ENTREVISTA

"El gobierno no carece de ideas, sí de ejecución", asegura Yamandú Orsi

El intendente de Canelones cuestionó el espíritu “refundacional” del gobierno y que ningún socio de la coalición haya objetado cómo se procedió con el caso de Alejandro Astesiano.

Yamandó Orsi. Foto: Francisco Flores.

Yamandú Orsi cuestionó el espíritu “refundacional” del gobierno y que ningún socio de la coalición haya objetado cómo se procedió con el caso de Alejandro Astesiano. Se desmarcó del alcalde de La Floresta y dijo que, si se prueban las irregularidades en el municipio, la intendencia y el FA deberán actuar. Además, consideró que la reforma educativa será la “crónica de una muerte anunciada” si no se cambian las formas.

-¿Dijo que al presidente Luis Lacalle Pou nadie lo cuidó, en referencia al caso de Alejandro Astesiano? ¿Cómo lo tendrían que haber cuidado?

-El que fue el responsable tendría que decirlo. Y por lo tanto, poner el cargo a disposición, no sé… Por la centésima parte Luis Calabria tuvo que renunciar. No soy de los que piensa que echando a uno ya resolvés el problema. Debemos fortalecer la imagen y para eso hay que adquirir los mejores servicios informáticos para Identificación Civil, lo mismo con los controles en el puerto. Tenés que dar señales de un paso para adelante. Es la única salida para resolver el gran problema de la imagen. Porque esto deja a la población en una situación de incertidumbre. ¿Cómo que nadie fue? Además, estamos muy acostumbrado a que el presidente siempre se haga responsable de todo, cuando sabemos que hay cosas que se tienen que delegar. No existe un superhombre. ¿Quién fue el que puso al costado del presidente a alguien que estaba haciendo lo que estaba haciendo, y pasó el tiempo y esto no se visualizó? Sabemos que alguien le avisó o le intentó avisar, pero no tuvieron la fuerza para convencerlo. Capaz hace falta alguien que diga las cosas de otra forma, porque esto no le hace bien a nadie.

-¿Quién cree que debe hacerse responsable de lo sucedido? En el Parlamento el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, dijo que no renunciará salvo que se lo pida el presidente.

-Es que yo no sé si es un tema del Ministerio del Interior, es Presidencia pura y dura. Tienen 11 pisos y hay gente que se encarga de la seguridad, hay responsabilidad política. Alguien en algún momento lo recomendó, lo aceptó o lo puso ahí. Y por otro lado, ¿quién es el responsable de seguridad en la Torre Ejecutiva?

-¿El prosecretario, Rodrigo Ferrés?

-El que sea… ¿Estaba pasando eso y no te dabas cuenta? Hay un error y como señal sería bueno que dijeran: “¿Saben qué? Fui yo”. No digo que se tenga que ir esa persona, pero el “nadie fue” no es linda cosa para los ciudadanos. Más que las consecuencias, me preocupa que nadie se haga responsable.

-¿Usted cómo elige a las personas que lo rodean?

-No hay un método, es una mezcla de conocimiento e intuición. Desde que estaba como secretario general (en la comuna canaria) me ha pasado de tener que pedirle la renuncia a compañeros. Y sí, hay cosas que se te escapan, no las ves hasta que pasan. Pero lo bueno es decir cuando alguien se equivoca. Después tenés lo delictivo. Ante algo que perjudica a la población o daña a la administración no podés dudar, hay que ser implacable. Estamos hablando de un escándalo.

-¿Qué está en juego?

-La imagen del país. Esto hizo que lleguen noticias desde Uruguay que no son comunes. Hay que mejorar y se puede, con este gobierno o con el que sea. Es un tema de confianza en las instituciones. Si las rencillas internas de carácter político partidario lo impiden, estamos en un problema. Creo que algo de eso estoy visualizando: no se quiere pagar el costo interno.

-¿A qué se refiere?

-La política partidaria hace lo suyo. No es común, no es frecuente y no es fácil que un partido político asuma errores. El Frente Amplio está lleno de eso. Me parece que hay una especie de enfrentamiento, nadie quiere asumir culpas y a la larga eso te termina deteriorando más, porque pierde el sistema, se pierde la confianza en las instituciones. Perdemos todos. Es cierto que es una flecha de ida y vuelta, pero estoy convencido de que ahora es mano el gobierno.

-En conferencia de prensa, la intendenta Carolina Cosse señaló a “un sector” del Partido Nacional por los “problemas” que enfrenta el país. ¿Cree que es responsabilidad de un sector blanco?

-No llego a ver tanto. La coalición como fuerza de gobierno tiene un problema. Por supuesto que los socios deberían hablar con el Partido Nacional y tratar de que pasen cosas, pero no soy quién para decirles qué hacer. No hago diferencias, porque no escuché ninguna voz que se plantara firme con esto; vi alguna gestualidad. Pero en esto no se puede andar con medias tintas: está mal y no se cuida la institución del presidente, se lo deja expuesto. Me parece que es hora de que los actores de la coalición hagan sentir su voz.

