REINO UNIDO

La primera ministra Liz Truss lucha por mantenerse en el gobierno

Enfrenta pedidos de dimisión tanto de la oposición cómo de buena parte de sus diputados, tras verse forzada a desmantelar casi por completo su plan fiscal por el caos en los mercados financieros.

Liz Truss. Foto: AFP.
Liz Truss. Foto: AFP.

Más debilitada que nunca en estas seis semanas de gobierno, la primera ministra británica, Liz Truss, enfrenta pedidos de dimisión tanto de la oposición cómo de buena parte de sus diputados, después de verse forzada a desmantelar casi por completo su plan fiscal por el caos provocado en los mercados financieros. Aún así, la mandataria reafirmó anoche su intención de continuar.

El nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, anuló ayer lunes la mayoría de los recortes fiscales anunciados el 23 de septiembre por su predecesor, Kwasi Kwarteng, quien fue cesado el pasado viernes por Truss en un intento de salvar su mandato. Tras la marcha atrás de Hunt, los mercados respondieron, por ahora, de manera positiva (ver nota aparte).

El flamante ministro anunció, además, la creación de un consejo financiero formado por expertos para asesorar al gobierno, a fin de aportar credibilidad tras el desmantelamiento del plan fiscal.

Al asumir, Truss heredó la promesa de su predecesor, Boris Johnson, de rebajar los impuestos para fomentar el crecimiento. Así, el plan de Kwarteng -que contemplaba la mayor bajada de impuestos en medio siglo- combinaba importantes ayudas públicas a las facturas energéticas y fuertes recortes tributarios, pero no incluía nada para financiarlo más allá de engordar una deuda pública ya abultada.

Ahora, medidas como las ayudas a los hogares para hacer frente a las costosas facturas energéticas se limitarán a seis meses, hasta abril, en lugar de los dos años prometidos por Truss y Kwarteng. También se eliminó un programa de exención del pago del IVA para las compras que realizan los visitantes extranjeros al Reino Unido, entre otras resoluciones. Del plan de su predecesor, Hunt mantiene solo la congelación de las contribuciones a la seguridad social y la rebaja del impuesto sobre la compra de la vivienda, debido a que ya se había aprobado la legislación correspondiente.

En tanto, en una entrevista con BBC anoche, Truss dijo que “lamenta” sus “errores”. La primera ministra se mostró dispuesta a seguir en su cargo: “Quiero aceptar mi responsabilidad. Seguiré en mi puesto para cumplir mis compromisos por el interés nacional”, declaró. También se pronunció en Twitter: “Los británicos quieren, con razón, estabilidad, que es por lo que estamos abordando los graves desafíos que afrontamos en unas condiciones económicas deterioradas”.

Los diputados del Partido Conservador están ahora divididos sobre si mantener su apoyo a Truss con el eventual objetivo de evitar unas elecciones anticipadas o forzar su salida para reemplazarla con otro candidato con mejores perspectivas de cara a los comicios previstos en 2024.

En ese caso, su principal problema es precisamente encontrar a una figura unitaria dentro del partido, en un momento de grandes divisiones internas provocadas por el Brexit y empeoradas durante el mandato de Johnson.

Al menos cuatro diputados exigieron públicamente la dimisión de Truss (como el veterano diputado “tory” Crispin Blunt) y muchos más expresaron bajo anonimato que su mandato “está terminado”.

Por su parte, la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, reiteró su llamada de dimisión al gobierno británico “cuanto antes mejor” ante lo que considera una “crisis autoinfligida”, dijo ayer lunes en la presentación de su visión económica de una Escocia independiente.

Desde la oposición, la portavoz laborista de Economía, Rachel Reeves, acusó al Ejecutivo “tory” de querer reintroducir la “austeridad” que marcó la pasada década y le reprochó que ahora los británicos pagarán “una prima conservadora” sobre sus hipotecas. Además, más de 630.000 británicos firmaron una petición por internet para convocar a elecciones anticipadas.

Reacción de los mercados después del cimbronazo

El plan económico de Truss y Kwarteng sembró el caos en los mercados financieros británicos, temerosos de que las finanzas públicas británicas se descarrilaran. La libra cayó y el costo de la deuda pública se disparó, encareciendo a su vez el interés de los préstamos a familias y empresas. Pero tras el anuncio televisado de Hunt, ayer lunes, la Bolsa de Londres respondió con una subida del 0,56%. Además, la libra subió más de 2% frente al dólar y el rendimiento del bono del Tesoro a 30 años subió a 4,78%, reflejo también de una respuesta favorable de los inversores. Asimismo, el interés sobre los bonos a cinco años cayeron hasta el 3,86 %.

Las opciones de la ministra

Dimisión

Tras la destitución de su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, que fue reemplazado por Jeremy Hunt, su antiguo rival en la carrera por Downing Street, Liz Truss podría llegar a la conclusión de que su autoridad está irremediablemente dañada y que debe dimitir. En ese caso, permanecería en el cargo hasta que se eligiese un sucesor. Para ello habría que organizar un nuevo proceso interno del Partido Conservador, menos de dos meses después del final del anterior.

Voto de censura

Las normas actuales del Partido Conservador británico protegen a cualquier nuevo líder de un voto de censura interno en los primeros 12 meses de su mandato. Tras este periodo, el 15% de los 357 diputados conservadores -es decir 54- deberían enviar una carta para desencadenar dicha votación. Sin embargo, el poderoso Comité 1922, responsable de la organización interna del grupo parlamentario conservador, tiene la capacidad de cambiar las reglas. Queda por ver cuál sería el umbral para que se desencadene una moción de censura. Y en caso de derrota, Truss perdería inmediatamente el liderazgo del partido, pero seguiría siendo primera ministra hasta que se eligiera a un sucesor.

Supervivencia. Aunque su credibilidad está muy dañada, Truss podría conseguir un margen de maniobra para continuar en el cargo, gracias a su nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, más centrista. Truss debe reunirse con las diferentes facciones del partido esta semana, además de la reunión que mantuvo ayer lunes con sus principales ministros, para intentar disipar sus inquietudes. Hunt detallará el 31 de octubre el resto del plan para tratar de recuperar la economía y la confianza de los mercados.

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