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El juego del Calamar: ¿Por qué niños y adolescentes no deberían ver la serie que es furor en Netflix?

La serie coreana El juego del Calamar (Squid Game) es la más vista de la historia de la plataforma: 111 millones de visualizaciones, la pregunta de los adultos es si es apta para sus hijos

"El juego del calamar". Foto: Netflix
"El juego del calamar". Foto: Netflix

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La serie coreana El juego del Calamar (Squid Game), que Netflix estrenó el 17 de septiembre, se convirtió en la más vista de la historia de la plataforma: 111 millones de visualizaciones, superaron el récord que impuso Bridgerton en enero.

Su estética infantil, su música y los “juegos” generaron confusiones en el mundo adulto ¿los niños pueden ver esta serie? No. La respuesta es un no rotundo.

La neuropsicóloga pediátrica costarricense, Carina Castro Fumero, alertó en un posteo de Instagram (que se hizo viral) por qué es perjudicial que niños y adolescentes vean El juego del Calamar.

Convencida de que la serie no es recomendable para niños, advierte que transmite valores contrarios a los que normalmente se intentan transmitir en la crianza.


“El cerebro está en desarrollo desde la gestación hasta los 25 o 30 años y no filtra lo que aprende. Es un aprendizaje pasivo porque los niños no tienen que hacer mucho para adquirir esos conocimientos. Aprenden de lo que ven, de los contactos que tienen y del contenido que ven en las pantallas”, señaló.

“En este caso ven agresión y violencia, se les enseña que no podemos equivocarnos porque cuando lo hacemos no hay perdón o piedad. Sin embargo, al criar a un niño intentamos enseñarle lo contrario: sí podemos equivocarnos y cuando en la vida uno se equivoca no es que está lejos del éxito, sino que eso nos acerca. Además no queremos que nuestros hijos sean violentos, sino empáticos”, indicó.

Por su parte, el psicólogo Roberto Balaguer señaló que esta serie le resuena con el Desafío de la Ballena Azul y encuentra puntos en común en las situaciones de agresión planteadas. “Esto va más allá de El juego del Calamar, el que mira la serie quizá ve una cantidad de cosas que no nos enteramos”, explicó.

Para el profesional, este tipo de contenidos es perjudicial para los chiquilines que son más vulnerables desde el punto de vista emocional, tal como sucedía con la Ballena Azul. “La vulnerabilidad no la dan ni la serie ni el juego, sino que tiene que ver con un desarrollo socioemocional que puede estar fuerte o débil”, señaló. Y remarcó: “Es complicado porque, en general, tendemos a depositar más la responsabilidad en el afuera. Sin embargo, este tipo de fenómenos lo que hacen es desnudar vulnerabilidades que ya están”.

¿Qué pasa si mi hijo vio El Juego del Calamar?

“Si el niño ya miró la serie, mi consejo es no partir de lo que nosotros sabemos de El juego del Calamar, sino partir de lo que él sabe”, aseguró la neuropsicóloga. Su recomendación es hacerle algunas preguntas para iniciar el diálogo. ¿Qué viste? ¿Qué sentiste? ¿Qué fue lo que más te impactó? ¿Por qué estás sintiendo eso? Según la información que tiene el niño, los adultos deberán abordar el tema. “Les explicamos que se trata de una ficción, que no es una realidad, que lo fabricó alguien. Empatizar con que es algo muy feo y demostrar que a uno tampoco le gusta”, señaló Castro.

Balaguer es claro: “Si vio la serie y no puede contarlo, es peor y si la miró y puede decirlo, entonces el adulto debe ayudarlo a procesar qué le sucede, cuáles son sus dudas y entender y dimensionar qué implica lo que vio”. En este sentido, remarcó que muchos niños no necesariamente tienen la habilidad para procesar lo que están viendo y sienten miedo porque no logran entender qué ocurre. “Seguramente en muchos casos no pase nada, pero es importante que tengan la posibilidad de hablar con un adulto referente”, destacó Balaguer y agregó que niños y preadolescentes, al ser consultados sobre qué les impacta, mencionan, por ejemplo, el maltrato animal. “Les cuesta dormir y se quedan pensando en esas imágenes”, puntualizó.

