Trabajar en los peores escenarios

Una vida esquivando las balas

Karen Marón (39), corresponsal de guerra argentina, se encuentra de visita en Uruguay.

Karen Marón durante una de sus coberturas en el Líbano. Foto: Karen Marón
Karen Marón durante una de sus coberturas en el Líbano. Foto: Karen Marón

Karen Marón creció escuchando las historias de sus cuatro abuelos, quienes escaparon a Argentina huyendo en un caso de la persecución de los turcos a los libaneses, y en el otro de la Guerra Civil española. Aunque no llegó a conocer a ninguno de ellos, dice que esas historias "la marcaron" e influyeron de alguna forma en el hecho de que ella, años más tarde, se convirtiera en una corresponsal de guerra.

A eso se sumó la realidad que vivía en Moreno (Argentina), su ciudad natal, donde había, según cuenta, "una dicotomía similar a la que se ve en la guerra".

"Por un lado estaban los barrios privados donde veías las mejores casas y vivía la gente más acaudalada, y por el otro, tan solo cruzando la ruta, podías ver los asentamientos, donde había niños desnutridos y donde las madres hacían pozos en la tierra y colocaban diarios haciendo una especie de colchón, para que sus hijos tuvieran un lugar para dormir", contó Karen a El País, quien llegó a Uruguay hace pocos días para brindar una conferencia en la Universidad Católica. "En ese entonces, siendo muy chica, lo único que quería era que me dieran una cámara y un micrófono para salir a mostrar esa realidad", contó. Su futura profesión, dice, ya estaba comenzando a gestarse desde ese entonces.

Hace 18 años que Marón recorre el mundo cubriendo distintos conflictos y guerras en algunas de las ciudades más peligrosas. Ha estado en más de treinta países de Oriente Me- dio, África y América Latina, entre ellos Irak, Libia, Siria, Tú- nez, Egipto, Líbano, Gambia y Colombia. Ha cubierto el conflicto israelí-palestino desde la Segunda Intifada en el año 2000, así como todas las instancias de la Primavera Árabe desde Túnez hasta Egipto y la rebelión en Libia en 2011 hasta la caída de su líder Muamar el Gadafi. Desde 2011 a 2017 cubrió los conflictos en Siria e Irak.

La periodista junto a niños en un campo de desplazados en Bagdad. Foto: Karen Marón
La periodista junto a niños en un campo de desplazados en Bagdad. Foto: Karen Marón

Sus trabajos se han publicado en medios internacionales como Radio Francia Internacional, BBC Mundo (Reino Unido), NBC-Telemundo (Estados Unidos), Folha de São Paulo (Brasil), TVE Española (España), El Universal (México) y El Tiempo, (Colombia). También ha realizado colaboraciones para Argentina, Chile y Uruguay.

Su experiencia.

"En las zonas de guerra todo el tiempo estás inmerso en la muerte", cuenta Karen. "Nunca sabés cuándo ni dónde va a caer un cohete, un misil, o cuándo habrán balaceras o secuestros", señala.

Durante sus años de cobertura en zonas de guerra ha visto niños muertos a sus pies, han explotado carros bomba a pocos metros de donde se hallaba, ha recibido amenazas y ha estado cerca de ser secuestrada. Pero afortunadamente, dice, nunca fue herida.

Un día se encontraba en la ciudad de Bagdad (Irak) junto con un fotorreportero con quien debía ir desde la sede del diario The New York Times hasta el Hotel Palestina. Para ello tenían que bordear el río Tigris. Y sabían que del otro lado estaban apostados varios francotiradores de diferentes milicias.

"Íbamos hacia un check point, en ese caso estadounidense, donde los soldados que estaban ahí también estaban armados. Nos podían disparar tanto los francotiradores de las milicias como desde el frente. Si no nos identificábamos, levantábamos las manos o no teníamos el pegotín de prensa y avisábamos en inglés en voz alta y clara quiénes éramos, los estadounidenses también nos podían disparar", recuerda.

Dice que el común de la gente no se imagina lo que es vivir una guerra, donde una persona está todo el día en alerta, vulnerable y con miedo.

"Pero hay una diferencia: nosotros estamos ahí porque decidimos estar, es una elección. Pero los inocentes, los civiles que viven en el lugar y pierden a sus hijos, sus padres, sus familiares, sus casas y deben ser desplazados a refugios, no eligieron estar en guerra", reflexiona Marón. Y agrega: "Ellos no saben nada de las rutas del petróleo, ni del gas, ni de intereses diplomáticos, ni nada de eso. Pero ellos son los que mueren y sufren".

