El periplo del rapiñero que usaba pelucas, un cronómetro y la cédula de un muerto para robar

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Varias pelucas de mujer en su casa, y en un auto un cronómetro, una cuadernola con un croquis del Banco República y la cédula de un ciudadano peruano fallecido. La policía lo estaba buscado desde abril pasado.

El primer día de ese mes había agarrado una de las tantas pelucas de su casa y fue hasta una joyería ubicada en la calle Arocena, Carrasco. Eligió la de color gris porque tenía que aparentar ser una mujer de avanzada edad.

Disfrazado, entró al local. Atrás de él venía otra persona. Los dos redujeron a las empleadas, las llevaron hasta la caja fuerte y les exigieron que le dieran la bandeja con alhajas de oro. Luego se fugaron. El valor estimado de lo robado fue de US$ 100.000.

Pasaron seis meses desde que “la anciana” y el hombre habían asaltado la joyería.

El 29 de octubre dos delincuentes que iban en un auto gris se detuvieron frente a un Hyundai blanco. En este una pareja estaba descargando unas bolsas cuando los delincuentes, con las caras tapadas, los amenazaron y les robaron el vehículo. Ese Hyundai blanco llegó a las manos de “la anciana”.

Treinta días después llegó otro robo. Cinco delincuentes llegaron en una camioneta gris a la sucursal del BROU de Punta Rieles. Tres hombres bajaron. Entre ellos, “la anciana”. Pero esta vez no estaba disfrazado de mujer. Tenía un gorro y ropa oscura. Mientras que los otros dos delincuentes, tras patear la puerta de la sucursal, fueron uno hasta la caja y el otro donde se atiende al público, él se dirigió a la bóveda. A raíz de los gritos de los delincuentes, que entraron con armas cortas, una empleada llegó a cerrar la bóveda. Pero habían extraído bastante dinero porque recién empezaba la jornada. El hombre se llevó el botín: fueron unos US$ 70.0000.

Los cinco salieron contramano por Camino Maldonado en la camioneta gris y doblaron hacia la izquierda. El Hyundai blanco los estaba esperando. Ahí tiraron “miguelitos” para evitar la persecución policial. Más adelante los delincuentes bajaron, quemaron la camioneta gris y se fugaron en el auto blanco. Un día después del asalto unos agentes policiales estaban en una estación de servicio sobre la ruta 8 y vieron al Hyundai blanco, que había sido reconocida por cámaras de vigilancia. Fue entonces que, luego de una persecución, investigadores de la Zona Operacional III interceptaron el vehículo y detuvieron al único tripulante. Era “la anciana”, pero esta vez con una cédula de un ciudadano peruano fallecido. Ahí estaban el cronómetro, el croquis del BROU y el arma que se usó en la rapiña. No era una “anciana” ni un peruano; era un uruguayo de 41 años y autor del robo a la joyería de Carrasco y al BROU de Punta de Rieles.

Luego de la investigación por parte de la fiscal Brenda Puppo, ayer durante una audiencia, se logró un acuerdo con la defensa del hombre: la Justicia lo condenó a ocho años de penitenciaria por dos delitos de rapiña especialmente agravada, un delito de receptación y uno de uso de certificación falsa.

Solo negó que el croquis encontrado en el auto blanco fuera del BROU. “Gracias, que pasen bien”, dijo el imputado, tranquilo, antes de ir a prisión.