LA ENTREVISTA DEL DOMINGO

Daniel Sturla: “Este año he visto gente deshecha en la calle por drogas”

El cardenal y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, puso foco en el avance de la drogadicción, se mostró preocupado por la soledad que caracterizará esta Noche Buena.

Daniel Sturla, cardenal y arzobispo de Montevideo. Foto: Leonardo Mainé
Daniel Sturla, cardenal y arzobispo de Montevideo. Foto: Leonardo Mainé

La pandemia del coronavirus también afecta a la Iglesia católica, que este año tuvo que reinventarse no solo para no perder fieles, sino para seguir asistiendo a cientos de personas en situación de calle. En entrevista con El País, el cardenal y arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, puso foco en el avance de la drogadicción, se mostró preocupado por la soledad que caracterizará esta Noche Buena y opinó sobre las medidas del gobierno para contener el virus.

-¿Cómo atraviesa la Iglesia católica la pandemia del coronavirus?

-Sin duda es un llamado a la humildad. Que no podemos con todo. Un pequeño virus pone de rodillas al mundo entero. Hay un llamado también a la solidaridad con el otro, al que creo que hemos respondido bastante como Iglesia y como país en general, más allá de las cosas que han pasado. Hay un llamado a la confianza en Dios.

-¿En qué medida se afectaron sus actividades presenciales?

-Tuvimos todo el tema de las celebraciones. Eso fue un punto difícil porque pensar que pasamos la Semana Santa sin celebraciones, con actividades sin fieles, fue muy duro. Por otro lado, hubo ahí una explosión, en el buen sentido, de todos los medios de comunicación: las posibilidades de internet, misas por Youtube, misas por Facebook y el Departamento de Comunicación de la Iglesia, que se movieron muchísimo, y tuvimos mucha gente que seguía las misas tanto en Uruguay como en el exterior. Y después hubo una movida muy fuerte a nivel de solidaridad social, sobre todo con las ollas y con los movimientos que salen a dar de comer a la gente en situación de calle.

-Su trabajo en lo social no se vio interrumpido entonces.

-Mirá, más allá de lo que iba mirando sobre lo que estaba pasando en varias parroquias, yo acompañé mucho el grupo Sembradores, de Gabriel “Chespi” Muscarelli. Salí muchísimas noches con ellos, y entonces ahí uno veía una realidad muy dura. Ahí aparte la realidad es doble porque está la gente en situación de calle, y en las recorridas se sumaba mucha gente de pensiones o incluso de refugios.

-¿Antes no lo veía?

-No, no, no. En esas recorridas se repartían como 1.200 platos porque mucha gente iba a pedir e iba a pedir para cuatro, para cinco, o sea, llevaba para la familia.

-¿Recuerda alguna escena en particular de esas recorridas?

-Primero, la gente muy agradecida y después anécdotas de todo un poco. Una vez jugábamos al fútbol con la gente, entonces uno me acuerdo que dice en un momento: ‘Pah, es la primera vez que corro en 20 años y no es para ir a la boca’. Uno dice, ¿qué realidad no? Mucha gente que está muy sola y mucha dificultad para salir adelante.

-¿Qué evaluación hace de los diferentes anuncios del gobierno para mitigar los efectos de la pandemia?

-Para mí han sido muy buenos. El presidente aportó con (la idea de) la libertad responsable; ahora se habla más de una libertad solidaria. Creo que ha sido un presidente muy presente y que ha tomado las medidas adecuadas en todo sentido. Creo que hubo un descuido de parte de la gente que fue evidente y que tuvo eclosión cuando coinciden casi en el mismo tiempo la Marcha de la Diversidad y las elecciones departamentales (último fin de semana de setiembre).

Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé (Archivo)

-¿Entiende que la cifra de contagios comenzó a crecer desde esa fecha?

-Ahí ya estábamos descuidados en general pero me parece que a partir de ahí es que crece el número.

-¿No se tendría que haber realizado la Marcha de la Diversidad?

