CORONAVIRUS

Carmela Hontou, a dos años del inicio de la pandemia: “Me trataron de genocida”

La empresaria, señalada como “vector” del COVID-19 en 2020, escribió una extensa carta que da cuenta de cómo ha cambiado su vida: “Emocionalmente estoy muerta”.

Carmela Hontou. Foto: Ricardo Figueredo
Carmela Hontou. Foto: Ricardo Figueredo

Se cumplieron dos años del inicio de la pandemia de coronavirus. El 13 de marzo de 2020, una serie de audios se WhatsApp se hicieron virales y rápidamente señalaron a la empresaria Carmela Hontou como “vector” de la enfermedad y responsable del ingreso del virus en Uruguay. “Es el día donde todo lo que había construido se desmoronó”, explica dos años más tarde en una carta abierta a la que tuvo acceso El País.

Tras un viaje a Europa, Hontou volvió a Uruguay y concurrió a un casamiento con 500 invitados. El domingo 8 de marzo comenzó a sentir los primeros síntomas y el 13 de marzo su médico personal le avisó que estaba contagiada de coronavirus.

Al conocerse su caso, Hontou cargó con las críticas de ser la responsable de ingresar la enfermedad al país, a pesar de que se comprobó que el virus ya circulaba por el país desde febrero de 2020. “Muchos dedos acusadores comenzaron a señalar sin saber que había ocurrido, y luego de comprobarse que el virus estaba en nuestro país antes de mi llegada, continuaron alimentando este disparate. Me trataron de genocida, de Nazi, de asesina y tantas cosas más que difícilmente pueda reproducir”, dice ahora en su carta.

Hontou afirma que seguirá viviendo en Uruguay, donde espera encontrar “los mecanismos de sanación” que la lleven a construir una nueva realidad.

Lea la carta completa:

El 13 de marzo es y será un día que no olvidaré jamás en el resto de mi vida. Es el día donde todo lo que había construido se desmoronó. Lo primero que tengo para decir es que debo AGRADECER POR ESTAR VIVA, agradecer a mi familia, a mis amigos, y a mis hijos que fueron el sostén más grande, desde aquel 13 de marzo.

Cuando miro hacia atrás, me parece haber estado en una película de terror donde el planeta entero entró en una dolorosa crisis sanitaria, y todo el mundo se cerró. En el Uruguay me contagié del virus, me sentí morir varias veces, y aun con muchas secuelas pude superarlo, pero emocionalmente estoy muerta, y mi actividad laboral también.

Muchos dedos acusadores comenzaron a señalar sin saber que había ocurrido, y luego de comprobarse que el virus estaba en nuestro país antes de mi llegada, continuaron alimentando este disparate. Me trataron de genocida, de Nazi, de asesina y tantas cosas más que difícilmente pueda reproducir. Me denunciaron penalmente y fui sobreseída por falta de méritos. Hubo groseras mentiras, audios viralizados de personas que no son amigas, pero que saben quién soy, burdos montajes con videos truchos, acusaciones cobardes y algunos vivos que aprovecharon para hacer música o para inaugurar un nuevo deporte: el de pegarle a Carmela.

Es por ello que muchos de estos irresponsables, serán conducidos a la justicia, para que se retracten, pidan disculpas, reparen en parte los daños ocasionados y se lleven una buena lección de este verdadero caso de linchamiento público.

He aprendido mucho sobre mis compatriotas, hice nuevos amigos, muchos virtuales que fueron de vital apoyo en el día a día, y me tuve que armar de nuevo. A pesar de sentirme devastada, estoy volviendo a reconstruir mi actividad laboral que quedó destruida. A reconectar con mi esencia creativa, y en sanar primero para luego pensar en retomar mi vida. Pero antes debo seguir atravesando este dolor con cada citación judicial que debo hacer, cada conciliación que debo enviar, cada acción que los abogados realizan, vuelvo a caer en un pozo de angustia y soledad, vuelvo a enfermar y a tener que curarme, no imaginan los que jugaron ese siniestro deporte, el dolor que han causado.

Este es mi país, y desde acá deberé encontrar los mecanismos de sanación que me lleven a construir una nueva realidad, a volver desde mis propias cenizas, y como confío en la justicia de los hombres, tarde o temprano pondrá a cada uno en su lugar, y seguiré pidiendo a Dios, me saque de este largo túnel, y me de la paz y la claridad necesaria para enfrentar este tramo de mi vida.

El 13 de marzo será un día que no olvidaré en mi vida, créanme que hoy se me hizo muy largo, con tantas imágenes que aparecieron, tanto llanto y tanto dolor, pero el día se termina y mañana 14, Dios mediante, retomaré este largo camino de la sanación.

Carmela Hontou

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