CONDENA PARA LOS AUTORES

Una cita con la muerte: a Federico Olivera "lo ataron y él se reía, pensaba que era una broma"

La trama detrás de un complejo asesinato: lo convocaron a un falso encuentro amoroso; el lugar de la cita se convertiría en su escenario de muerte.

El fiscal Juan Gómez cree que la investigación de un crimen debe ser presencial. Foto: Fernando Ponzetto
La investigación del crimen, ocurrido en 2018, estuvo a cargo del fiscal de Homicidios Juan Gómez. Foto: Fernando Ponzetto

Ese día cuando, terminó de trabajar, Federico Olivera se bañó y se perfumó. Le dijo a un compañero que tenía una cita. Sonrió, bromeó y luego extendió su mano con el celular para mostrarle una foto de la mujer a la que iría a ver. Pero antes de salir de su trabajo también le escribió, como era habitual en él, un mensaje a su padre contándole que iba a ver a una chica cerca de la casa de su abuela, en Piedras Blancas.

Unos días antes, Miguel Núñez llegó al trabajo de Federico. Habían sido compañeros en ese mismo lugar tiempo atrás. Fue para venderle una bicicleta, pedirle su número de teléfono y decirle que le quería presentar a una amiga de su prima.

Luana Cesarino le había mandado un mensaje a Federico dos días antes de que se bañara y perfumara para el encuentro amoroso. “¿Te gusta salir?”, le preguntó, y la interrogante se convirtió en una conversación. Fue así que Luana, la mujer que Miguel le había contado a Federico que le iba a presentar, afianzó el vínculo hasta la cita que se convertiría en su escenario de muerte.

Porque Miguel Núñez nunca quiso venderle una bicicleta a Federico ni presentarle a una amiga de su prima. En realidad, la mujer era a su propia novia y ambos habían planeado una estrategia para robarle y matarlo.

La trama del crimen.

Era un 9 de abril de 2018 cuando Federico se encontró con Luana en una plaza de Piedras Blancas. Su padre declaró que “cada paso” que su hijo iba a dar se lo comentaba a él. Pero esa noche decidió no escribirle porque iba a estar en una cita. Y luego de esa cita no se supo más nada de Federico.

El joven de 23 años estuvo desaparecido durante nueve meses, hasta que el 25 de enero de 2019, en la intersección de Santos Dumont y Rafael (Piedras Blancas), se hallaron sus restos óseos.

Según se desprende de la investigación de la Fiscalía de Homicidios de 1° Turno, a cargo de Juan Gómez, luego de que Federico y la mujer se encontraron en la plaza, ella se subió a su moto y le dio indicaciones para llegar a un predio lleno de arbustos y malezas en Santos Dumont y Rafael. Ahí lo estaban esperando Miguel Núñez (la pareja de Luana) y otra persona más.

Mientras ella “le tomaba la mano y lo distraía”, los dos hombres lo sorprendieron por la espalda. “Ellos lo agarraron; tenían una cuerda y una cinta para taparle la boca. Se le tiraron arriba, lo ataron… Él se reía. Pensaba que era una broma...”, declaró la mujer sobre lo que ocurrió ese día.

Núñez describió a la víctima como “un tipo bobo”. Según consta en la sentencia judicial que se libró esta semana, y la que accedió El País, Federico “era disminuido intelectualmente”. Fue por eso que su excompañero de trabajo y la pareja planearon robarle y luego asesinarlo.

El pasado miércoles, luego de un juicio oral, la Fiscalía logró probar la trama que se ideó y que derivó en su crimen: el intercambio de mensajes entre Federico y la mujer para llevar adelante la cita, que el lugar que sus homicidas eligieron para robarle y quitarle la vida era conocido por ellos ya que pertenecían al barrio, y que se aprovecharon de la vulnerabilidad de la víctima por su condición.

La investigación finalmente se cerró con la condena de la jueza María De Los Santos, con 28 años de prisión al hombre por un homicidio muy especialmente agravado, y con 26 años a la mujer.

Un error en lo técnico perjudicó la investigación

Cuando Luana Cesarino ya estaba siendo investigada por su posible vinculación con la desaparición de Federico Olivera, y se encontraba en prisión preventiva, se presentó voluntariamente a declarar ante la Policía. Durante el juicio oral la Justicia desestimó esa declaración, pese a que la mujer aceptó ser indagada sin un abogado defensor.

La jueza del caso entendió que no existieron garantías y dejó nulo ese testimonio. Pese a eso la Fiscalía logró presentar una carga de pruebas importante que permitió que se lograra una amplia condena para los dos que planearon el homicidio. Si bien hay sospechas en torno a la tercera persona involucrada -el hombre que ayudó a atar a la víctima-, no se encontraron pruebas para enjuiciarlo. Un testigo y pericias en celulares fueron claves para esclarecer el caso.

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