AVIÓN

El “puente aéreo del terror”: la acusación de Estados Unidos que complica al piloto iraní

El nombre de Gholamreza Ghasemi aparece en reportes de 2018 como directivo de Qeshm Fars Air, aerolínea civil señalada como instrumento para trasladar armas desde Irán hasta Hezbollah.

El piloto Gholamreza Ghasemi. Foto: Iranintl_en
El piloto Gholamreza Ghasemi. Foto: Iranintl_en

El 16 de octubre de 2018, un Boeing 747 de la empresa de carga iraní Qeshm Fars Air aterrizó en Beirut a las 2:04 PM. El vuelo despertó inmediatas sospechas en la comunidad de inteligencia occidental: había salido a las 9:33 de la mañana de Teherán, siguió una ruta complemente inusual y ocultó detalles de su trayectoria durante buena parte del viaje. 

Al día siguiente partió hacia Doha, Qatar. Semanas después la cadena Fox News reveló en un informe basado en fuentes de agencias de investigación de Estados Unidos e Israel que el carguero llevaba “dispositivos GPS para fabricar armas guiadas con precisión en fábricas iraníes dentro del Líbano”. Y que los artículos tenían como destino a Hezbollah, la organización libanesa financiada por la Guardia Revolucionaria de Irán.

Aquel vuelo alimentó una investigación sobre el “puente aéreo del terror” que Estados Unidos atribuye a las aerolíneas civiles Qeshm Fars Air y su empresa matriz, Mahan Air, y que ahora sostienen las sospechas respecto del avión de la empresa venezolana Emtrasur que permanece varado en Ezeiza desde el lunes 6 y sobre su piloto iraní, Gholamreza Ghasemi. Así quedó en evidencia en el informe que presentó el FBI ante el juzgado federal a cargo de Federico Villena.

Qeshm Fars Air opera vuelos entre Irán y Siria de forma regular. Como parte de los esfuerzos realizados por Irán y la Fuerza Quds para equipar a Hezbollah con armas, componentes militares avanzados y las armas están siendo contrabandeadas desde Irán utilizando vuelos civiles de Teherán a Damasco”, indica el escrito radicado en la Justicia.

Sobre Ghasemi se indica que fue miembro del consejo directivo de Qeshm Fars Air, a la que Estados Unidos considera directamente un instrumento de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria. Su nombre y posición figuró en un primer artículo de la cadena Fox News, en septiembre de 2018, en el que se expusieron las primeras sospechas sobre el uso de aerolíneas civiles iraníes para trasladar armas a los extremistas libaneses. No hay referencia a que fuera piloto de esos vuelos.

Qeshm Fars usa Boeing 747, similares al que quedó bajo custodia judicial en Ezeiza. La nave de Emtrasur operó bajo bandera iraní hasta este mismo año y había sido usada por Mahan Air antes del acuerdo por el cual pasó a manos del régimen de Nicolás Maduro como primer y hasta ahora único integrante de la flota de la compañía de carga estatal, concebida como filial de Conviasa.

La primera alerta sobre la actividad de Qeshm Fars surgió en julio de 2018. El 9 de ese mes el vuelo QFZ9960 partió desde una base de la fuerza aérea en Teherán, hizo una breve escala en Damasco (Siria) y siguió por “una ruta de vuelo poco característica” hasta el aeropuerto internacional de Beirut. Un segundo vuelo inusual se completó el 2 de agosto: el QFZ9960 salió de Teherán y aterrizó en Beirut a las 5:59 PM, tras seguir una trayectoria inexplicable por el norte de Siria, que implicó un larguísimo rodeo.

Avión Boeing 747-300, de la aerolínea de carga venezolana Emtrasur, que transportaba tripulación venezolana e iraní. Foto: AFP
Avión Boeing 747-300, de la aerolínea de carga venezolana Emtrasur, que transportaba tripulación venezolana e iraní. Foto: AFP

“Los iraníes están tratando de encontrar nuevas formas y rutas para pasar armas de contrabando de Irán a sus aliados en el Medio Oriente, probando y desafiando la capacidad de Occidente para rastrearlos”, dijo en aquel reporte una fuente no identificada de la inteligencia regional.

El informe del 20 de octubre, después del tercer vuelo reportado como sospechoso, sostiene que las fuentes de inteligencia occidentales creen que el avión de carga transportaba artículos para Hezbollah y que estos componentes “estaban destinados a depósitos secretos de la organización cerca del aeropuerto de Beirut para atacar a Israel en el futuro”.

Fox News citó al exjefe de inteligencia militar israelí Amos Yadlin: “Estamos decididos a no dejar que suceda. Esta es una fuente de preocupación porque si los iraníes, por un lado, están decididos a construir este proyecto de precisión con misiles balísticos y los israelíes están decididos a no dejar que suceda, esta es una receta para la colisión”.

