Apunte de Cata: Maria Rosa Ancellotta 2019, un tinto que llega desde Parada Daymán, Salto

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Este tinto es un varietal de nicho, elaborado con una cepa poco conocida,
originaria de la región Emilia Romagna. La Ancellotta es una uva tintorera, se la llama así porque tiene la pulpa coloreada y da vinos de mucho color.

Esta condición inusual la hace muy útil para mejorar el color de los cortes tintos y se la considera una variedad secundaria, sin embargo hay excepciones: este varietal que llega de Salto es una de ellas.

En Uruguay es muy poca la que se cultiva, las estadísticas de viñedos de INAVI detallan unas 40 variedades tintas, la ancellotta no aparece destacada y se la incluye en el rubro: Otras tintas.

Para las bodegas hay una regla no escrita que aconseja utilizar las variedades francesas, las más conocidas por todos, porque son las que los consumidores buscan. Es que si se sale de ese “corral de ramas”, se corre el peligro de no poder vender los vinos de variedades no convencionales. Hay distintos motivos que llevan a que se las cultive, pero uno que aparece con frecuencia es el de las raíces familiares. Es el exitoso caso de la Albariño que los Bouza introdujeron al país hace ya un par de décadas. O el de Reinaldo De Lucca que elabora dos italianas muy poco conocidas: Nero d’Avola y Aglianico.

Lo mismo le sucedió a Margalet Maglio Ancelloti, que en Parada Daymán plantó sus viñedos y no dejó de integrar a la Ancellotta, por la conexión directa y evidente con su apellido materno.

Como empresaria es dueña del Gran Hotel Concordia de Salto, declarado
Monumento Histórico Nacional y de una estancia turística —La Casona del
Daymán– a orillas del rio. En ese predio, la familia cultiva sus olivos y sus viñas desde el 2010. Su vecino, Juan Pedro Broglio, es quien le atiende el
viñedo y le elabora los vinos en su bodega Bertolini y Broglio. Son apenas cuatro  hectáreas que incluyen al Tannat por supuesto y también Malbec, Zinfandel, Tempranillo y Carménère.

“Con la Ancellotta pasó algo insólito. Margalet viajaba con su familia por Italia y tuvo la chance de probar un tinto Ancellotta que le encantó. Me
llamó desde allá para comentarme y a la vez preguntar si la podríamos plantarla en su viñedo. Me conecté con el importador, me dijo que sí y cuando volvió analizamos juntos su propuesta y al toque hicimos el pedido”, contó Juan Pedro sobre cómo comenzó esta aventura “a la italiana”.

“La estancia es un complejo productivo que además del turismo, los
olivos y las vides, incluye plantaciones de nueces pecan. También engordamos ganado y criamos ovinos de la raza Pol Dorset”, relató Margalet Maglio con un dejo de legítimo orgullo.

El tinto María Rosa Ancellotta 2019 me gustó mucho. Lleva el nombre de su
madre a quien ella siempre recuerda. Al servirlo sorprende por su color tan oscuro, parecido al jugo de remolacha. De generoso aroma frutado, no pasó por madera y uno presupone que en la boca será tánico y contundente. Pero no es así. Posee una acidez juguetona y no resulta para nada áspero. Es fresco a pesar de su grado alcohólico que casi alcanza al 14%. No es de final largo pero si muy disfrutable. Me gusta definirlo como un tinto goloso.
En Montevideo se vende en Las Vizacarras.

Bodega: Mori Maglio
Origen: Parada Daymán, Salto
Precio: $ 790
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Conocé a nuestro columnista

Eduardo Lanza

Es Ingeniero químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas.

Es fundador de Catadores. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino desde hace más de 25 años.