PERFIL

Della Ventura, la senadora del Frente Amplio de las situaciones polémicas en el Parlamento

Se define como una “rompe esquemas" y, no le preocupa el qué dirán, Della Ventura dice que no cambiará.

Della Ventura con una remera en alusión a los desparecidos durante la dictadura. Foto: Leonardo Mainé.
Della Ventura con una remera en alusión a los desparecidos durante la dictadura. Foto: Leonardo Mainé.

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Una “rompe esquemas”, así se autodefine la senadora de la Vertiente Artiguista Amanda Della Ventura. La misma que llegó a la banca por casualidad, que se hizo famosa por sus remeras y consignas (“Todos somos familiares”, “Desafuero o complicidad”) y por usar un tapabocas rosado del Sí en plena campaña para derogar los 135 artículos de la LUC. Aunque no tiene presencia en redes sociales se hizo viral un video en el que -durante la pasada interpelación al ministro del Interior Luis Alberto Heber- tuvo un intercambio con Beatriz Argimón, cuando la vicepresidenta la tildó de “¡atrevida!”.

Sobre el final del llamado a sala, Della Ventura estaba criticando las políticas de Interior en cuanto a violencia de género, cuando Argimón le indicó que estaba fuera de tema y le preguntó si se iba a referir a los femicidios como parte del tema que se estaba tratando. Luego le leyó la convocatoria y enfatizó que lo central eran los homicidios y no el otro asunto.

Tras una breve discusión, Della Ventura preguntó: “¿Matar a mujeres no son homicidios?”, entre risas. Ante esto, Argimón reaccionó: “¡Usted es una atrevida! Disculpe que se lo diga. Le acabo de preguntar si quiere hablar de los femicidios. No me falte el respeto y respete mi trayectoria. Siga con lo que tiene que decir”.

Della Ventura está convencida de que no hizo nada “fuera de lugar”, como tampoco antes cuando vistió una remera de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos -mientras ejercía la presidencia del Senado- lo que fue cuestionado en su momento por el nacionalista Gustavo Penadés.

“Usted, de esta manera, no nos está representando a todos utilizando esa remera, que usted tiene todo el derecho de utilizar en cualquier parte del recinto. En el único lugar donde usted no lo puede hacer es presidiendo el Senado de la República”, afirmó Penadés y abrió una polémica en redes sobre el tema.


Della Ventura, una maestra jubilada de 66 años que era tímida desde la escuela, hace tiempo dejó de lado esa condición sin importarle el qué dirán. “Si me preguntaban la lección sabía, pero tenía miedo de levantar la mano hasta que hice un click cuando a la salida de la dictadura empecé a militar y entendí que tenía que dar mis puntos de vista”, contó sobre sus primeros pasos en la política y en la actividad sindical.

Nunca se casó. Vive en Florida junto a su madre, y viaja casi todos los días a Montevideo para cumplir con sus tareas legislativas. “Siempre dije que mi llegada al Parlamento no estaba en los planes”, señaló, entre risas, reconociendo que la Vertiente -al colocarla como segunda en la lista al Senado detrás de Enrique Rubio- le quiso reconocer la militancia, el hecho de que fuera del interior y que era una de las fundadores del sector.

“Estaba en segundo lugar, pero no había miras de que se concretara. Pero se dio”, admitió. Su experiencia política era local: fue 30 años edila en su departamento y presidenta de la Junta Departamental.

Su militancia comenzó a la salida de la dictadura cuando se incorporó a la Izquierda Democrática Independiente (IDI), luego militó sindicalmente, e integró Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos.

Su desembarco en el Senado no fue traumático. “No me sentí en un lugar desconocido”, señaló sobre su rol, ya que en eso la ayudó su experiencia en la Junta de Florida. Quizás por eso en poco tiempo mantuvo un perfil alto e interviene cuando considera necesario, sin importar la reacción.

“Soy muy sintética, voy a lo concreto”, indicó sobre el contenido de sus exposiciones en sala. Della Ventura indicó que si está convencida de lo que debe decir, el mandato para ella es hablar: “Si a alguien no le gusta pasa a ser el problema del que no le gusta”.

Más allá de las controversias que protagonizó tanto con Argimón como con Penadés, como con la senadora Graciela Bianchi (Partido Nacional) -cuando llevaba el tapabocas por la derogación de la LUC- asegura que el relacionamiento con los otros parlamentarios no está afectado. “Seguí trabajando igual, normal, en las comisiones que estamos”, contó.

Della Ventura con una remera que tiene la siguiente leyenda: "desafuero o complicidad". Foto: Leonardo Mainé.
Della Ventura con una remera que tiene la siguiente leyenda: "desafuero o complicidad". Foto: Leonardo Mainé.

Con Argimón, Della Ventura no volvió a hablar después del cruce durante el llamado a sala. En la sesión de ayer, intervino como siempre e hizo un informe por una destitución de la Comisión de Asuntos Adminstrativos del Senado. “Me dio la palabra y le agradecí con normalidad, porque de mí parte no hay enojo”, señaló.

Lo que no está dispuesta es a abandonar sus remeras negras con consignas. “Para mí no está mal lo que hago, porque no hay nada en el reglamento que lo prohíba y lo que no se prohíbe está permitido”, afirmó Della Ventura.

“Puedo ser imparcial usando esa camiseta porque la función del presidente es ordenar el debate y si quiere opinar sobre los temas puede bajar y que otro lo supla”, indicó Della Ventura sobre los cuestionamientos recibidos de parte de la bancada del Partido Nacional.

Desde la interpelación a Heber se hizo un poco más conocida. “Hay mucha gente indignada con esto, me han dicho”, señaló la senadora que no tiene ni Instagram, Facebook o Twitter pero la llamaron varios medios para que haga declaraciones y ayer hasta la pararon en la terminal Tres Cruces para pedirle una selfie.

Respaldada por la vertiente

En un comunicado público, la Vertiente Artiguista expresó su “rechazo” y “preocupación” por la actitud de la vicepresidenta Beatriz Argimón con la senadora Amanda Della Ventura.

“Quien ejerce la presidencia del cuerpo desde la Mesa no puede hacer más que ordenar el debate”, advirtieron desde el sector. Además subrayaron que “jamás se puede descalificar”.

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