-Yo creo que ahí lo importante es lo que ha dicho el presidente. Donde se ha seguido el protocolo no ha habido problemas. El problema está en donde no se cumple un protocolo y ahí está el tema del alcohol en gel, el tema de no a los abrazos.

-¿Comparte el reclamo que realizan al gobierno en el Frente Amplio o el Pit-Cnt de crear una renta básica de emergencia?

-Todo lo que se pueda hacer por supuesto es positivo. El Papa también habló de una renta básica. El tema es si es posible o no es posible y ahí creo que tengo confianza en que el gobierno está haciendo todo lo posible para no frenar la economía, para extender la emergencia social, y para defendernos de la pandemia. Obviamente me parece bien que el Pit reclame o tire de la cuerda porque es parte de lo que tiene que hacer.

-En marzo, con la aparición de los primeros casos de coronavirus, la Conferencia Episcopal del Uruguay denominó al COVID-19 como “el virus del miedo”. ¿Por qué?

-Yo creo que se generó un pánico social. Hubo dos semanas de marzo en que se circulaba por Montevideo sin nadie en la calle prácticamente. Hay una anécdota que a mí me gusta mucho de un obispo brasileño al que querían matar, pero mataron a la persona que estaba al lado que era un sacerdote. Le preguntaron si tenía miedo. Y él dijo que sí, pero que no había que tenerle miedo al miedo. Y a mí eso me ayudó mucho en mi vida.

-De acuerdo a un informe del Latinobarómetro de 2019, el catolicismo cayó en los últimos años a su mínimo histórico de creyentes. Uno de cada tres uruguayos responde tener fe católica, mientras que casi la mitad de la población dice ser atea, agnóstica o no tener religión. ¿A qué cree que se debe esto?

-Bueno, nosotros estamos en permanente monitoreo y búsqueda del modo de poder llegarle a la gente. La preocupación no es tanto el número sino qué pasa con la gente que deja de creer en Dios o que deja de confiar en la Iglesia católica como fuente que la une a Dios. El cristianismo es el gran instrumento de liberación de la humanidad y en Cristo creo que se encuentra la salvación. Entonces, que haya gente que abandone la fe por supuesto me duele pero no por un tema de que son menos los números, sino que son menos las personas que encuentran el sentido más pleno y profundo de su vida en Cristo. ¿Todo eso de qué habla? De un problema más profundo, que es un problema espiritual sobre el sentido de la vida y parte de ese abandono de la fe cristiana lleva a esa pérdida de sentido, oscurecimiento del corazón, y eso afecta a toda la sociedad. Y si cae en el vacío, tiene más fácil cómo salir: pienso, por ejemplo en el tema adicciones. El tema drogas toca a toda la sociedad, clase alta, media y baja. A la clase baja se le hace más difícil porque consume cualquier porquería. Acá en 18 de Julio mucha gente en situación de calle consume alcohol puro o rebajado con un poco de agua. Eso es un drama. Yo este año he visto gente deshecha en la calle.

-¿Pero y por qué se perdió la fe en la Iglesia?

-Bueno, hay muchas razones que nosotros manejamos. La Iglesia como tal ha perdido el prestigio que en algún momento pudo tener. El tema de los abusos de menores sin duda afectó.

-¿En qué medida afectó?

-Por lo que nosotros estudiamos, no afectó a las personas que tenían vínculos con la Iglesia salvo los poquísimos casos de personas que sí tuvieron un problema. Sí hace que el entorno les diga a las personas ‘no mandes a los chiquilines a la catequesis’ o, ‘si te alejas lo bien que hacés’.

-En Uruguay se registraron algunos casos.

-En 2016 saltaron una cantidad de casos y después ha sido con cuentagotas.

-¿Han llegado nuevas denuncias en este período?

