APLAUSOS

Cristina Sirer y los retratos hechos con mosaicos que permiten ver el alma

El mosaico, un método antiguo de principio de la Edad de Bronce en Creta, es para la artista una técnica en la que la paciencia y el tiempo son claves.

Cristina Sirer
Cristina Sirer. Foto: Leonardo Mainé

Aunque Cristina Sirer conoció el arte hace 50 años, en 2016 los mosaicos la enamoraron. Hoy, jubilada, se dedica exclusivamente a crear ese tipo de obras, además de trabajar en el diseño de interiores.

Su trabajo utiliza fundamentalmente pintura al óleo y el acrílico, pero confiesa que siempre se está “renovando y buscando técnicas nuevas”. “Me gusta mucho el abstracto y me dedico más bien a esa parte”, cuenta.

Antes experimentó en otras áreas: tiene formación en telar de tapices, joyería, cerámica y restauración. “Me encanta hacer todas las partes de un trabajo. Para eso tengo que saber entonces tomo clases”, explica.

Desde niña

El gusto por el arte es heredado: su mamá dibujaba y pintaba, mientras que su papá hacía juguetes de madera. La primera obra que realizó fue un tapiz: “Mamá tenía máquina de tejer y yo, con apenas cinco años, me sentaba a pasar el carro”, rememora. “Empecé con hilitos y ya de grande fui a hacer el curso de telar”, agrega.

El primer paso para llegar a una obra es poner el diseño en su cabeza, visualizarlo. “Cuando lo tengo visto en mi mente, cómo quedaría, ahí lo trasladó al papel; de ahí a la madera o a la malla, depende para dónde vaya el mosaico”, desarrolla.

Una vez en ese lugar, empieza a dar color con el objetivo de que quede como una pintura natural.

Cristina Sirer
Foto: Leonardo Mainé

La técnica

“Pocos conocen de la técnica del mosaico y se lo asocia más que nada a su aplicación en paredes o pisos. Se trata de un método antiguo, de principio de la Edad de Bronce en Creta, del que luego fueron descubriéndose obras en Mesopotamia y Mesoamérica. Si hablamos de mosaico contemporáneo, no hay más que ver la obra de Gaudí en Barcelona”, sentencia.

Y detalla que el mosaico “se hace con pedacitos de vidrio, piedras, azulejos, mármoles, botellas, lo que sea”.

Se emplea un color para una cosa, otro para otra; así como materiales de diferentes tamaños. “Hay que buscar pedacito por pedacito. Un retrato de inicio a fin puede llevar unos 20 días de trabajo, dedicando unas cuatro o cinco horas diarias”, remarca. Y continúa: “Ponés un trocito y tenés que esperar que seque para poner otro; también hay que esperar para levantar la superficie: horizontal ves un montón de pedacitos puestos pero si falta algo no lo registrás”, detalla.

“El ojo no es perfecto, pierde perspectiva. Un detalle puede ser milimétrico pero es capaz de distorsionar todo el trabajo”, añade.

Según Sirer, es una técnica en la que la paciencia y el tiempo son claves.

“Lo más lindo es cuando tenés todo arriba de la mesa y ves algo ideal para un lugar. Si no encastra, se usan herramientas, pinzas que te ayuden en el corte. Hay otras que son para pulir, pero a mí me gusta más natural, dejar cada parte con sus bordes”, concluye.

Cristina Sirer
Foto: Leo Mainé

Exposición en el palacio legislativo hasta hoy

Hasta este viernes 4 de noviembre a las 20 horas hay tiempo de visitar la exposición de Cristina Sirer, “Los espejos se emplean para verse los rostros… el arte para verse el alma: Mosaicos y algo más”.

La cita es en el Edificio José Artigas, anexo del Palacio Legislativo.

En ella pueden verse, entre otras obras, los seis retratos hechos a los presidentes posteriores a la dictadura (Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle, Tabaré Vázquez, José Mujica y Luis Lacalle Pou) en el día de su investidura y uno de China Zorrilla en homenaje a sus 100 años.

Desde diciembre, y hasta marzo de 2023, Sirer expondrá de forma itinerante por la costa junto a otros artistas.


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