OPINIÓN

La razón del gran bonete

En la columna pasada nos referimos a un país trabado por grupos y corporaciones que no nos permiten soñar con soluciones superadoras.

El BCU será el "compensador" con su par brasileño del pago en monedas locales.
Foto: Archivo

Ejemplo: renunció el fiscal Zubía que era crítico con el nuevo código y con el Fiscal General y queda la duda del funcionamiento del sistema judicial y del nuevo código, dada las debilidades sistémicas que incluyen justicia, policía y normativa.

Fue malo subestimar los problemas de implantación y los señalamientos del fiscal Zubía. El Fiscal General nunca contradijo con argumentos estos señalamientos, y se está confirmando que el sistema es muy benévolo para los delincuentes, mientras los fiscales están desbordados. Algunos fiscales señalan que tienen prioridades y asuntos pendientes (1) que se acumulan por cientos, síntoma de una locura inabordable, que empieza a tener consecuencias reales.

Dos bibliotecas. Sin querer extrapolar, veamos un ejemplo de controversia que me es más familiar. Un contador que trabaja para empresas del exterior y un inspector de DGI en una reunión privada me planteaban que, mientras el Gobierno se empeña en desmentir que Uruguay está caro, la impresión en el ámbito empresarial y la opinión pública es la contraria en la comparación con Europa y la región, y me pidieron dedicara una columna a explicar cómo se entiende esta contradicción.

Hay indicadores que miden el ingreso de un país en términos de "paridad de poderes de compra", pero voy a ir por otro lugar, el indicador del Tipo de Cambio Real, que mide la evolución de la inflación de un país en relación a otros (2).

En la columna pasada advertí el riesgo de afirmar que no hay atraso cambiario, que el dólar vale lo que vale y nada se puede hacer. No existe acuerdo a nivel teórico, hay una posición irreductible del BCU y la contraria de varios colegas.

En ese otro extremo, el ex presidente del BCU Juan Protasi tomó distancia de la política monetaria-cambiaria. Ante una pregunta de si el problema era el gasto, marcó que hay otros problemas, que se dan simultáneamente por la situación y por errores del BCU.

Sostuvo que el gasto se expande a una tasa del 3% del PIB, superior a los ingresos, y para sostener este desbalance el Estado se endeuda pagando intereses atractivos y emite dinero, pero como tiene metas firmes de inflación se da una contradicción, cada vez más difícil de sostener. Esteriliza todo el excedente de pesos que lo llevaría a una inflación mayor y vuelve a pagar un interés para hacer atractivo el trade-off dólar-peso. Cuando se desploma el tipo de cambio, el BCU es el primero en comprar, con toda la información y poder de mercado.

Inflación y carestía. Cuando la inflación se disparó fuera del rango a comienzos de la década, el BCU permitió la baja del dólar con una política contractiva (3). El dólar bajó, deprimió la competitividad y se ubicó en los niveles más bajos desde 2002 (como hoy). Con un déficit menor al 3%, se consultó a distintos expertos qué medidas tomar para encauzar la inflación. Notaro sostenía "es imposible encauzar la inflación en el rango meta; se deberían adoptar medidas para convivir con ella". Agregaba "el problema consiste en que aumentan deuda e intereses, comprometen gastos futuros, para reducir el déficit es necesario recaudar más, hoy los ingresos públicos son menos que Argentina y Brasil y son muy bajos los impuestos sobre el capital e ingresos" y cargaba (no compartimos) contra las zonas francas y las exoneraciones fiscales.

El aumento de impuestos se concretó, pero no recayó en las inversiones sino en los trabajadores. Tenía razón; primero, el déficit no hay forma que no lleve a más endeudamiento y a comprometer otros gastos y para evitarlo había que aumentar impuestos; y segundo, hay mercados imperfectos, cuyos usuarios pagan las consecuencias.

Gabriela Mordecki hablaba del riesgo de combatir la inflación sin afectar el crecimiento, de un manejo cauteloso de la política monetaria, intentando equilibrar los efectos sobre la inflación versus la competitividad. Decía "si bien el actual déficit es algo elevado, no es preocupante desde el punto de vista de su financiamiento, el país cuenta con una buena aceptación de sus títulos de deuda" y debe "continuar combatiendo la evasión fiscal, mejorando la eficiencia de la recaudación". Coincidimos en cerrar la brecha del déficit pero no en aumentar la base imponible de los impuestos. Uruguay ya muestra un desbalance entre la mejora de la eficiencia recaudatoria y la mejora en la eficiencia de los servicios y la de los factores de competitividad.

En 2013, Protasi señalaba que la competitividad estaba afectada por una elevada inflación en dólares comparada con sus socios y el otro problema era el tipo de cambio. "Hay un problema de gestión del gasto, está creciendo muy por encima del PIB y la deuda crece haciendo compras de dólares que no ayudan y tiene costo fiscal (US$ 720: mil), esta política promueve el hot money y los operadores tienen claro que va a provocar más apreciación". Decía esto llevaba al cambio de portafolio dólares-pesos y que hay que cortarlo, porque sigue deteriorando la competitividad.

Uruguay está caro y el IRPF de hoy limita el ingreso disponible de miles de hogares que, sin créditos que lo mitiguen, tiene la receta para el desastre(4). Esto requiere de acciones del Gobierno: reducir el IRPF en más de un 30%, en varias etapas, corregir la política monetaria-cambiaria, reduciendo las letras de regulación monetaria y controlar seriamente el mercado de tarjetas de crédito.

(1) Denuncias penales sin resolver

(2) De otro modo, mide la inflación de los bienes que se negocian y comercian con los bienes que no se transan en el comercio internacional. Si los costos internos de un país suben más que lo que se paga por nuestros productos y los de otros que se transan en los mercados estamos en un problema si en el resto no pasa lo mismo. Si ese problema lo arrastramos por mucho tiempo se multiplica y se agrava.

(3) Ver El Observador, mar/2013 "¿Usted qué haría con la economía? Diez economistas respondieron sobre tres asuntos claves: inflación, déficit fiscal y competitividad"

(4) A pesar de que el país paga las tasas de interés más bajas de su historia, las personas pagan tasas de usura a las tarjetas de crédito (80% real)

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