SOBRE LA LUC

¿Cómo fue el voto en el referéndum en las principales localidades del interior?

El No gana en 12 de las 19 capitales, el Sí en las otras 7.

Referendum de la LUC
Referendum de la LUC

Las papeletas rosadas a favor de la derogación de los 135 artículos de la LUC fueron la mayoría dentro de las urnas de Montevideo, Canelones y Paysandú. En los restantes 16 departamentos triunfó el No (celeste). Pero en esa gran división política de Uruguay se camuflan otros fenómenos electorales que demuestran que lo esencial -en particular para los estrategas de las campañas hacia 2024- es invisible cuando se da un simple golpe de vista al mapa.

Porque si se sigue la misma lógica de la división por departamentos, el escrutinio primario demuestra que existió menos distancia entre ambos bloques en la conquista de las ciudades capitales. El No ganó en 12: Artigas, Melo, Colonia del Sacramento, Durazno, Trinidad, Minas, Maldonado, Rivera, Rocha, Salto, Tacuarembó y Treinta y Tres. El Sí triunfó en siete: Montevideo, Canelones, Florida, Paysandú, Fray Bentos, San José de Mayo y Mercedes.

La influencia del área metropolitana, el bastión del Frente Amplio y donde ganó un gobierno departamental por primera vez, parece evidente. En las localidades de San José más próximas a la capital (como Playa Pascual, Ciudad del Plata o Delta del Tigre) el comportamiento del electorado fue similar al montevideano: victoria del Sí a la derogación. De hecho, Ciudad del Plata fue la zona del interior con más distancia entre las papeletas rosadas y las celestes dentro de los votos válidos (65,2% por el Sí; 33,3% por el No; y 1,5% en blanco).

Lo mismo pasa en Canelones, con la diferencia que allí el gobierno departamental es frenteamplista y que la franja costera tiene una población que otrora era capitalina y se fue asentando en los balnearios: en El Pinar, Lagomar, Solymar o Shangrilá el Sí obtuvo distancias de entre 10 y 30 puntos porcentuales frente al No.

Lo mismo ocurrió en el eje de la ruta 5: La Paz, Las Piedras y Progreso. Lo mismo aconteció en la columna de la ruta 8: Barros Blancos y Pando (desde Empalme Olmos ya empieza a fortalecerse el No). Lo mismo pasó en la ruta 101 y 102: con Colonia Nicolich a la cabeza.

En el santoral canario, en cambio, triunfó el No. “Es una demostración más de que existe un Canelones más urbanizado y cercano a Montevideo con una votación más próxima al Frente Amplio y otro Canelones más rural con predominancia blanca (antes era colorada) y así incluso se distribuyen los municipios que cada bloque obtuvo en 2020”, explicó el politólogo Ernesto Nieto, cuya tesis doctoral versa sobre el voto en los gobiernos subnacionales.

Papeletas del Sí y del No. Foto: Marcelo Bonjour.
Papeletas del Sí y del No. Foto: Marcelo Bonjour.

El litoral

Paysandú fue donde más votos consiguió el No a la reforma constitucional que impulsaron los militares en la dictadura. Fue el departamento en que mejor sufragó el Sí a la derogación de la ley de Ancap en 2003. Y fue allí donde otra vez el Sí rosado ganó el departamento y la capital departamental. “A veces se olvida que esa es la cuna industrial del interior y que la formación gremial asociada a la industria -y no a los movimientos rurales- es más fuerte que en el resto del interior”, señaló Nieto.

Tras el doblete de Jorge Larrañaga como intendente, ningún otro jefe comunal logró la reelección y esa zona del país se caracterizó por la alternancia.

En Fray Bentos, la capital de Río Negro, parece notarse un proceso similar. En zonas como el Barrio Anglo el Sí ganó con comodidad. Y, a la inversa, el No estuvo sobrado en Young.

De hecho, en las últimas elecciones departamentales el Partido Nacional hizo la diferencia en Young y en las áreas rurales, lo que le permitió hacerse del poder.

En Colonia, como aconteció en los comicios departamentales, la predominancia fue a favor de la coalición multicolor y de su ley insignia. Pero la izquierda mantiene sus bastiones asociados a los polos industriales: Juan Lacaze, Nueva Palmira y Carmelo.

¿Por qué la izquierda vota mejor en las urbes? “Está asociado a la vieja categoría sociológica de la modernización: cuanto más urbanizada es una ciudad, tiene más diversidad poblacional. Los partidos más progresistas, en el mundo, se hacen más fuertes en la atención a esas diversidades. Y los partidos más conservadores suelen ser más exitosos en zonas más tradicionales”, explicó Nieto.

En Mercedes, donde ganó el Sí, la explicación no parece estar tan asociada a la modernidad. Toda campaña electoral tiene un componente de persuasión y según Nieto “es probable que los líderes departamentales no hayan estado tan focalizados en esa cruzada; es probable que el intendente haya recorrido mucho el área rural y descuidado la capital”.

Frontera seca

Las papeletas celestes fueron mayoría en todos los departamentos que comparten kilómetros de tierra con Brasil. En cualquiera de las localidades de Cerro Largo, Tacuarembó, Rivera y Artigas el No ganó cómodo. En el pequeño paraje Rincón de Pacheco, el apoyo expreso a la LUC logró el 92% de los votos válidos.

Aunque el noreste es bastión de los partidos fundacionales, Nieto advierte que “la política y la cultura brasileña tienen influencia... no es casualidad que el Frente Amplio haya ganado el gobierno de Artigas cuando Lula estaba en auge”.

En Rocha, en cambio, el electorado es más heterogéneo: en localidades de la costa atlántica como La Paloma, Punta del Diablo o Barra de Valizas ganó el Sí, pero el No es más fuerte en la capital departamental, en el Chuy y áreas rurales. Una muestra de que en Uruguay los colores son más difusos que lo que se ve a gran escala.

Colaboración: Alfredo Baliño y Juan Pablo Ferriera.

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