Una gira de Luis Alberto Heber en Canelones con la impronta de Jorge Larrañaga

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El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, emprendió otra recorrida para conocer seccionales y destacamentos de Canelones, con el afán de mostrarse cercano a los policías y vecinos de las distintas localidades. Al estilo de “El Guapo” -el extinto ministro del Interior, Jorge Larrañaga-, Heber preguntó cuáles eran los mayores delitos con los que tenían que lidiar, si había necesidades de recursos y se tomó algunas fotografías con los locales y los policías.

Sin embargo, el motivo principal de su recorrida era observar las instalaciones de las comisarías y los cuarteles de Bomberos de Sauce, Santa Rosa, San Ramón y Tala. Durante todo el trayecto lo acompañaron el director de la Policía, Diego Fernández, y el jefe de Policía de Canelones, Víctor Trezza.

La infraestructura de las comisarías, en el caso de Sauce y Santa Rosa, estaban venidas a menos debido a construcciones realizadas hace muchos años, a la humedad y por materiales que no eran aislantes. Otro de los problemas que manifestaron los policías estaban relacionados a la escasez de móviles. En cada una de las localidades hay un solo móvil y algunas comisarías, como San Antonio y Tala, cuentan con motos.

Durante la visita a la seccional Nº13 de Santa Rosa, Víctor Trezza le contó a Heber: “Se rompió un caño y hubo que hacer toda la sanitaria por fuera, no había otra salida porque había que picar piso, había que picar todo”. Y continuó diciendo que “se cayó la puerta” y tuvieron que cambiarla entera. “En el calabozo un bandido se desacató y quedó con la puerta en la mano”, agregó el Jefe de Policía.

“Esta está preciosa”, dijo el ministro cuando llegó a la comisaría de Tala. Pese a que sus instalaciones son más grandes debido a la densidad de población de esa ciudad, es cierto que se destacaba entre las otras tres seccionales visitadas anteriormente.

De todas formas, el titular de la cartera discutió la posibilidad de crear un nuevo cuartel de Bomberos en Tala porque este espacio, que se ubica detrás de la comisaría, consta de un solo ambiente y se necesitan cuartos.

“Creemos que históricamente no están debidamente contemplados los recursos edilicios, pero en esta instancia y en los años que tenemos no nos da para revertir la situación”, aseguró Heber -a las afueras de la comisaría de San Ramón- en referencia a las administraciones anteriores.

La sargento María Martínez, junto a otras cabos, están encargadas del departamento de violencia doméstica del “santoral” de Canelones, compuesta por San Ramón, Santa Rosa, San Bautista y San Antonio. Cada localidad tiene una población -de acuerdo al censo de 2011- de 7.133, 3.727, 1.973 y 1.489 personas, respectivamente.

Las policías reciben más de 10 denuncias de violencia doméstica por semana, lo cual representa el delito más recurrente en estas pequeñas localidades, por sobre el hurto y abigeato. Martínez y una de sus colegas dijeron, en diálogo con El País, que “son muy pocas” para esta cantidad de casos y “no tienen recursos para empoderar” a las víctimas.

Las mujeres creen que se necesita un equipo multidisciplinario, con un psicólogo, sociólogo o asistente social, para el trabajo con las víctimas y para impulsarlas a que denuncien. “Logramos que denuncien por insistencia”, explica Martínez, quien se dedica a dar charlas de prevención.

Impulsaron esta iniciativa en 2014 porque identificaron que muchas de las mujeres que viven allí ni siquiera caen en al cuenta de que están padeciendo violencia, sobre todo cuando se trata de la violencia psicológica o patrimonial.

En lo que va del año, hubo cinco procesados en el “santoral” y hay ocho tobilleras activas. “Pienso que la gente tiene más confianza para denunciar”, le comentó Martínez al ministro cuando este le preguntó por el flujo de denuncias.