-¿Va a lanzar su precandidatura para 2024? Algunos ya hablan de ella, pero no hay aún una confirmación…

-Es que no la pueda haber, el FA resuelve en 2023 en un congreso…

-Y si se confirmara su precandidatura, ¿cuáles serían sus prioridades?

-Tiene que haber una propuesta capaz de enfrentar los problemas económicos que el mundo y el país están teniendo ahora. Y, en el horizonte más cercano, ir hacia una economía que dé señales de recuperación. Hoy la sociedad no recibe las ventajas del crecimiento, el salario sigue sumergido y la pobreza en los quintiles más bajos se ha profundizado. Por otro lado, hay que estructurar un modelo de crecimiento sostenido, y eso implica profundizar la matriz productiva, apelar al conocimiento y a la ciencia para la producción. Además, creo que deberíamos definir bastante mejor nuestra estrategia de inserción internacional, que hoy no la veo. Deberíamos prestarle más atención a la región, sin descartar los acuerdos extrarregionales. Y hay que hincarle el diente al tema educativo, creo que es el gran desafío del futuro. Para eso es imprescindible un gran acuerdo social y político. No me imagino una reforma educativa sin acuerdo.

-¿Comparte algún aspecto de la reforma que está en discusión?

-Pasa lo mismo que con la última reforma: la forma mata el contenido.

-¿Y con el contenido está de acuerdo?

-Del contenido he escuchado cosas que están bien… Lo que pasa es que así, “lo hacemos o lo hacemos”, me parece absurdo. Es la crónica de una muerte anunciada. Yo me opuse a la reforma de Germán Rama y después me di cuenta de que había cosas que estaban buenas. Yo me tenía que oponer a todo. ¿Por qué? Porque me lo quisieron meter a prepo. También es cierto que los gobiernos tienen que gobernar y en algún punto tienen que decir: “vamos por acá”. Yo confío en las herramientas, que son los partidos. Pero eso no se decreta ni se compra, hay que hacer un proceso. A su vez, tenés que involucrar a los actores. Estoy viendo, que nunca había visto, que la Formación Docente del interior se puso de punta con esta reforma. Algo faltó y falta. No sé si te puedo convencer, pero hay que agotar las posibilidades de poder hacerlo.

-Como dijo, ya hubo oposición a otras reformas, y no parece haber una receta sencilla para terminar con el problema educativo. ¿Qué haría usted?

-Hay estructuras muy anquilosadas. Los uruguayos somos bichos conservadores. No sé, habrá que buscar. Así como está planteado, no. Y menos en este momento. Creo que el gobierno se planteó una serie de reformas y las va a proponer igual aunque sepa que este escenario no es el más indicado. Está pasando. La construcción de climas es esencial para que los procesos tengan éxito.

-En una columna escribió que quienes acostumbran a “medir permanentemente la imagen y a implementar acciones” en función de ello, está expuestos “a la tentación de fortalecer su posición a partir de la construcción de un escenario de creciente confrontación”. ¿El gobierno cayó en esa “tentación”?

-A veces sí. A veces no se reconocen algunas fallas en ciertas políticas, incluso cuando hay hechos que le explotan en la cara... da la sensación de que se van corriendo a su trinchera. Alguien puede decir lo mismo de la oposición, y puede pasar también... Lo planteo como un riesgo. Yo siempre digo que lo que hay que hacer es tender puentes. En el mundo occidental hay una dinámica muy pendular, de cambio. La ciudadanía está menos ideologizada y actúa más por aquello de cambiar lo que hay sin importar mucho hacia dónde va. Entonces, la ciencia política estudia permanentemente los niveles de conformidad, de aceptación, y como que estamos todos esperando a que en la pantalla aparezca el de la encuestadora: “Mirá cómo le está yendo a Luis”. Eso es muy simplista, de marketing político. Tampoco lo subestimo, pero considero que a veces ayuda a construir escenarios inconvenientes. Si estás muy pendiente te saca del foco, que debería ser hacer las cosas bien para que la gente esté mejor. Hay un clima electoral permanente. Eso se instaló. La campaña empieza después que termina la elección.

-Ha dicho que su “estrategia es el diálogo”. ¿Cómo practica esto con las críticas a su gestión o en el fuego cruzado entre oficialismo y oposición?

