Denuncia de “golpe K” y el temor a un estallido social en Argentina

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La oposición y los sectores productivos en Argentina expresaron su preocupación por las consecuencias de la crisis de gobierno desatada por la renuncia de los ministros kirchneristas.

La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, denunció que la renuncia de los ministros que responden a Cristina Kirchner es un intento de golpe de Estado. “Un vicepresidente que vacía de poder al presidente está haciendo un golpe de Estado”, sentenció Carrió en declaraciones a Radio Mitre. “Se quieren correr de una derrota que es de Cristina Kirchner”, acusó.

Carrió recordó un episodio similar, cuando Carlos “Chacho” Álvarez renunció a la vicepresidencia y dejó más débil al entonces presidente Fernando de la Rúa.

“Esto ya venía mal de origen, porque Cristina Kirchner, la vice, fue la que eligió al presidente. Un vicepresidente no puede ser el jefe de la oposición”, analizó Carrió.

“Un vicepresidente no le puede indicar a un presidente a quién pone o saca, sea derrotado o victorioso. Esto iba a venir igual porque si ellos (Frente de Todos) ganaban, iban a decir que la victoria era de ella”, agregó Carrió. “Le diría al presidente que resista y que evite un golpe”, advirtió Carrió.

Por su parte, el expresidente Eduardo Duhalde, en diálogo con La Nación, advirtió su temor de que haya violencia. “Estamos en la antesala de un problema grave”, dijo.

Duhalde asumió la presidencia en medio de un escenario caótico. La explosión social de 2001 y el “que se vayan todos” todavía está fresco en la memoria de la dirigencia política argentina.

Sin embargo, dijo que aquella época era peor. “Había un solo grito, el que se vayan todos nos incluía a todos, a mí también. Ahora, los reclamos están diversificados”, explicó.

Duhalde advirtió que la dirigencia está “haciendo un maremoto en una palangana” porque Argentina no debe más de lo que produce, “el problema es que no produce”.

“No veo que esto no tenga solución. En aquel momento hicimos una mesa de diálogo que incluía a todos los sectores, estaba la industria, la Iglesia. Ahora deberían incluir a los empresarios, que pareciera que son enemigos, cuando no hay empleos sin empresas”, afirmó el expresidente.

Para Duhalde, “la situación es muy delicada” y “no hay que echar más leña al fuego”.

La renuncia de ministros es, según Duhalde, un intento de seguir condicionando a Alberto Fernández. Su temor es que la situación se torne violenta porque ahí se va todo de control, y “eso nadie lo puede parar”.

“Es la antesala de un gran problema”, analizó.

En tanto, en el sector agropecuario hay voces que temen un intento de “vaciamiento” al Gobierno por parte del kirchnerismo. Otras ven una “maniobra de presión” de parte de esa fracción del Frente de Todos y también hay referentes que consideran que antes que ministros deben modificarse “actitudes”.

Para Horacio Salaverri, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, hay dos situaciones a analizar. Por un lado, está la “cuestión práctica” de que luego de una derrota electoral los ministros se pongan a disposición del presidente. Por otra parte, está la “visión clara” de “que se esté produciendo un alejamiento del kirchnerismo del poder, o sea un vaciamiento de Fernández”.

“Eso sí sería una situación muy delicada y difícil, donde el presidente debería empezar a modificar de alguna manera su gabinete, restablecer un gabinete propio y establecer contactos para mantener la gobernabilidad”, señaló.

Elbio Laucirica, presidente interino de Coninagro, evaluó: “Yo no veo necesidad de cambiar ministros y sí actitudes políticas, no tomar decisiones por temas electorales, y sí para resolver los temas a la gente: inflación, pobreza, pérdida del valor adquisitivo del dinero, la alta carga fiscal que ahoga a la sociedad en general y a las pymes en particular”.

En opinión de Javier Rotondo, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, con base en Córdoba, la renuncia de los ministros “claramente es una maniobra de presión” de sectores ligados con la vicepresidenta Cristina Kirchner. “No nos engañemos, es una maniobra de presión”, insistió Rotondo.

(Con información de La Nación/GDA)