CON LOS HIJOS

Mamá estimula: El pañal se deja, no se quita

Una sociedad apurada y escuelas poco empáticas han transformado el proceso del abandono del pañal en una verdadera pesadilla que estresa a grandes y chicos. 

pañales

El abandono del pañal en las últimas décadas ha pasado a ser un tema de preocupación y controversia entre los padres. Y lo que es peor, en algunos aspectos, la vida moderna ha ido avanzado en contra de la naturaleza, entorpeciendo un proceso tan natural como la dentición o el andar y que en realidad no requiere entrenamiento alguno.

Y es que la escolarización temprana y la cultura del “antes es mejor” de la que charlamos en la columna anterior (y que parece haberse instalado en nuestra sociedad azuzando a padres y madres para intentar que sus hijos sean unos adelantados en todos los aspectos del desarrollo), se han confabulado para transformar este proceso natural en todo menos eso, estresando a padres e hijos y provocando muchas veces, no solo complicaciones a nivel emocional y psicológico sino incluso también físico.

"Estoy harto de ver niños con problemas de retención urinaria y de materia fecal que a veces incluso terminan en el hospital, por sacadas de pañal mal hechas y antes de tiempo", me decía el pediatra de mi hija al respecto, cuando me explicaba que los entrenamientos para abandonar el pañal tan de moda hoy día -y que no son otra cosa que un adoctrinamiento antes de tiempo-, son tan innecesarios como contraproducentes.

¿Pero cómo es que los padres hemos llegado a creer que el abandono del pañal puede entrenarse? Está claro que a nadie se le ocurre que la salida de los primeros dientes o la aparición de la primera menstruación en las niñas pueda adelantarse, y por ende, a nadie se le ha ocurrido -hasta ahora- inventar un curso o un método o un material de lectura para ello. Sin embargo, existe una creencia bastante extendida de que el control de esfínteres se enseña, como quien enseña a hablar o a escribir y que por ende, los padres pueden estimular o entrenar a sus hijos para que éstos logren dejar el pañal en un determinado momento, y que por ende dependerá entonces de qué tan buenos seamos los padres estimulándolos, qué tan temprano los niños logren hacerlo. Pues nada más alejado de la realidad.

“Si estuviéramos en una isla desierta con nuestros niños, y contempláramos al bebé humano –explica Laura Gutman, experta en crianza, autora de múltiples libros y Directora de la escuela de Biografía Humana-, constataríamos que el control de esfínteres real se produce mucho más tarde de lo que nuestra sociedad occidental tiene ganas de esperar. Lamentablemente, en lugar de examinar cuidadosamente cómo suceden las cosas, elaboramos teorías que luego pretendemos imponer esperando que funcionen. Hemos impuesto a los niños el control de esfínteres alrededor de los dos años de edad, con lo que este tema se ha convertido en todo un problema, cuando en realidad, si observásemos bien, veríamos que en general los niños humanos lo logran en promedio después de los tres años, algunos después de los tres años y medio e incluso otros después de los cuatro años. ¡Qué importa!”

Sin embargo los padres, muchas veces por falta de información o por escuchar a la tía Gertrudis y sus teorías milenarias, les sacamos los pañales mucho antes, cuando “consideramos” están preparados, o cuando está por empezar salita de tres y “ya es hora” o incluso, simplemente porque “llegó el verano”! Y al hacerlo, les estamos arrebatando de sopetón lo que hasta ahora los ha acompañado desde que nacieron y les ha servido de sostén, de contención y que perciben como parte de sí mismos, de su propio cuerpo, exigiéndoles una habilidad para la cual no están aún maduros, física y emocionalmente.

Y eso es lo que hace que muchos niños, asustados, inseguros, incómodos por esta nueva situación de sentirse sin la contención del pañal, padezcan el momento de hacer pis o caca e intenten retrasarlo lo más posible como hacemos todos ante aquellas tareas que nos superan, y de ahí a que en algunos casos, las retenciones lleguen a tal grado que necesiten ser hospitalizados de urgencia, con mucho mayor frecuencia de la que uno puede imaginar.

“El control de esfínteres no es el resultado de un entrenamiento, aprendizaje o estimulación”, explica Maggi Zúñiga, especialista en estimulación temprana y directora de la estancia infantil Unach de la Universidad Autónoma de Chiapas, México, sino que forma parte de una maduración psicológica y emocional en el niño, así como fisiológica (tanto de la maduración de los esfínteres como de la aparición de hormona antidiurética en sangre, que permite que se concentre menor cantidad de orina mientras duerme) entre otras cosas y supone el paso de un comportamiento reflejo automático a una conducta voluntaria y controlada. Son adquisiciones paulatinas y lentas que llevan tiempo y que por lo general se dan por etapas, logrando, la mayoría de los niños primero el control diurno de la orina, después el control nocturno de la caca, luego el control diurno de la caca y por último el control nocturno de la orina”.

