UNA ALTERNATIVA

Robert Silva, una figura que se potencia al ritmo de una reforma resistida

Algunos lo impulsan, él evita hablar de política por su cargo; debería renunciar en 2023.

Robert Silva. Foto: Juan Manuel Ramos.
Robert Silva. Foto: Juan Manuel Ramos.

No hay nada peor que se le pueda hacer a la reforma educativa que teñirla con el debate político-electoral. Esa es la mejor manera de hacer que todo esto fracase”. Pocos son los dirigentes colorados que no han escuchado esta frase. Robert Silva la repite una y otra vez cuando en reuniones con dirigentes de su partido -a las que asiste más bien poco-, o simplemente en asados con amigos, alguien pone sobre su mesa lo obvio: que su nombre es uno de los que suenan para ser, al menos, uno de los representantes de los colorados en las elecciones internas de 2024.

Los militantes del partido de José Batlle y Ordóñez tratan, incluso, de no hablar de esto, porque hacerlo sería ponerlo en una situación incómoda. Pero al mismo tiempo no esconden la realidad: no hay tantas opciones de cara al futuro y, en caso de que Pedro Bordaberry no decida regresar -algo de lo que el exlíder de Vamos Uruguay tampoco habla, pero al mismo tiempo no descarta en público- en la danza de nombres el de Silva, es uno de los que más mueve.

La oposición a la reforma educativa, por parte de algunos dentro del Frente Amplio -no hay un rechazo unánime y explícito dentro de la coalición de izquierda-, pero sobre todo de sindicatos y gremios estudiantiles, y las actitudes beligerantes de ciertos manifestantes -que grafitearon la puerta de la casa del presidente de la ANEP y lo insultaron y rompieron el vidrio de la camioneta en la que viajaba en el Cerro-, obligaron a la coalición a cerrar filas detrás del plan de reestructura de la enseñanza, pero explícitamente también de la figura de Silva, el político a cargo de defender a capa y espada los cambios.

Nadie puede negar, sin embargo, que el dirigente ha dedicado su vida a la educación pública. Tampoco que la conoce más que bien. Y en el Partido Colorado, quienes potencian su figura, cuentan su historia siempre con un tono épico. Desde que tenía un año y hasta que cumplió cinco, vivió en la escuela N° 3 de San Gregorio del Polanco con su madre, que era maestra rural, y su hermano. A su padre, que era empleado en un bar, lo veían solo los fines de semana. Apenas terminó el liceo le dijo que quería mudarse a la capital para ser profesor de Historia. Él le pidió que estudiara una carrera que no hubiera en el interior y en la Facultad de Derecho fue que empezó a militar más activamente en política.

Perfil

Sus padres eran batllistas, por eso siempre repite que pertenece al Partido Colorado por herencia, pero también por convicción. En 1984, con 13 años, Silva recuerda que fue a recibir en Tacuarembó -e incluso invitó a vecinos para que lo acompañaran- a la fórmula Sanguinetti-Tarigo. En la facultad, se acercó a la FEUU y luego fue fundador del Foro Universitario, que logró romper en Derecho la hegemonía de la CGU. Cuando se recibió, Silva -que fue el primer profesional de su familia- trabajó un tiempo como procurador y luego entró al Instituto Nacional de Enseñanza Técnica (INET) para cumplir su sueño de ser profesor de Historia.

Sanguinetti fue quien le presentó a Germán Rama y así fue que a los 25 años, en 1998, se convirtió en secretario general de Secundaria en momentos muy parecidos a los que se viven ahora: tiempos de llevar adelante una reforma educativa. Dos años después pasó a ser secretario general, pero en la ANEP. Y diez años más tarde fue el asesor en materia educativa de Bordaberry, para en 2014 pasar a ser el coordinador de todos los equipos técnicos de Vamos Uruguay.

En el último gobierno de Tabaré Vázquez, que comenzó en 2015, Silva tomó el lugar de la oposición en la comisión directiva del Ineed, pero un año más tarde renunció. Lo hizo para participar de las elecciones de consejeros de la ANEP, en representación de los docentes, y ganó. Silva salió segundo, pero como la lista de los profesores sindicalizados no logró duplicar a la suya en votos, se hizo del segundo lugar en disputa dentro del consejo.

Lo demás es historia conocida: fue el candidato a vicepresidente de Ernesto Talvi siendo parte del sector fundado por él, Ciudadanos, y el elegido en la coalición para hacerse cargo de llevar adelante una reforma educativa que es parte de las promesas de campaña de este gobierno. El trabajo no ha sido para nada sencillo y a medida que la transformación avanza -la idea es que pueda implementarse globalmente a partir de 2023- las resistencias de los sindicatos crecen. La pregunta es si esto es una oportunidad para Silva, o no.

Desde el Partido Colorado no hay dudas: esto le da una mayor visibilidad, pese a que por el cargo que tiene se ve impedido de hacer declaraciones político-partidarias. Silva debería renunciar un año antes de las elecciones, en octubre de 2023.

Posibilidades

Silva tiene un problema, según coinciden varias encuestadoras: el nivel de conocimiento que la población tiene de él es bajo. “En lo que son preferencias espontáneas, lo que pasa con el Partido Colorado es que -según las mediciones del trimestre pasado- hay un altísimo nivel de no respuesta a nivel presidencial. Y dentro de los que responden. Robert no es una de las figuras más mencionadas. Según nuestras mediciones, aún tiene un desconocimiento del 35% al 40%, más allá de que ocupe un puesto ejecutivo importante”, dice Rafael Porzecanski, de Opción Consultores.

En el mismo sentido se expresa Eduardo Bottinelli, de Factum, al advertir que el nombre de Silva “está sobre la mesa en el ambiente político, pero no tanto en la ciudadanía”. Y recuerda que, incluso en 2019, “fue el candidato a la vicepresidencia con menor nivel de conocimiento”, habiendo en la primera vuelta “más conocimiento de Beatriz Argimón y de Graciela Villar que de él”.

El tema del conocimiento -o del desconocimiento- es un desvelo para los políticos en general y de cara a las elecciones de 2019 lo era en especial para Ernesto Talvi. Su estrategia, en ese entonces, fue salir a que lo conozcan. Desde Ceres, la entidad que dirigía antes de lanzarse a la arena política, Talvi solía recorrer el país en unos eventos que llevaban por nombre Encuentros Ciudadanos -luego su sector se llamó, justamente, Ciudadanos. Hoy Silva hace lo mismo, con los denominados “Cara a cara”, que ya fueron resistidos por gremios y sindicatos en el Cerro, y lo mismo pasó ayer -aunque en menor medida- en Salto (ver aparte). Él y su entorno juran que estas charlas no persiguen ningún objetivo político-electoral, sino que lo que buscan es difundir cómo será la reforma.

En cuanto a los “Cara a cara”, Bottinelli acotó que “sin dudas recorrer el país, estar presente, genera movimientos”, pero “no un impacto inmediato, sino de construcción de imagen. El grado de conocimiento se logra más bien con centralidad política y mediática, y esto va más allá de un tema en particular, como puede ser la educación. Se necesita un posicionamiento más macro, tener un rol en todas las grandes discusiones políticas del país, y Robert está impedido de hacer eso”.

“Todo depende del entorno -continúa Porzecanski-. Sabemos que ante líderes de trayectoria, como Bordaberry, Robert arrancaría en desventaja. Pero, al mismo tiempo, dentro de las figuras de renovación, es una de las que está mejor posicionadas y son más conocidas, como Adrián Peña, Andrés Ojeda y Gabriel Gurméndez, que también han sido mencionados. Silva tiene un posicionamiento”.

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