PROTESTA EN EDUCACIÓN

Da Silveira ve agresión a Silva como “señal de alarma”: “Estamos resbalando por una pendiente”

El ministro de Educación se mostró "muy preocupado" y dijo que hay "que evitar situaciones más complicadas".

Pablo da Silveira. Foto: Leonardo Maine.
Pablo da Silveira. Foto: Leonardo Maine.

El ministro de Educación y Cultura (MEC), Pablo da Silveira, dijo que el ataque que sufrió este jueves por la noche el presidente de Codicen, Robert Silva, debe tomarse "como una señal de alarma"; "tenemos que evitar situaciones más complicadas", enfatizó.

"Estuvimos cerca de que pasara algo grave, de que hubiera algún lastimado en esta situación", dijo el ministro. "Da la sensación de que estamos resbalando por una pendiente en la que las cosas se van complicando cada vez más", resaltó en diálogo con Otra Mañana (770 AM).

Según el ministro, esta fue una cadena de situaciones: comenzó "con algo extremadamente grave", detalló, sobre la pintada de un grafiti en la casa de Robert Silva y continuó con el "episodio de insultos y cantos ofensivos al presidente de la República". La "pendiente" llevó a que este jueves se llegara al paso de "la violencia física, de daños a bienes materiales, a una camioneta de ANEP comprada con los aportes de todos los uruguayos".

Para Da Silveira, lo que ocurre es que "un gobierno legítimamente electo anunció, aun antes de ser gobierno, su intención de llevar adelante una transformación educativa y explicó con detalle cuáles iban a ser esas líneas" y que luego "un parlamento votó la Ley de Urgente Consideración (LUC) que daba las bases jurídicas para ese proceso de transformación". El ministro remarcó que tras el proceso de referéndum se confirmó "que la mayoría de uruguayos querían ese proceso de transformación".

A pesar de que entiende que es "legítimo" no estar de acuerdo con ese proceso de cambio, "lo que no es legítimo es pretender servirse de la movilización, de la toma de edificios educativos, de la interrupción de los servicios educativos".

Finalmente, lamentó que haya "cabecitas precalentadas" motivadas por expresiones —como que "hay enemigos de la educación pública", de "vendepatrias que facilitan el lucro"— de todas las personas que participan del debate público. "Un debate democrático sano parte del supuesto de que es legítimo que se piense diferente y no significa que sea un traidor a la patria", cerró.

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