Pero además esta maduración viene de la mano del desarrollo de otras áreas, explica Zúñiga, y por ende, para saber si el niño está preparado para dejar los pañales, es importante observar si por ejemplo ya logra saltar con los pies juntos en el área motora, si sigue dos instrucciones sencillas en el área cognitiva, dice pis y caca, en el área de lenguaje, etc.

¿Cuáles son las etapas habituales de este proceso conforme los chicos crecen?

El pediatra Mario Schvarzstein, Director del Centro de Pediatría Palermo, en Buenos Aires, explica el proceso en 4 etapas:

Desde el nacimiento hasta el momento de dejar los pañales, los chicos pasan por 4 etapas evolutivas claramente diferentes.

• En la 1ª etapa, que habitualmente llega aproximadamente hasta los 15 o 16 meses de vida, el niño “ignora” que se hizo encima”. Para él, el pis y la caca forman parte de su cuerpo y puede estar con los pañales sucios varias horas sin sentir disconfort.

• En la 2ª etapa, a partir de los 17 o 18 meses aproximadamente, se da lo que él llama “el despertar del tema”. Es a partir de aquí que el niño toma conciencia de que “se hizo encima” a posteriori, es decir, después de haberlo hecho. Demuestra “asco” y pide que lo cambien. A partir de esta situación, muchos padres –equivocadamente- intuyen que su hijo puede comenzar a controlar y deciden sacarle los pañales. Pero a esta edad el niño no está madurativamente preparado, por lo que termina siendo una sobreexigencia que frustra a todos.

• En la 3ª etapa, (entre los 18 y 24 meses), el niño percibe claramente el momento en el que está haciendo “sus necesidades” y lo demuestra con gestos, pasando rápidamente a la cuarta y última etapa.

• Esta 4ta y última etapa, se da por lo general a partir de los dos años, y en ella el niño ya puede sentir la sensación de vejiga llena y recto ocupado, y puede anticiparse al hacerse pis o caca encima. Aquí es cuando aparece el real deseo del niño para llevar a cabo este fundamental logro: desprenderse de algo que para él, formaba parte de su propio cuerpo y que desechará en la pelela o el water. Y no es poca cosa. Para él es un momento trascendente y es claro que debe haber una decisión personal de él y no darse por voluntad ajena. Cuando lo hacen por satisfacer el deseo de los padres y no están preparados, aparecen síntomas como la retención urinaria o la constipación que pueden desencadenar situaciones de consideración.

Por supuesto que estas etapas pueden no darse exactamente en estos tiempos en algunos niños. No todos los niños son iguales, y algunos de ellos se salen de estos promedios. Lo importante es respetar sus tiempos, no apurarlos e informarse bien y ante la menor duda buscar información fidedigna y consultar al pediatra.

Ni las estaciones del año ni las exigencias del calendario escolar tienen que ver con los tiempos de desarrollo de los chicos por lo que ni el verano ni el inicio de clases es momento de nada. El momento, será cuando tu hijo esté preparado para hacerlo y él sólito te dirá cuándo, a su tiempo y a su manera.

Quitarle el pañal de un día para otro, obligarlo a sentarse en la pelela o el inodoro a cada rato con la esperanza de que las ganas lo encuentren ahí sentado para que no se moje la ropa, rezongarlo cuando se moja o decirle “ahora ya estás grande para hacerte pis encima” o negarle el pañal si lo vuelve a pedir en algún momento de inseguridad, no son más que formas de violencia.

La naturaleza es sabia y lo mejor de todo es que si respetamos sus tiempos, el pañal desaparecerá sin frustraciones ni accidentes, ni camas mojadas eternamente.

Si tu hijo está transitando esta etapa y quieres aprender cómo acompañarlo mejor en este momento, en breve estaremos haciendo nuestra tercera edición del curso de Control de esfínteres de Maggi Zúñiga en MAMÁ ESTIMULA, un curso completísimo de 2 horas de duración para aclarar mitos y verdades de este proceso y aprender tácticas efectivas de ayuda para acompañar a los niños en ello.

Y recuerda, dejar los pañales es cosa de chicos y por eso deben decidirlo ellos, sin presiones ni imposiciones ajenas.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA
Claudia Guimaré
Claudia Guimaré
La socióloga uruguaya y especialista en marketing y comunicación es la fundadora de Mamá estimula. En el grupo que administra desde Argentina, comparte materiales educativos y soluciones para padres.

Conocé cómo Mamá Estimula puede auxiliarte en la crianza de tus hijos.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados