MINISTERIO DEL INTERIOR

Denuncian a escribana que vendió casa de anciana; hijo presenta documento que dice que “no estaba apta”

“En la cuenta de mi madre no ingresó suma alguna”, dijo el heredero y sostuvo que su madre solo dejó deudas.

Fachada del Ministerio del Interior. Foto: Archivo El País.
Fachada del Ministerio del Interior. Foto: Archivo El País.

Marcelo Lilienheim, cuya madre falleció el pasado 23 de marzo, presentó una denuncia penal contra una escribana y funcionaria del Ministerio del Interior que, cinco días antes de su muerte, vendió el apartamento en que ella vivía.

En la denuncia, a la que accedió El País, se adjunta un certificado médico que verifica que la mujer no estaba “apta para tomar decisiones” por estar sometida a cuidados paliativos.

Según figura en la denuncia -firmada por los defensores José Azuaga y Héctor Leites- este documento fue expedido por la doctora de la anciana, el 18 de marzo de 2022. Ese mismo día la difunta, que se llamaba Martha, “‘habría participado’ en un ‘negocio’ del bien inmueble” en disputa.

Su hijo, que reside en Buenos Aires, explica en el escrito que pudo venir a Uruguay recién el 26 de marzo, dado el “bloqueo de fronteras” por la pandemia del covid-19, y asegura no haber sido consultado sobre el negocio “como único referente y heredero, pese a la importancia del asunto”.

La denuncia busca que la Fiscalía investigue “la forma de pago” que se determinó para la venta del inmueble, la cuenta bancaria de la cual proviene “la letra de cambio o dinero” y el destino de la plata.

Fundamento

El sustento detrás de la denuncia penal radica en una serie de anomalías en la transacción del inmueble de la mujer fallecida. Se trata de elementos que permitieron denunciar por la vía civil y ante la Asociación de Escribanos del Uruguay una supuesta venta “ficticia” llevada a cabo por la profesional.

Fuera de la situación en que se encontraba Martha, el valor por el que se vende el apartamento no es acorde a su ubicación, según consta en la denuncia. El precio fue de US$ 72.000, a través de una “compraventa definitiva” de un inmueble que “es sabido tiene un precio aproximado a los US$ 250.000”, señala el escrito.

La eventual enajenación fue refrendada por la escribana acusada y la compradora, que al igual que ella es notaria y también es funcionaria del Ministerio del Interior.

El pago fue realizado con una letra de cambio, según lo dicho por la compradora en una audiencia de conciliación. Sin embargo, en las cuentas de Martha no se encontraron más que deudas.

“En la cuenta personal de mi madre no ingresó suma alguna. De modo que nunca tuvo un beneficio”, alerta Lilienheim en la denuncia.

Hacia el final del relato se mencionan dos hechos que se entienden relevantes para el caso. En primer lugar, que la escribana no solo “tomó posesión” del inmueble, sino de todo lo que había dentro de este. Lilienheim además, sostiene que esto “seguramente” sucedió antes del fallecimiento de su madre.

Por último, aparece la declaración de una testigo, Laura Farías, quien dijo a El País en setiembre de este año: “Yo escuché todo lo que hablaba el médico con la escribana. (Esta) le pidió que acelerara la muerte de Martha y él se negó rotundamente”.

Lilienheim, en tanto, en diálogo con El País, se limitó a expresar que “no se trata de una cuestión meramente económica”, sino sentimental, por lo que significa esa vivienda para él, por todo lo allí vivido. Y concluyó: “Espero justicia, porque esta gente se aprovechó de que mi madre no estaba en sus cabales y se apropió de todo”.

La cifra

72.000 dólares son los que supuestamente pagó la escribana por la vivienda. Esta, en realidad, tiene un valor de mercado, según el hijo, de US$ 250.000.

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