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Baddie Winkle: la abuela influencer de 91 años que es furor en redes

"He sido una rebelde toda mi vida. Si alguien me decía que no podía hacer algo, yo iba y le demostraba que podía hacerlo", afirmó Winkle

Baddie Winkle
Foto: Instagram

El mundo de los influencers ya tiene a su ‘abuelita’. Helen Van Winkle, conocida en las redes como Baddie Winkle, es una anciana que a sus 91 años es furor en la escena digital gracias a su trabajo como ‘influencer’ promocionando productos y estilos de vida. Si bien este parecía un terreno infranqueable dominado por los más jóvenes de internet, Winkle se ha abierto un más que significativo espacio con ayuda de su singular estilo y simpatía.

La historia de Baddie Winkle se remonta a principios de 2014, cuando el mundo de los influenciadores estaba emergiendo con mayor fuerza. Pero para hablar de la dulce anciana que postea imágenes a bordo de lujosos autos y promociona productos para la belleza y el cuidado de la piel, es necesario remitirse a momentos difíciles en su vida.

Según han reseñado varios medios en los últimos años, Helen Van Winkle nació en 1928 en Estados Unidos, durante una de las épocas críticas de la economía del país norteamericano.

En una entrevista concedida al medio británico ‘The Telegraph’, Baddie aseguró que tuvo 35 años de próspero matrimonio con un hombre llamado Earl, quien falleció en un accidente automovilístico en vísperas de la trigésimo quinta celebración de su unión como pareja. Luego de ello otro golpe sacudió la vida de la anciana: en 1999 falleció su hijo de 46 años a raíz de un cáncer.

“Llevo muchos años tratando de superar la muerte de mi hijo y de mi marido (…) llevaba una vida muy triste, pero tenía que seguir y ser fuerte por mi hija, mis cinco nietos y mis tres bisnietos”, aseguró en la entrevista con el citado medio. Y, tras llevar una vida apacible y tranquila en compañía de su familia, ocurrió un particular suceso que cambió por completo el curso de su vejez.

Varios medios reseñaron en su momento la anécdota de la influencer: en 2014 estaba en la casa de una de sus nietas y empezó a jugar con Kennedy, una de sus bisnietas. Ella, con 17 años, le propuso a Baddie, de 86 años en ese momento, que se pusiera unos pantalones cortos y una camiseta colorida. La ‘pinta’ de la anciana sorprendió tanto que Kennedy decidió postear la foto en internet, convirtiéndola en furor.

Luego de ello la faceta de influencer de Baddie creció poco a poco. Sus primeras apariciones en Instagram las hizo para lucir vestuarios similares a los de la primera fotografía. El colorido de su vestimenta llamó la atención de miles de usuarios, los cuales empezaron a seguirla para estar al tanto de su actividad. De allí que, a día de hoy, Baddie esté a punto de llegar a los 4 millones de seguidores en esta red social.

"He sido una rebelde toda mi vida. Si alguien me decía que no podía hacer algo, yo iba y le demostraba que podía hacerlo", afirmó en una entrevista-documental de ‘Refinery29’. Su afortunado paso por las redes le ha servido para conocer a personalidades del espectáculo como Miley Cyrus, con quien se fotografió en 2015, apenas un año después de ‘debutar’ en el mundo de los socialités.

Cabe recalcar que Baddie es una influencer de pura cepa. En varias entrevistas ha asegurado que suele vestir de manera juvenil desde hace muchos años. “No me siento vieja, nunca me he sentido así”, aseguró en el diálogo con ‘The Telegraph’.

Desde 2016 Baddie es invitada a un buen número de eventos del mundo del entretenimiento. Una de sus grandes presencias ocurrió en los MTV Music Awards, de 2016, en los cuales deslumbró sobre la alfombra roja.

Baddie Winkle cumplirá 92 años este 2020. Y cumplirá, también, cinco años como influencer en Instagram. En la descripción de su cuenta en la red demuestra, además, el espíritu jovial que la acompaña: “La mujer que va robándote a tu hombre desde 1928”. Ella es la muestra clara de que en muchas ocasiones nunca es tarde para hacer algo que nos apasiona y nos ayuda a superar los obstáculos y las dificultades.

Nunca se es demasiado viejo para soñar, y menos aún para cumplir esos sueños.

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