Marón en Irak, en las inmediaciones del Hotel Palestina. Foto: Karen Marón
Marón en Irak, en las inmediaciones del Hotel Palestina. Foto: Karen Marón

Hipervigilancia.

Fueron varios los momentos de riesgo que vivió Karen, pero hay algunos que recuerda con mayor nitidez.

"Una vez me tuve que ir escoltada cuando nunca había estado ni siquiera en una camada. Siempre me manejé independiente. Tuve casi que escapar de Irak porque los grupos de resistencia tenían como objetivo secuestrar a periodistas mujeres que trabajaran para medios occidentales. Ya habían secuestraron a dos y yo era uno de los próximas blancos, según me habían informado miembros del Servicio Aéreo Especial Británico", contó.

"Todo el tiempo estás en una situación de peligro, en todo momento ves la muerte y la destrucción a tu alrededor. Convivís con eso, ni siquiera cuando otros duermen podés salir. Yo duermo vestida, con las botas, el pantalón puesto, una riñonera con la documentación, plata y la mochila pronta. Porque sin eso no te podés mover. Duermo así por si hay alguna explosión, para poder salir inmediatamente", explicó.

Esa hipervigilancia, dice, desemboca luego en situaciones complejas como el estrés postraumático de la guerra. "Hay gente que no tiene ese estrés, que lo racionaliza tanto que no tiene ese inconveniente; hay otros que luego deben ir a algún psicólogo. Pero hay periodistas que han ido una sola vez a un conflicto y los han tenido que evacuar a los días porque han tenido brotes psicóticos y quedan medicados para toda la vida. No hay absolutos, todo depende de cada persona", comenta.

En su caso debió ir durante un tiempo a un reconocido psicólogo en Argentina que trata a veteranos de guerra que pelearon en las Malvinas, ya que cada vez que llegaba de un lugar en guerra o en conflicto "sentía una profunda tristeza y desolación por todo lo visto y vivido".

"En la guerra me pasó que una abuela me suplicó —en un campo de desplazados— que me llevara a su nieta, que se llamaba Zamira. Me pedía que la sacara de esa guerra, que por favor la salvara", contó. Y concluyó: "No poder hacer nada frente a eso es una de las cosas más tristes. No podía sacarla, ni adoptarla porque yo no era ni iraquí ni musulmana. Te sentís realmente impotente ante esas situaciones".

En Irak durante una entrevista a una familia en un campo de refugiados kurdos. Foto: Karen Marón
En Irak durante una entrevista a una familia en un campo de refugiados kurdos. Foto: Karen Marón

Una beca que la llevó a seguir su vocación

El primer instante en el que Karen se sintió periodista fue cuando tenía 12 años y en la escuela le prestaron un grabador para que realizara un trabajo práctico. "Tenía que ir por la calle y hacer entrevistas", contó. "Estoy segura que ese fue el inicio, aunque en aquel momento no me di cuenta", agregó.

Aunque comenzó a estudiar Derecho, no pasó mucho tiempo hasta que se anotó en Ciencias de la Comunicación. Durante un tiempo realizó ambas carreras en simultáneo.

Su primera experiencia en los medios fue cuando tenía 17 años. "En Argentina hay muchas radios comunitarias que nacieron después de la dictadura militar, y en Moreno, donde nací, nos juntamos con un grupo de chicos de mi edad e hicimos un programa en una de esas radios. Fue la primera práctica sin tener ninguna experiencia", recuerda.

Poco tiempo después, comenzó a trabajar en otra radio y tuvo también un segmento en el noticiero de un programa de televisión.

A los 21 años, cuando se encontraba estudiando dirección y producción en televisión, ganó una beca para asistir a un curso en Israel, justo cuando empezaba la segunda intifada. Fue entonces cuando tuvo la oportunidad de cubrir in situ el primer conflicto bélico internacional. Y desde entonces, no ha parado.

Karen Marón estuvo unos días en Uruguay donde brindó una conferencia. Foto: Leonardo Mainé
Karen Marón estuvo unos días en Uruguay donde brindó una conferencia. Foto: Leonardo Mainé

Recibió varios premios por su trabajo periodístico

Por su labor como periodista, Karen Marón ha recibido 25 premios y reconocimientos internacionales que incluyen el haber sido nombrada en 2018 una de las más prestigiosas e importantes mujeres de la diáspora Libanesa en el mundo. También fue seleccionada como una de las 100 corresponsales más influyentes del mundo en la cobertura de conflictos por la organización Acción contra la Violencia Armada (AOAV) con sede en Londres. Y en 2018 fue elegida como una de las personalidades libanesas-americanas más Influyentes del mundo por la organización "Libanese in The USA & Canada", en su cuarta edición.

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