INVESTIGACIÓN

La incongruente declaración del presunto matador de Lola Chomnalez

El País accedió a todo lo dicho por Sena en la Justicia; no logra explicar cómo su sangre aparece en el documento de ella.

Valizas. Foto: Fernando Ponzetto
Valizas. Foto: Fernando Ponzetto

El 13 de mayo pasado, con escasas pertenencias, Leonardo Sena se instaló con su nueva pareja y los hijos de esta en una cabaña de madera en el barrio La Pista del Chuy. Esa noche, la familia durmió amontonada en el suelo, sin frazadas, y sintiendo el viento que se colaba por las rendijas de las paredes y los hundía en el frío. Al día siguiente, las cosas mejoraron algo. Un vecino arrimó frazadas, otro algún mueble y una jerarca de un liceo regaló cuchetas para los niños de cinco, nueve, 11 y 13 años.

Una semana más tarde, el destino -o la Fiscalía y la Policía- se cruzaron, como ya lo habían hecho antes, en el camino de Sena. Una genetista de Policía Científica había descubierto que su ADN era el mismo que se había encontrado en una toalla y en el documento de identidad de la adolescente Lola Chomnalez que estaban dentro de su mochila. Lola había sido ultimada en la playa de Valizas pasadas las 2 de la tarde del 28 de diciembre de 2014.

Luego de ser detenido, Sena se negó a que un técnico de Policía Científica le extrajera una muestra de ADN. Tras una orden del juez Juan Giménez Vera, de Rocha, se retiraron muestras de ADN de Sena de un cepillo de dientes y de una vestimenta. Poco después, la búsqueda del asesino de Lola durante siete años y medio llegó a su fin. El ADN de Sena coincidía en un 99, 999999% con la muestra encontrada en la toalla y en el documento de Lola.

En su declaración ante el juez Giménez Vera, a la que accedió El País de forma completa, Sena relató que durante siete años -entre 2013 y 2020- estuvo en pareja con una muchacha de Castillos y agregó que de esa relación tenía una hija de seis años. La pareja se separó hace dos y no se vieron más. Sena sí mantuvo el contacto con su hija, según testificó en el Juzgado. Esto, para él, demuestra que no puede ser un asesino.

La mochila

En 2003, Sena fue condenado por lesiones personales tras un incidente en el balneario La Paloma, donde vivía con su familia adoptiva.

Seis años más tarde, volvió a ser acusado y condenado, esa vez por una violación a una adolescente que residía cerca de su casa. Tras salir en libertad, Sena se fue a vivir a la casa de un tío en la ciudad de Rocha y al año regresó a La Paloma con su familia adoptiva. En esos tiempos trabajaba de peón, haciendo todo tipo de tareas para el contratista de un hotel. Poco después, regresó a Castillos para dar clases de construcción en el marco de un convenio entre el Mides y el Sunca, contó él mismo en el juzgado.

Luego de ese preámbulo, el juez Giménez le preguntó sobre por qué su ADN fue encontrado en una toalla y en el DNI argentino de Lola.

“Yo no tuve nada que ver con ese homicidio y no trasladé la mochila de la joven”.

Juez: ¿Cómo explica eso?

Sena:
Ayer (en referencia a su primera declaración en la sede) no lo dije por miedo, por nervios. Quizás estuve mal todo este tiempo por no haber hablado. No maté a esa chiquilina. Nunca la vi. Yo trabajaba (en un supermercado) ubicado en la entrada principal de Valizas y bajaba todos los días a la playa a tomar mate. Caminé bajando por la calle principal, doblé a la izquierda y avisté una mochila rosada. Horas antes, trabajando en el supermercado, se me había caído un casillero de cerveza, me lastimé y pedí curitas a la cajera.

Lo único que hice fue abrir la mochila, pero no hablé con ella. Yo abrí la mochila. Y lo que sustraje de la mochila fue plata. Por lo menos 15 días más tarde, veo en la televisión que había aparecido la misma mochila enterrada y un cuerpo. Pero la mochila no estaba enterrada (cuando la encontré). No mataría a una mosca porque tengo hija y una vida también. Sé que estuve mal, que debería haber hablado antes, pero todo esto que pasó me dio miedo.

