Dos condenados por caso de restos humanos que aparecieron flotando en el Río de la Plata

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El homicidio de Martín Migales tuvo ya una resolución. Se trata del caso en el que restos humanos fueron apareciendo, día tras día, en la orilla del Río de la Plata a finales de abril y comienzos de mayo.

La fiscal Adriana Edelman condenó a dos hombres mediante un proceso de acuerdo abreviado a partir de evidencia en video por las cámaras del Ministerio del Interior. Recibieron una pena de 8 y 9 años por el homicidio de Migales. La víctima ingresó a una vivienda en la calle Carlos Gardel, esquina Paraguay (Barrio Sur), y allí fue golpeado, asesinado y descuartizado por cuatro hombres.

Por este caso ya había una persona condenada -también mediante un juicio abreviado-a tres años de prisión por encubrimiento. Se trata de quien trasladó el cuerpo de la víctima en un carro de supermercado hasta llegar a las costas del Río de la Plata.

Una persona que caminaba por la rambla de Montevideo durante la mañana del 21 de abril identificó algo extraño flotando en las aguas del Río de la Plata. Al acercarse, el espanto lo absorbió por completo; eso que flotaba próximo a un muelle era el tórax desnudo de una persona.

A las 9 horas de aquel jueves, la Policía recibió la denuncia que alertaba sobre la existencia de restos humanos en aguas de la rambla a la altura de la calle Paraguay. Este fue el comienzo de una historia de terror que, a ojos de la opinión pública, pareció propia del cine de ficción.

El lunes siguiente, en el mismo lugar, aparecieron flotando una pierna y un brazo, pero esta vez había más evidencias: un carrito de supermercado, bolsas de arena que se presumía que habían funcionado como pesas y ropa manchada con sangre. Con el hallazgo del brazo, se logró identificar a la víctima: Migales, de 44 años que vivía cerca del Palacio Legislativo.

Pero las apariciones no terminaron ahí, porque al otro día unos pescadores encontraron la cabeza de Migales en aguas frente al barrio Punta Carretas. Y, finalmente, el 28 de abril se halló el otro brazo, a orillas de la playa, a la altura de Capurro.

Una primera impresión sobre este episodio macabro fue que se tratara de mensajes o señales entre personas vinculadas al narcotráfico, especialmente porque los restos fueron apareciendo en días distintos. Pero esta hipótesis se derribó cuando la Fiscalía y la Dirección de Investigaciones determinaron que la intención de los homicidas era ocultar el cuerpo en el fondo del agua y la única razón por la cual los restos se encontraron fue por un error de cálculo.

Quienes asesinaron a Migales con 20 puñaladas y luego lo descuartizaron, colocaron los pedazos de su cuerpo en bolsas biodegradables. Y este fue el error, pues al cabo de 24 horas las bolsas se desintegraron y los restos empezaron a trasladarse por las corrientes del agua.

A través de las cámaras de seguridad del Ministerio del Interior se obtuvo una filmación que muestra a la víctima ingresando a una casa en el Barrio Sur que funcionaba como punto de venta de droga, desde donde no salió con vida. Colocaron su cuerpo en un carrito de supermercado, que fue empujado por dos personas hasta la rambla de Montevideo, y lo tiraron al agua.