ENTREVISTA

“El aislamiento que tuvo Maduro se redujo a la mínima expresión”

Carlos Romero, director e investigador en la Universidad Central de Venzuela y autor de unos diez libros de análisis político y relaciones internacionales.

Carlos Romero, analista político venezolano
Carlos Romero, analista político venezolano. Foto: Fabio Saltarelli

Carlos Romero es uno de los analistas políticos más reconocidos de Venezuela. Ha sido director e investigador del Centro de Estudios de Pogsrado de la Universidad Central de Venzuela (UCV), profesor invitado en universidades norteamericanas y autor de unos diez libros de análisis político y relaciones internacionales. Actualmente es asesor de Fedecámaras, la gremial empresarial del país caribeño.

-¿Qué opina de la designación por parte del gobierno de Uruguay de un embajador en Venezuela?

-Esa designación significa un paso más en la normalización de las relaciones diplomáticas que Maduro ha venido reestructurando desde el año pasado. El hecho político importante es que el aislamiento que tuvo Maduro de 2019 a 2021 se ha reducido casi a la mínima expresión en el contexto de una América Latina diferente en este momento.

-El presidente Lacalle Pou afirmó que el gobierno venezolano es una dictadura y que el nombramiento de un embajador uruguayo en ese país no cambiaba su posición.

-Se puede interpretar como una dualidad del gobierno de Uruguay el que, por una parte, nombra a un embajador y por otra, sigue calificando negativamente al gobierno de Maduro. Lo que interesa destacar es el hecho. Que Uruguay nombre embajador deja atrás ese vacío político.

-¿Qué se puede esperar de las conversaciones que mantuvo Maduro con los presidentes Emmanuel Macron, Alberto Fernández y Gustavo Petro?

-Lo veo con ciertas limitaciones. Aquí, en Venezuela, se ha querido dar una imagen de que fue una reunión especial y no fue así, sino aprovechar que estaban los presidentes reunidos. Igual es un acercamiento importante, pero de ningún modo marca el inicio de negociaciones.

-Las negociaciones anteriores entre el gobierno venezolano y la oposición fueron interpretadas por algunos analistas como un “llenar el ojo” por parte del oficialismo. ¿Podría repetirse algo similar?

-Pienso que en México hubo un verdadero acontecimiento de carácter institucional. Se firmó inclusive un acta y un memorándum. Pero lamentablemente después se vino abajo. Es muy fácil decir que en todas estas oportunidades, en República Dominicana, en Panamá, en México mismo, en Noruega, el gobierno ha asistido a las conversaciones con la idea de torpedear el momento, pero tampoco la oposición se ha comprometido. La oposición insiste en que reconozcan a Juan Guaidó como el presidente provisional del país, y el gobierno en que Alex Saab sea reconocido como miembro de la delegación oficial en las conversaciones en México. Por eso es que estamos en un juego muy trancado.

-¿Ve posibilidad de cambio político, o de condiciones para elecciones libres?

-Para las elecciones presidenciales de 2024, en el chavismo no hay discusión: el candidato es Maduro. Del otro lado, la oposición ha venido creando un proceso, a mi modo de ver, muy complejo de elección primaria interna, donde se han asomado al menos 30 candidatos. Les será difícil tener un candidato único de ese maremágnum, donde no hay una figura fundamental que pueda competir con Maduro. Quedan varias interrogantes: si esas elecciones van a ser libres; si el gobierno va a manipular al Consejo Nacional Electoral (CNE) o al registro electoral; si va a aceptar la observación internacional.

-De los candidatos de la oposición, ¿quiénes destacan?

-Manuel Rosales es el que más destaca en las encuestas, con 13%. Y luego hay un conjunto con 3% o 5%, entre los cuales está Leopoldo López, Enrique Capriles y María Corina Machado.

-Hace unos cinco años en Venezuela había desabastecimiento y nada de acceso a dólares, pero ahora hay productos en los supermercados y la economía está dolarizada. ¿Cómo se entiende el cambio?

-Si uno compara 2022 con lo que fue 2018 o 2019, ha habido un cambio que evitó que llegamos a la situación límite de país fallido o de emergencia humanitaria compleja. Por múltiples razones, el gobierno se salvó.

-¿Por qué dice que el gobierno “se salvó”?

-Primero, porque tuvo ayuda de otros países, no quedó solo a pesar de que gran parte de la región, a través del Grupo de Lima, se opuso a Maduro. En segundo lugar, porque Venezuela tiene recursos petroleros. Y en tercer lugar, mucha gente en Venezuela se mantuvo en una actitud neutral frente a, por ejemplo, las acciones que se quisieron hacer en la frontera colombo-venezolana. El gobierno de Maduro también buscó apoyo en la ONU.

-¿Se puede decir que hay un giro en ese sentido?

-En lo económico sí. Hay un giro económico, aunque en menoscabo de un gran sector social que no se beneficia. En lo político, no hay giro porque el gobierno sigue controlando todos los poderes.

-El envío de petróleo de Venezuela a Estados Unidos está en cero, pero hubo conversaciones con el gobierno de Biden. ¿Qué impacto tuvo?

-La última negociación fue simplemente de intercambio de prisioneros, que por cierto dejó muy mal parado a Estados Unidos, porque vive hablando de la lucha antinarcóticos y terminó negociando la salida de dos indiciados, los sobrinos de Cilia Flores, la esposa del presidente Maduro.

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