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Linda Evangelista franca sobre su drama tras procedimiento estético: “No me miro al espejo, ya no soy yo”

Evangelista vive en reclusión desde hace cinco años a causa del trauma generado

Linda Evangelista en 2003. Foto: AFP
Linda Evangelista en 2003. Foto: AFP

Linda Evangelista, la legendaria modelo de la década del 90, confesó en septiembre pasado que se encontraba “brutalmente deformada” tras someterse a un procedimiento estético no invasivo conocido como criolipólisis, y dio cuenta a través de un posteo en Instagram de los efectos que esa mala praxis le generó en lo laboral y en lo emocional.

Evangelista vive en reclusión desde hace cinco años a causa del trauma generado a partir de pasar de ser una de las personas más fotografiadas del mundo a lo que ella describe como “quedar totalmente irreconocible”. Asimismo, en los últimos años la modelo ha dejado pasar eventos como el reencuentro de supermodelos organizado por Donatella Versace en 2017 -del que sí participaron Cindy Crawford, Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Carla Bruni y Helena Christensen- o el nacimiento de la primera hija de su íntima amiga Naomi Campbell.

Recientemente se publicó un artículo en el diario New York Times titulado “Exponiendo la violencia detrás de la cultura de la belleza”, en el que Evangelista dio algunos detalles de lo sucedido y especificaba en qué partes del cuerpo se habría aplicado el tratamiento -en los muslos, el abdomen, las caderas y bajo la barbilla- y en qué consistían exactamente las lesiones con las que debe lidiar desde entonces: bultos en distintas partes de su cuerpo.

La revista estadounidense People publicó esta semana el relato en primera persona de la modelo de 56 años, que finalmente pudo poner en palabras el dolor físico y espiritual que viene atravesando en el último tiempo.

El septiembre pasado, Evangelista había iniciado una demanda contra la compañía Zeltiq Aesthetics Inc., responsable de realizar el tratamiento fallido. Allí solicitaba la retribución de 50 millones de dólares, alegando la imposibilidad de retomar su trabajo después de haberse sometido a siete sesiones de criolipólisis desde agosto de 2015 hasta febrero 2016.

“Amaba estar en la pasarela. Ahora temo encontrarme con alguien conocido”, explica la modelo. “No puedo seguir viviendo escondida y avergonzada. Estoy, finalmente, dispuesta a hablar”.

En la entrevista, Evangelista explica que, pasados los tres meses de realizado el tratamiento empezó a notar un desmedido crecimiento de masa corporal, especialmente en las áreas que había tratado. Con el tiempo, los bultos se endurecieron y las áreas sufrieron una pérdida de sensibilidad total.

“Traté de arreglarlo creyendo que estaba haciendo algo mal”, dice la modelo que a esta altura había empezado a ejercitar y restringir su alimentación obsesivamente. “Llegué al punto de dejar de comer por completo”, asume. Cuando Evangelista finalmente acudió al médico fue rápidamente diagnosticada con hiperplasia adiposa paradójica, o PAH, por sus siglas en inglés, un efecto que según Zeltiq Aesthetics Inc. se da en uno de cada 4.000 tratamientos, pero según la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos de los Estados Unidos puede ocurrir en 1 de cada 138 casos.

La modelo explicó que después de conocer su diagnóstico, la compañía responsable del tratamiento le ofreció realizarle una liposucción para “reparar” el daño causado. No fue hasta la noche antes de la operación que le informaron que antes de ingresar al quirófano debía firmar un acuerdo de confidencialidad a lo que Evangelista se negó. La modelo pagó de su propio bolsillo por dos intervenciones quirúrgicas en 2016, sin embargo, los bultos no tardaron en reaparecer.

“Ya no puedo poner los brazos al costado de mi cuerpo. No creo que ningún diseñador quiera vestir a alguien con eso”, señala la modelo en relación al crecimiento que sufrió debajo del brazo. “No me miro al espejo. No soy yo” concluye la modelo que alguna vez reinó las más importantes pasarelas del mundo.

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