Las sanciones sobre Mahan Air pesaban desde 2011 por las sospechas de que era un instrumento de la inteligencia iraní para asistir al terrorismo en la región. En 2016, todavía en la administración Barack Obama, fue el embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Danny Danon, quien alertó al Consejo de Seguridad sobre operaciones de contrabando de armas en aviones de esa aerolínea.

Irán lo negó siempre: “La publicación de informes tan incorrectos se ha vuelto común en los últimos días y semanas e indica una guerra psicológica intensificada por parte de círculos hostiles y anti-Irán”, dijo entonces el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Bahram Qassemi.

El piloto

El nombre del piloto que hoy pasa sus días en un hotel de Canning, cerca del aeropuerto de Ezeiza, aparece mencionado de la siguiente manera en los reportes de hace seis años: “Qeshm Fars Air detuvo su actividad en 2013 en medio de fallas administrativas, pero reinició sus operaciones en marzo de 2017. Entre los miembros del directorio de la compañía se encuentran tres miembros de la Guardia Revolucionaria: Ali Naghi Gol Parsta, Hamid Reza Pahlvani y Gholamreza Ghasemi”.

La cita se reproduce en una entrada del sitio IFMAT (sigla en inglés que refiere a Fraudes, Manipulaciones, Atrocidades y Amenazas del Régimen Iraní). Allí consta una ficha personal de Gholamreza Ghasemi, sin más datos personales que ese vínculo con la compañía aérea. El FBI dio por cierto que el huésped de Ezeiza es esa misma persona, a pesar de que el gobierno argentino instaló la versión de que se trata de “un homónimo”.

Entre la poca información verificable sobre el piloto existe una participación suya en un congreso de aviación en 2016 en Teherán, en momentos en que el gobierno de Estados Unidos había iniciado un proceso de desaceleración de las sanciones al régimen iraní. Ghasemi aparece con foto y todo entre los participantes. Se lo menciona como CEO de otra compañía, de nombre Naft Airlines, que es propiedad del Ministerio de Petróleo iraní.

El cúmulo de sospechas contra Qeshm Fars y Mahan derivó en 2019 en una sanción oficial de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

La OFAC dijo que Qeshm Fars Air “es propiedad o está bajo el control de Mahan Air, y brinda apoyo material a la Guardia Revolucionaria Iraní y a la Fuerza Quds”. Mahan Air, añade, “desempeña un papel integral en el apoyo a Quds y sus representantes en Siria mediante el transporte de personal y armas”.

El entonces secretario del Tesoro (durante la administración de Donald Trump), Steve Mnuchin, dijo al justificar la decisión: “El brutal régimen iraní explota a las comunidades de refugiados en Irán, les priva del acceso a servicios básicos como la educación y los utiliza como escudos humanos para el conflicto sirio. El objetivo del Tesoro de las milicias respaldadas por Irán y otros representantes extranjeros es parte de nuestra campaña de presión en curso para cerrar las redes ilícitas que utiliza el régimen para exportar terrorismo y disturbios en todo el mundo”.

El subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera, Sigal Mandelker, añadió: “Irán continúa aprovechando Mahan Air y su sector de aviación comercial para transportar personas y las armas necesarias para llevar a cabo esta trágica campaña y alimentar el conflicto sectario en toda la región. Estamos apuntando agresivamente a aquellos que continúan brindando apoyo comercial a Mahan Air y otras aerolíneas designadas, y cualquiera que no preste atención a nuestras advertencias se expone a un grave riesgo de sanciones”.

Dice el Tesoro en la justificación de las sanciones: “Desde el inicio de la guerra civil siria, Irán ha confiado rutinariamente en las aerolíneas iraníes como Mahan Air para transportar aviones de combate y material a Siria para apuntalar el régimen de Assad. Mahan Air ha transportado agentes, armas, equipos y fondos de la Guardia Revolucionaria al extranjero en apoyo de las operaciones regionales desestabilizadoras (...). Qeshm Fars Air, que originalmente operó como una aerolínea comercial entre 2006 y 2013, reinició sus operaciones en 2017, y su flota de dos aviones B747 ha operado vuelos de carga regulares a Damasco, entregando carga, incluidos envíos de armas, en nombre de la Guardia Revolucionaria. La entrega de material letal por parte de Qeshm Fars Air permite el apoyo militar de Irán al régimen de Assad, lo que prolonga el brutal conflicto y el sufrimiento de millones de sirios, y ha provocado el desplazamiento de millones en toda la región”.

A pesar de las sanciones norteamericanas, los vuelos de Mahan y Qeshm Fars siguieron moviéndose por países aliados de Irán en Medio Oriente y por Rusia. Además volaron con regularidad a Caracas, en función del creciente vínculo entre la revolución iraní y el régimen de Maduro.

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