REINO UNIDO

Delicada visita del rey Carlos III a la región de Irlanda del Norte

Se trata de un momento clave para la provincia británica por el avance de las posiciones secesionistas y el repunte de las tensiones políticas tras el Brexit.

Rey Carlos III. Foto: AFP.
Rey Carlos III. Foto: AFP.

Mientras en Londres se preparan para homenajes multitudinarios a Isabel II antes del funeral del lunes, el nuevo rey Carlos III continuó su gira por las regiones que integran el Reino Unido. Ayer martes fue el turno de Irlanda del Norte, en un momento clave para la provincia británica por el avance de las posiciones secesionistas y el repunte de las tensiones políticas tras el Brexit.

Las relaciones entre la República de Irlanda y el Reino Unido no atraviesan por su mejor momento y, en Belfast, los partidos norirlandeses no se ponen de acuerdo para formar un Gobierno de poder compartido entre unionistas y nacionalistas por los problemas que están causando el protocolo del Brexit para la región.

En este contexto, el rey se comprometió ayer a seguir el “excelente ejemplo” de Isabel II y aseguró que trabajará para garantizar el “bienestar” de “todos los habitantes” de Irlanda del Norte.

Fueron sus primeras palabras públicas en la región como monarca, al comienzo de un nuevo reinado que será continuista respecto a la línea de reconciliación marcada por su madre en los últimos años, gran impulsora también de la normalización de las relaciones entre la República de Irlanda y el Reino Unido, ahora empañadas por la salida británica de la Unión Europea.

Carlos III se reunió en el castillo de Hillsborough, a las afueras de Belfast, con los principales representantes políticos norirlandeses, encabezados por la vicepresidenta del Sinn Féin, la republicana Michelle O’Neill, y el líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Jeffrey Donaldson.

Ambos dirigentes se sentaron después juntos durante el servicio religioso celebrado en la catedral de Santa Ana de Belfast en recuerdo de la reina, en el que las palabras más repetidas fueron “paz” y “reconciliación”.

Carlos III recibió condolencias respetuosas de unionistas y republicanos. Pero, con su ascensión al trono, estos últimos ven un poco más cerca su sueño de salir del Reino Unido para reunificarse con la República de Irlanda.

El fallecimiento de Isabel II y la visita del nuevo rey también situó en el mismo banco de la iglesia a la primera ministra británica, Liz Truss, y su colega irlandés, Micheál Martin, quienes charlaron durante varios minutos, por primera vez cara a cara desde la elección de Truss como jefa del Gobierno del Reino Unido hace una semana.

Poco antes del fin de la ceremonia, se cantó el himno nacional británico, God save the King (“Dios salve al Rey”) y la pareja real dio después un breve paseo por los alrededores de la catedral para saludar a la ciudadanía y poner punto final a la visita.

“Mi madre, lo sé, sentía profundamente la importancia del papel que desempeñó para unir a aquellos a quienes la historia había separado, y de extender la mano para curar antiguas heridas”, afirmó Carlos III.

Con esas palabras, nuevo rey hacía referencia al impacto que tuvo el pasado conflicto norirlandés tanto en la región como en su propia familia, después de que el IRA asesinó a su tío abuelo favorito, Lord Mountbatten, en 1979.

Asimismo, subrayó los gestos de reconciliación que efectuó su propia madre cuando, por ejemplo, viajó a la República de Irlanda en 2011, la primera visita de Estado de un monarca británico desde la independencia del Reino Unido, o cuando estrechó la mano de Martin MacGuinness, exministro principal norirlandés y excomandante del IRA.

La visita del rey se enmarca dentro la gira que efectúa por las naciones del Reino Unido tras su proclamación, un gesto que tiene gran carga simbólica sobre todo en Irlanda del Norte y Escocia, donde los principales partidos políticos tratan de dar impulso a sus aspiraciones secesionistas.

En su caso, el Sinn Féin, ganador de las pasadas elecciones autonómicas, pretende un referéndum sobre la reunificación de Irlanda, un asunto que ha cobrado impulso gracias a su éxito en las urnas y al Brexit, rechazado por la mayoría del electorado de Irlanda del Norte en la consulta de 2016.

El gobierno de Escocia, que Carlos III visitó el lunes, también pretende avanzar hacia la convocatoria de un nuevo referéndum de independencia, pero la resistencia armada a la Corona terminó allí hace siglos.

Por el contrario, en Irlanda del Norte la paz data solo de 1998 y sigue siendo frágil.

“Reconozco que es una líder valiente”, dijo de la difunta reina la vicepresidenta del Sinn Fein, Michelle O’Neill, que debe convertirse en la nueva primera ministra de la región. Y alabó “la importante contribución que hizo la reina Isabel para lograr la paz y la reconciliación entre las diferentes tradiciones de nuestra isla y entre Irlanda y Gran Bretaña durante los años del proceso de paz”.

Unionistas protestantes y republicanos católicos se enfrentaron durante tres décadas en un violento conflicto que dejó unos 3.500 muertos e implicó a grupos armados de ambas partes, así como al ejército británico.

Tras el Acuerdo de Paz del Viernes Santo de 1998, el Sinn Fein, exbrazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA) ganó legitimidad política y en las últimas elecciones regionales se alzó por primera vez en la historia con la mayoría en el Parlamento autónomo regional.

El acuerdo de paz impone que unionistas y republicanos compartan el poder, por lo que el viceprimer ministro debería pertenecer al DUP. Sin embargo, por las disposiciones especiales negociadas en el Brexit, que imponen controles aduaneros entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido, el DUP bloquea desde hace meses la formación de gobierno.

Además, por primera vez en sus 101 años de historia, la población de la región de Irlanda del Norte, que fue históricamente bastión protestante, avanza hacia una mayoría católica, como se espera que demuestre el próximo censo. El Sinn Fein se niega a reconocer la autoridad de la monarquía británica en Irlanda del Norte y O’Neill se ausentó el domingo del acto de proclamación del nuevo rey en Hillsborough.

El ataúd de Isabel II está en Palacio de Buckingham

El ataúd de Isabel II llegó ayer martes a Londres para seis días de homenaje popular y funeral de Estado, después del adiós que los escoceses brindaron a la monarca fallecida el jueves a los 96 años. Una aeronave C-17 Globemaster, usada recientemente en misiones de ayuda a Ucrania, aterrizó en la base militar de Northolt a las 18.54 hora local (14.54 de Uruguay), transportando el féretro cubierto con el estandarte real y una corona de flores.

Horas antes, ocho portadores sacaron el ataúd bajo las miradas de una multitud reunida a las puertas de la catedral de Saint Giles de Edimburgo, donde permaneció en una capilla ardiente desde el lunes. La hija de la reina, la princesa Ana de 72 años, acompañó el último viaje de Isabel II, cuyos restos mortales reposarán durante la noche en el Palacio de Buckingham rodeados por los miembros de la familia real, encabezados por el nuevo monarca, Carlos III. A partir de hoy miércoles los restos de Isabel estarán en Westmister Hall hasta el lunes.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados