¿Cuáles son los desafíos que enfrenta Elon Musk como nuevo dueño de Twitter?

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El viernes 28, en el primer día completo de Elon Musk como propietario de Twitter, la compañía de redes sociales inmediatamente comenzó a sentir su huella.

Los altos ejecutivos de Twitter fueron despedidos y su junta directiva disuelta. La empresa dijo que sus acciones dejarían de cotizar en la Bolsa de Valores de Nueva York el 8 de noviembre. Musk anunció que planeaba formar un consejo para manejar las preguntas de contenido de Twitter y que no reincorporaría de inmediato a los usuarios excluidos. También pidió ayuda a sus confidentes y creó una «sala de guerra» en la compañía para revisar sus productos y políticas.

En Twitter, algunos republicanos y figuras de los medios conservadores celebraron la nueva propiedad. El número de seguidores de varias cuentas de derecha en la plataforma se disparó.

Los cambios y las reacciones iniciaron una nueva era para un servicio de redes sociales llamado «la plaza del pueblo del mundo», que ahora está firmemente bajo el control del hombre más rico del planeta. Musk, de 51 años, completó su exitosa adquisición de Twitter por US$ 44.000 millones el jueves 27 por la noche y no dudó en dar a conocer su presencia. Un innovador volátil e impredecible, ha prometido transformar el servicio aflojando sus reglas de moderación de contenido, incorporando nueva tecnología y haciendo que su algoritmo sea más transparente.

Pero Musk enfrenta innumerables desafíos al mando de Twitter, que se suman a sus responsabilidades en Tesla, así como en el fabricante de cohetes SpaceX y varias startups. Los reguladores en Europa dijeron de inmediato que examinarían cómo cambia el servicio, mientras que los anunciantes y los investigadores de información errónea denunciaron el potencial de un aumento en el contenido tóxico y las falsedades en la plataforma.

Musk ahora también enfrenta el reto de administrar Twitter, una empresa que pierde dinero con 7.500 empleados y 240 millones de usuarios, algunos de los cuales son muy destacados y vocales. El viernes 28 no nombró de inmediato a los ejecutivos para dirigir la empresa, pero sí trató de atraer a los anunciantes, que proporcionan la mayor parte de los ingresos de Twitter. Musk, que asumió una deuda de unos US$ 13.000 millones para financiar el acuerdo de compra de la compañía, también debe pagar a los prestamistas unos US$ 1.000 millones en intereses al año.

Hace una semana, Musk indicó que estaba listo para el desafío. «Que empiece lo bueno», tuiteó. Él, junto con Twitter, no respondió a las solicitudes de comentarios para este artículo.

"Sala de guerra"

Con los movimientos en Twitter de los últimos días, Musk está «enviando fuertes señales a los empleados de que el mundo está cambiando», observó Tammy Madsen, profesora de administración en la Escuela de Negocios Leavey de la Universidad de Santa Clara. Pero, advirtió, «no sabemos en qué dirección irá».

El miércoles 26, Musk llegó a la sede de Twitter en San Francisco y se reunió con los empleados de la empresa durante el resto de la semana, dijeron cinco personas con conocimiento de los encuentros. Al día siguiente por la noche, los principales ejecutivos de Twitter, incluido Parag Agrawal, el CEO, así como el director financiero, el principal ejecutivo legal y de políticas y el asesor general, fueron despedidos.

Esos ejecutivos pensaron que tenían para salir hasta el viernes antes de que se cerrara el trato, dijeron dos personas. Pero el dinero de Musk para el acuerdo llegó antes de lo esperado, por lo que siguió adelante con la operación y el despido de los ejecutivos, informaron.

Musk ha establecido una «sala de guerra» en la compañía para profundizar en su nueva compra, dijeron dos informantes. Los empleados de Tesla y otros lugartenientes de confianza de Musk también se reunieron con los empleados de Twitter, confirmaron cuatro fuentes. Uno fue Alex Spiro, el abogado personal de Musk, quien discutió la moderación de contenido y los asuntos legales con la plantilla de colaboradores de la empresa, indicaron tres personas.

«Va a elegir lo mejor que tiene en su red para entrar y abordar algunos de estos problemas», apuntó Patrick Hillmann, director de estrategia del intercambio de criptomonedas Binance, que invirtió US$ 500 millones en la adquisición de Twitter por parte de Musk.

Reglas de juego

El nuevo propietario de Twitter pareció dar un paso atrás en sus planes de que la plataforma sea un refugio para comentarios puros y sin restricciones. Durante meses, los investigadores de la desinformación han advertido contra la eliminación de las barreras de seguridad del servicio. Algunos anunciantes también dijeron que desconfiaban de un Twitter que permitiera todo en términos de expresión. General Motors, por su parte, mencionó que suspendería temporalmente la publicidad en Twitter mientras intenta «comprender la dirección de la plataforma bajo su nueva propiedad».

«Si Twitter se convierte en la plataforma de referencia para la brigada de cabezas huecas, los anunciantes correrán, no caminarán», comentó en un e-mail Bob Hoffman, un veterano de la industria publicitaria.

Musk, quien les dijo a los anunciantes la semana pasada que su objetivo era hacer de Twitter «la plataforma publicitaria más respetada del mundo», se sumó a ese sentimiento el pasado viernes. Dejó en claro que no cambiaría de inmediato las políticas de moderación de contenido de Twitter y que formaría un consejo para deliberar sobre preguntas relacionadas al discurso. Hasta entonces, aseguró, no restablecerá las cuentas de los usuarios que hayan infringido las reglas de la plataforma.

«Twitter formará un consejo de moderación de contenido con puntos de vista muy diversos», anunció en un tuit. «No se tomarán decisiones de contenido importantes ni se restablecerán cuentas antes de que se reúna ese consejo», aclaró.

Evan Greer, director del grupo de defensa digital Fight for the Future, opinó que un consejo era una «buena idea», pero que Musk finalmente tendría el control sobre las decisiones de contenido.

«Él puede formar el consejo y puede disolverlo», matizó Greer sobre Musk. «Ese es el problema de que una sola persona sea propietaria de una empresa que tiene un impacto tan profundo en nuestra política, cultura y sociedad».