-Trato de entender qué está pasando. Siempre hay alguien con quien hablar del otro lado. El tema es identificarlo y tener la práctica del contacto permanente. Nosotros tenemos la ventaja del Congreso de Intendentes, un lindo ámbito para intercambiar puntos de vista, y al final se llega a conclusiones. Esto del juicio político a Carolina Cosse repercutió en que quisieran hacer lo mismo, por el mismo tema, en otras intendencias. Y los compañeros del Congreso nos llamamos. Hablé por ejemplo con Cacho (Carmelo Vidalín, de Durazno, luego que se manejara también la posibilidad de un juicio político).

-A nivel de electorado, ¿la idea de “tender puentes” se ve afectada por la polarización que advierte? Si el Congreso ratificara su precandidatura, tendría que pasar por un proceso interno donde tiene que votarlo la militancia.

-Los cálculos electorales pueden hacer que te pongas un disfraz u otro, que marques un perfil, pero de mis convicciones no me bajo. Creo que es lo mejor para la fuerza política y para el país. Y la ciudadanía es inteligente y elige siempre lo mejor. El próximo FA que llegue al gobierno va a tener que tener una estrategia de diálogo. Aquello de que teníamos 50 votos y alcanzaba, se terminó. Capaz es un discurso más simple y cómodo el de la dureza de los planteos, ser tajante y no admitir que el otro puede tener algo para aportar. Pero puedo asegurar que es una victoria pírrica si te va bien.

-En una entrevista con radio Sarandí dijo que le costaba encontrar un buque insignia a este gobierno. ¿Podría ser la reforma de la seguridad social?

-Como idea, sí. Creo que es un gobierno que no carece de ideas, sí de ejecución. Tiene muchas iniciativas privadas sobre la mesa, pero cuesta visualizar la concreción. Tiene que ver con el metiere. Creo que hubo una especie de espíritu refundacional de este nuevo elenco que hizo que de repente cortaran mecanismos que funcionaban. La pandemia habrá hecho lo suyo, sin duda, pero el problema no es la falta de recursos. Yo escuché hablar de una iniciativa de saneamiento para todo el país, de una iniciativa de disposición final de residuos para el área metropolitana, que está ahí todavía… La toma de agua del río de la Plata, que se tradujo en el proyecto Neptuno. No es mala voluntad ni error estratégico, pero no solo basta con anunciar lo que van a hacer, sino que después tienen que mostrarlo.

-¿Cree que el gobierno no estaba preparado?

-Si utilizás el eslogan de “estamos preparados”, te estás exponiendo. Si hay un partido preparado para manejar el Estado, ese es el Partido Colorado, ¿no? Toda una vida. Si vos llegás y decís “somos nuevos y hacemos todo distinto”... Instalarse en este bicho que se llama Estado, domarlo y hacerlo caminar, lleva tiempo. Nadie está preparado para fundar un país nuevo. Me hago cargo de lo que digo, es polémico y capaz mañana me demuestran lo contrario. Al FA se le criticó que se dedicara mucho a la gestión y no a hacer política. Yo a este gobierno lo veo al revés: exceso de anuncio político y no la suficiente dedicación a la gestión de acuerdo a lo que anunciaron.

-¿Qué opina de que se lleven a la Justicia las presuntas irregularidades cometidas en ollas populares de La Floresta?

-El tema tiene varias aristas. A partir de una denuncia pública de un diputado del Partido Nacional (Alfonso Lereté) hicimos una denuncia penal. Porque no se puede decir que se roban la comida de la gente y que no pase nada. En el municipio ya habíamos hecho otra denuncia penal por supuesta falsificación de documentos. Y 11 funcionarios vinieron a denunciar acoso. Hay una investigación administrativa y en la Junta. Yo confieso que eso me preocupa bastante más.

-¿La Departamental del FA ha actuado bien en este caso?

-Hasta que no tenga más datos… Si hay algo, el FA tendrá que actuar. Tenés a los concejales del FA peleados con el alcalde y un planteo casi único del Partido Nacional.

-¿Se debería derogar la metodología de precios de combustibles?

-No es tan simple. Habrá que revisarlo. Atrás de aquel discurso de la libre importación, lo que salió fue este sistema que hoy no me convence. Hay que apuntar a la soberanía que te da la posibilidad de refinar. Pero como se viene un mundo distinto y los autos van a ser eléctricos, tendríamos que pensar los roles de UTE y Ancap. No pueden jugar por separado. Tendremos que tener una empresa energética.

La Floresta: "Hay que resolver ya"

-¿El alcalde de la Floresta debería dar un paso al costado?

-No… por eso mandamos gente a comandar la gestión administrativa. Cuando tengamos los resultados (de las investigaciones) tomaremos alguna medida más, si es que hay que tomarla. Estamos hablando de nuestros trabajadores. Soy yo el responsable, con mis directores. Si vienen de golpe todos a plantear una situación, hay que estar muy atentos. También los concejales se han quejado, blancos y frentistas. Todo eso hace que sea una situación compleja que hay que resolver ya, cuando estén las investigaciones culminadas.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados