INMIGRACIÓN

“Quédate en México”, reactivan el plan migratorio de Donald Trump

Estados Unidos acordó que los inmigrantes deberán esperar en territorio mexicano la respuesta a sus solicitudes de asilo.

Protestas por el acuerdo de Estados Unidos y México. Foto: AFP.
Protestas por el acuerdo de Estados Unidos y México. Foto: AFP.

México y Estados Unidos acordaron reactivar parcialmente un programa del gobierno de Donald Trump mediante el cual los migrantes deben esperar en territorio mexicano la respuesta a sus solicitudes de asilo.

“México ha decidido que, por razones humanitarias y de manera temporal, no retornará a sus países de origen a ciertos migrantes que tengan una cita para aparecer ante un juez migratorio en Estados Unidos para solicitar asilo”, señaló el ministerio en un comunicado.

“Quédate en México” será restablecido luego de negociaciones con Estados Unidos, donde la justicia ordenó reimplementar la política migratoria de Trump, que devolvía a territorio mexicano a migrantes, un revés para el presidente demócrata Joe Biden, quien había puesto fin a esta práctica al asumir en enero pasado.

En Estados Unidos, el Departamento de Seguridad Nacional informó que una vez que México reactive su programa para recibir migrantes realizará algunos cambios en sus protocolos de protección a migrantes (MPP) para hacer más ágil el proceso y responder a las preocupaciones de México.

Uno de los principales compromisos de Estados Unidos es que los procesos de solicitud de asilo sean “concluidos en seis meses” a partir de que al solicitante se lo devuelva a México y agilizar la comunicación y la información brindada a los migrantes.

En la frontera con México hay migrantes que han tenido que esperar más de un año a sus audiencias y a partir de marzo de 2020, por la pandemia de COVID-19, el proceso se ha retardado aún más.

México, que por años rechazó recibir de regreso a migrantes, aceptó las políticas de Trump luego de la llegada a la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, en diciembre de 2018.

Con el acceso de Biden a la Casa Blanca se reactivó el ingreso de migrantes, en su mayoría centroamericanos, a México con el sueño de poder pasar a Estados Unidos.

Más de 190.000 migrantes han sido detectados por las autoridades mexicanas entre enero y septiembre, tres veces más que en 2020. Unos 74.300 han sido deportados.

En la negociación por la reimplantación del programa de Trump, también se planteó la necesidad de aplicar medidas contra el COVID-19, como revisiones médicas y la disponibilidad de vacunas para las personas migrantes.

Estados Unidos se comprometió en respuesta a que todos los que sean enrolados en el MPP serán vacunados.

Ambos países colaborarán para que haya albergues seguros para los migrantes, dispongan de un transporte eficaz para cruzar la frontera y que puedan acceder a un trabajo y a servicios de salud en territorio mexicano.

Biden sostiene que el MPP ha impuesto costos humanitarios injustificables y no ataca de raíz las causas de la inmigración ilegal, por lo que una vez que sea levantado el mandato judicial, volverá a ser cancelado, adelantó el departamento de Seguridad Nacional. (AFP)

Condena a esclavitud y tortura

El papa Francisco presidió ayer viernes una oración ecuménica junto a migrantes en una iglesia de Nicosia, en Chipre, durante la cual condenó la “esclavitud” y “tortura” que sufren.

El Pontífice llegó a la isla mediterránea el jueves, en un viaje de cinco días que incluirá también a Grecia. Con este viaje, el número 35 desde su elección en 2013, el papa quiere atraer la atención sobre el tema migratorio, un problema mayor en Chipre y en la zona, puerta de entrada a la Unión Europea.

Según las autoridades chipriotas, el Pontífice llevará consigo a Italia a 50 inmigrantes, 10 de ellos se encuentran detenidos.

Decenas de personas, la mayoría de ellas extranjeras, se agolparon frente a la iglesia de la Santa Cruz de Nicosia, situada a pocos metros de la zona de distensión administrada por Naciones Unidas. Algunas de las personas presentes esperaban formar parte de este grupo. Fue el caso de Bassel Ismail, un refugiado sirio de unos veinte años y que lleva en Chipre cerca de siete meses. “Hemos venido a ver al Papa y quizá nos lleve con él al Vaticano”, dijo, junto a su mujer y su bebé.

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