Análisis

Seis claves para migrar al trabajo híbrido

Más que una disyuntiva remoto-presencial, un cambio cultural en la empresa.

Trabajo híbrido
Trabajo híbrido. Puede hacer más felices y eficientes a los trabajadores. (Foto :Getty Images)

La mayoría de las investigaciones realizadas sobre preferencias en la modalidad de trabajo en Uruguay y el mundo indican que una amplia mayoría de las personas desea trabajar de forma «híbrida», es decir, una combinación de trabajo presencial y trabajo remoto.

Las razones no son sorprendentes. El trabajo remoto ha permitido eliminar los costos (tiempo y dinero) de los traslados, reducir los gastos diarios y aumentar el tiempo de calidad con la familia. Al mismo tiempo, muchas personas extrañan a sus colegas y al «ambiente» del trabajo, y también se valoran las oportunidades de aprendizaje que surgen de las interacciones fortuitas.

Gestionar la transición hacia el trabajo híbrido marca un cambio cultural para la mayoría de las organizaciones. Aquí, una serie de reflexiones para ayudar a implementarlo.

1) La construcción de una política de plasticina. Identificar los principios de las pautas de trabajo híbrido será un proceso de prueba y aprendizaje para cada organización, y se deberá ajustar a través del tiempo. Los ejemplos pueden incluir expectativas de que se necesiten días presenciales para incorporar nuevas personas al equipo, esfuerzos de colaboración específicos o mejorar periódicamente las conexiones con los compañeros de trabajo. Seguramente, algunas empresas encuentren que esas mismas actividades puedan llevarse a cabo de manera virtual dependiendo de su cultura. Las implementaciones híbridas están sujetas a cambios a medida que las personas aprenden qué es lo más efectivo para todas las partes interesadas en un contexto que cambia rápidamente.

2) Trabajar la equidad de los puestos atados a tareas presenciales. Las organizaciones deben pensar creativamente para permitir que los empleados esenciales en el sitio trabajen de forma remota algunos días. Un enfoque es agrupar y rotar el trabajo para reducir la cantidad de personas que deben estar presentes simultáneamente. Por ejemplo, si hay siete profesionales de TI responsables de las operaciones de las salas de control, permitir que cada persona trabaje desde casa uno o dos días a la semana mientras los demás brindan cobertura puede maximizar las oportunidades para todos.

3) Compartir, compartir y compartir (con el equipo). Las metas que dejan en claro los objetivos que persigue el equipo, el conocimiento sobre los roles individuales, las limitaciones y el potencial para contribuir, la comprensión de los recursos disponibles -desde la información hasta los presupuestos-, las normas que trazan cómo el grupo colaborará de manera efectiva con las herramientas digitales, así como de qué manera el equipo permanecerá conectado personal y profesionalmente.

4) La inducción de una nueva persona en la organización es un trabajo de la organización, no de RR.HH. Dar la bienvenida y aculturar a los nuevos colaboradores es un esfuerzo de equipo. Durante un período, la nueva persona no debe quedarse sola: debe tener actividades con otros miembros de la empresa. Se debe proporcionar una lista diversa de miembros clave de la organización para que quien comienza a trabajar se encuentre más allá de su equipo inmediato, como una forma de establecer su red interna. La asignación de un compañero o compañera virtual que pueda responder preguntas puede ser muy eficaz.

5) Cuidarse del sesgo de «proximidad». Proporcionar un feedback adecuado y desarrollar a las personas sin sesgos de si «está presente o no» es crucial. Trabajar de forma remota no debe tener un impacto negativo en las relaciones o en las dimensiones del desempeño laboral. Quienes lideran deben asegurarse de que las evaluaciones de los colaboradores que trabajan remoto sean tan justas como las de los que trabajan de forma presencial.

6) Reducir al máximo el agotamiento tecnológico. «¿Esta reunión virtual que estoy proponiendo puede ser un mail?». Es fundamental crear períodos de transición entre reuniones y siempre considerar la posibilidad de reducir la duración de las reuniones.

La migración al trabajo híbrido a menudo se plantea como una cuestión de opciones presenciales frente a opciones remotas, pero se trata de cambiar nuestras rutinas más fundamentales para ser más eficientes y felices con nuestro trabajo.

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