Muñeca gigante de El juego del calamar. Foto: Captura de video de Netflix
El juego del calamar. Foto: Captura de video de Netflix

¿Qué pasa si mi hijo quiere ver la serie?

La presión social existe. Si el niño no ha visto la serie y quiere hacerlo porque otros amiguitos la están viendo, la experta recomienda que los adultos apliquen los límites con amor y verdad.

“A veces a los 12 años quieren tomar alcohol, somos firmes y decimos no, les explicamos que no pueden tomar por su edad y porque les hace mal. Si un niño de dos años quiere tocar una cocina caliente, le decimos no, que no puede hacerlo porque se quema”, remarcó.

“Lo mismo tiene que ocurrir con las pantallas, decimos no mirarás esto porque no estás en edad hacerlo y le explicamos qué se ve en la serie y por qué tenemos esta postura”.

En tanto, cuando se trate de un adolescente, la experta considera que es importante que los padres vean la serie y evalúen si su contenido es apto o no. Este momento abrirá posibilidades para hablar juntos del tema.

“El cerebro se adapta y es una esponja, le van pareciendo más o menos normales las cosas a las que frecuentemente se ve expuesto, eso funciona mucho con los videojuegos. Muchas veces los niños terminan de jugar y se ponen agresivos o irritables, entonces los adultos tienen la oportunidad de decirles que vean cómo se ponen”, señaló. Explicarles “esto es una respuesta del cerebro ante una necesidad de querer seguir jugando siempre, porque nunca es suficiente” y esto es lo que se llama como el círculo de adicción”.

El cerebro, las pantallas, las adicciones

“No podemos prevenir y alertar a los niños, el trabajo es prevenir y alertar a los padres. Cuando entendamos que las pantallas generan en el cerebro circuitos de adicción similares a las drogas, el alcohol, la pornografía o que las pantallas activan las mismas zonas del cerebro que se activan ante las adicciones, comprenderemos que los padres tienen que estar sumamente informados del uso adecuado de las pantallas”, advirtió Castro.

Los adultos deberían saber a qué están expuestos los niños y también comprender que todo lo que implique contenido violento o agresivo generará una habituación a la agresión en el cerebro. Al respecto la neuropsicóloga reveló: “Se ha visto que si se el cerebro se habitúa a situaciones de violencia, nos vamos acostumbrando, sentimos que eso es normal y después replicamos eso en nuestras realidades, en nuestras aldeas sociales, en nuestra interacción con nosotros y en nuestra forma”.

Cuándo habilitar pantallas y cómo elegir qué mirar

Al momento de elegir los contenidos o prestar atención a lo que miran los más pequeños, la especialista recomendó seguir los lineamientos básicos de la Academia Americana de Pediatría: no se recomiendan pantallas de 0 a 2 años. “Hay una razón de fondo y es que retrasa el desarrollo del lenguaje, de la atención y las habilidades sociales. Retrasa la adquisición de muchos hitos importantes en su formación”, explicó Castro.

Después de los 2 años y hasta los 6, podría habilitarse un máximo de una hora de pantallas, siempre supervisada por un adulto y con contenido de calidad. En tanto, de 6 años en delante, el asunto queda a criterio de los padres.

“Al ver un solo capítulo, ya sabemos qué es lo que intentarían enseñarnos. La otra opción es buscar en internet qué información hay sobre ese contenido”, explicó Castro y recomendó que es clave saber qué habilidades sociales se están adquiriendo con el contenido o qué nos enseña esa fábula.

Balaguer recordó: “Hay dos bibliotecas, una habla del impacto y otra relativiza el impacto de los videojuegos y la televisión. Hay investigaciones para los dos lados”.

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