-En este año, que yo recuerde, no hubo ningún caso de denuncias de abuso de menores en Montevideo. Este es un motivo (de la caída del catolicismo). Después está la secularización del Uruguay. Son 100 años de un laicismo donde a la Iglesia se la intentó arrinconar. El dogma del laicismo ha sido que la religión es un asunto privado y cuanto más privado esté mejor es, y medio que se tolera la manifestación pública. Por ejemplo, en la historia del Uruguay no hay un reconocimiento a todo lo que ha sido el aporte católico. Es un país laico, está bien, pero en la pluralidad de lo laico tiene que entrar también lo católico, que fue fundador de esta realidad que es el Uruguay. Se lo estudia a Artigas, la fuente de su pensamiento, y se le da muy poca bolilla a todo lo que fue la tradición franciscana de su familia y de su escuela.

-¿Cree que en alguna medida ese reconocimiento pueda aparecer ahora que hay un cambio de signo político en el gobierno?

-Yo creo que tanto en la coalición que gobernó hasta marzo como en la actual hay católicos, y también en una y otra hay anticlericales o laicistas del estilo antiguo.

Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Foto: Leonardo Mainé (Acrchivo)

-¿Qué opina sobre el proyecto de ley que propone el diputado colorado Ope Pasquet, que despenaliza la eutanasia o el suicidio asistido en aquellos pacientes terminales?

-Desde el punto de vista puramente humano, me parece un desastre. Porque lo que termina promoviendo es una opción por la muerte y no por la vida humana, su defensa, su cuidado. Desde el punto de vista cristiano ni que hablar, en cuanto a que nosotros creemos que la vida es un don de Dios y por lo tanto el hombre no es dueño.

-¿Un hombre no puede decidir sobre la muerte de otro?

-Exacto. Y desde el punto de vista uruguayo me parece también desacertado, porque termina alimentando esa cultura de la muerte y no una cultura que provee la vida, justamente en un país donde el sentido de la vida está medio oscurecido. Agregar una ley que de algún modo pone como fin benéfico la muerte y no promover la vida y el asumir con dignidad el dolor de la muerte, creo que es un error. No es de extrañar porque eso viene dentro de un paquete de leyes que se revisten de defensa de los derechos humanos pero que terminan yendo contra ellos.

-¿Qué espera de esta Navidad, que será un tanto diferente por la pandemia del COVID-19?

-El lema de esta Navidad es: compartí la esperanza. Y la esperanza, ¿qué es? Confiar en que Dios cumple su promesa. La promesa de Dios es que viene y salva, y que Dios quiere a cada uno de los seres humanos como hijos propios. Y si el hijo de Dios se hizo hombre, es para hacer que los seres humanos podamos ser hijos de Dios. Hay un intercambio y eso significa que nadie está solo en este mundo, que justamente es uno de los problemas de esta próxima Noche Buena.

Sobre la idea de Manini Ríos de rever aborto
Guido Manini Ríos. Foto: Francisco Flores.

-El senador de Cabildo Abierto Guido Manini Ríos ya anunció que impulsará una nueva discusión sobre la ley de interrupción voluntaria del embarazo. ¿Cree que es momento de revisar la normativa?

-La Iglesia siempre defiende la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. En ese sentido, siempre aquello que promueva la defensa de la vida humana va a contar con el apoyo de la Iglesia. Ahora, ¿si es el momento oportuno? Bueno, es un tema político. Creo que mientras tanto, lo que estamos invitados a hacer es a promover todo aquello que lleve a proteger, cuidar y ayudar a la madre de un embarazo no deseado. Las energías tendrían que estar más allí que en una campaña que es de muy difícil resolución positiva. Si sale, obviamente que vamos a apoyar que se defienda la vida del concebido.

-El gobierno ya ha dicho que tiene una agenda “provida”.

-Me llena de alegría porque entiendo que es algo que está en el corazón del presidente de la República y de la mayoría de los gobernantes, pero recordemos la postura provida que tuvo el presidente (Tabaré) Vázquez cuando contra la opinión mayoritaria del Frente Amplio y de su Partido Socialista al que terminó renunciando, vetó la ley del aborto.

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