“Quizás estuve mal todo este tiempo por no haber hablado de lo que encontré”.

Juez Giménez: ¿Usted se acuerda cuánto hacía que había desaparecido Lola o si su cuerpo ya había aparecido?

Sena: Cuando encontré la mochila (Lola) ya había desaparecido. Lo habían dado en la tele.

Juez Giménez: ¿Cuánta plata sacó de la mochila?

Sena: Había dos mil pesos. También unos pesos argentinos. No me acuerdo cuánto. Los cambié. Era poco dinero.

Juez Giménez: ¿Qué más había?

Sena: Solo miré la plata. Estaba en la playa. Saqué la plata y me fui. Sé que hice mal porque no era mía, pero no maté a nadie. Jamás lo haría. Sé que tuve errores en el pasado, pero jamás mataría a nadie. Esa mochila estaba ahí, a un par de cuadras (de Valizas) y solitaria en la playa.

Juez Giménez: ¿Hay alguna forma de explicar cómo apareció la mochila (de Chomnalez) a dos kilómetros o más de donde usted dice que la encontró?

Sena: No, ni idea.

Juez Giménez: ¿Usted la trasladó?

Sena: No, de ninguna manera. Yo no tuve nada que ver con ese homicidio y mucho menos trasladar esa mochila de lugar. No tendría porqué hacerlo.

Juez Giménez: Sena, ¿qué sentido tendría que alguien que encontró la mochila después de usted y que no tenía dinero, la traslade dos kilómetros y la entierre?

Sena: Quizás tendría más dinero o algo más de valor. Quizás fue quien hizo el homicidio y se olvidó de la mochila. No tiene ningún sentido que me lleve la mochila a dos kilómetros.

Dos días después de la desaparición de Lola, su cuerpo fue encontrado por los hijos de un pescador que vive en el asentamiento Las Malvinas. El lugar queda a unos dos kilómetros de Valizas y a ocho de Aguas Dulces. Los restos fueron hallados semienterrados debajo de unos árboles, a unos 150 metros de la playa.

Juez Giménez: ¿Usted sabe dónde apareció el cuerpo de la adolescente argentina?

Sena: Lo vi en la tele (...). No tengo ni idea dónde es. Dijeron entre Valizas y Aguas Dulces.

Fiscal Jessica Pereira: Usted dijo que no sabía a quién pertenecía la mochila.

Sena: No.

Fiscal Pereira: Pero ya había escuchado sobre la muerte y desaparición (de Chomnalez).

Sena: No, no miré nada. No miré el documento (de Lola).

Fiscal Pereira: Si no vio el documento, ¿cómo apareció su ADN allí?

Sena:
Quizás al abrir. No lo saqué al documento, ni lo toqué. Yo abrí el monedero.

Abogado de la familia Chomnalez, Jorge Barrera: ¿Se entera a los 15 días que la mochila (que manipuló) era la misma que la de Lola?

Sena: Me imaginé que era esa porque era rosada. En mi mente quedó que el homicida se olvidó de la mochila y luego se la llevó.

Barrera: No hay chance científica de que se mezcle su sangre con la de Lola en el DNI.

Sena: Me parece que no. A no ser que alguien haya agarrado la mochila de Lola.

Barrera: ¿Cómo me explica la sangre suya en el documento de Lola Chomnalez?

Sena: Mi sangre quizás estuvo después.

Sandberg, la genetista que nunca se rindió

La genetista de Policía Científica, Natalia Sandberg, tenía una idea fija en su cabeza: el homicidio de Lola Chomnalez no podía quedar impune. A menudo Sandberg cruzaba las nuevas muestras de ADN extraídas a personas condenadas con el ADN obtenido en la toalla y en el DNI de Lola, y nada. Hasta que en cursos con el FBI aprendió nuevas aplicaciones del software de la Policía. Comenzó siguiendo la patrilínea de ese ADN sin nombre y luego la matrilínea. Así dio con el hoy imputado.

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