diálogo para resolver la escalada de tensión, pero las acusaciones cruzadas continúan.

El M23 se creó en 2012, cuando soldados congoleños se sublevaron por la pérdida de poder de su líder, Bosco Ntaganda, procesado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra; y debido a supuestos incumplimientos del acuerdo de paz del 23 de marzo de 2009, que da nombre al movimiento.

El grupo exigía renegociar ese acuerdo firmado por la guerrilla congoleña Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) para su integración en el Ejército, a fin de mejorar sus condiciones.

El CNDP, formado principalmente por tutsis (grupo que sufrió en gran medida el genocidio de Ruanda de 1994), se constituyó en 2006 para -entre otros objetivos - combatir a los hutus de las FDLR.

El este de República Democrática del Congo lleva más de dos décadas sumido en un conflicto avivado por milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de paz de la ONU desplegadas en todo el país.

El expresidente keniano, Uhuru Kenyatta, pidió el cese inmediato de las hostilidades en el este de la República Democrática del Congo, e instó a los grupos rebeldes a participar en los diálogos de paz.

“La guerra debe terminar de inmediato en el este de la RDC”, dijo desde Goma en declaraciones recogidas este miércoles en los medios locales.

El expresidente keniano instó a los grupos armados congoleños a participar en las conversaciones de paz que se celebrarán en Nairobi a partir del próximo lunes, en lugar de seguir luchando. “Las personas desplazadas no han hecho nada para sufrir este conflicto. Debemos tener piedad de esta gente”, señaló Kenyatta.

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